Lo que pasa en Cataluña no tiene nada que ver con la libertad. No son las ansias de mayor libertad lo que está empujando a una parte de la sociedad a desear la independencia.
Lo primero que hay que explicar es que este movimiento no nace de la sociedad civil. De hecho lo que vivimos hoy forma parte de un plan elaborado en 1990, el «Programa 2000» (https://www.dolcacatalunya.com/2016/08/documento-prueba-jordi-pujol-diseno-pruses-1990/) por el partido Convergència i Unió (CiU). CiU gobernó Cataluña ininterrumpidamente desde 1980 hasta 2003, bajo la presidencia de Jordi Pujol y del 2010 al 2015 con Artur Mas. Nunca antes del 2010 fue la independencia sujeto de discusión política en Catalunya. Fue el sorprendente giro de CiU hacia el independentismo que lanzó a la sociedad esta alternativa. En las elecciones más recientes la suma de todos los partidos que apoyan la independencia llegó tan solo al 48% de los votos. En una votación no vinculante y no autorizada, organizada por el gobierno de Catalunya en 2014 tan solo un 37% del censo acudió a votar.
Lo segundo que es importante es que los tres partidos que impulsan este proceso son nacionalistas. CiU (ahora llamada PdeCat) que eran hasta 2012 moderados se han unido a los nacionalistas radicales de izquierdas (ERC) y a los anticapitalistas (las CUP).
Es muy sencillo demostrar que sus intenciones nada tiene que ver con dar más libertad a los ciudadanos catalanes. Llevan gobernando esta región de España durante décadas y a continuación desgranamos algunos de los aspectos más relevantes de sus políticas:
El idioma ha sido siempre la principal reivindicación de los independentistas. Pues bien a día de hoy el catalán no tiene ningún obstáculo. Es lengua oficial en Cataluña junto con el castellano, eso significa que toda la administración pública en Catalunya lo usa. Cuenta con múltiples cadenas de televisión públicas donde se usa en exclusiva y privadas donde es el principal idioma. Prensa escrita, multitud de emisoras de radio y medios digitales completan una amplia oferta. La escuela pública o concertada (que es la inmensa mayoría) es exclusivamente en catalán y el castellano es solamente una asignatura más. La difusión cultural en catalán goza de muy buena salud, se editan y traducen gran cantidad de libros en catalán cada año. Es suficiente con darse una vuelta por Barcelona para darse cuenta que el catalán no sufre ningún tipo de opresión.
Uno no puede decir lo mismo con el castellano. Mientras del castellano es sistemáticamente apartado en todos los ámbitos, los padres no pueden educar a sus hijos en castellano salvo que paguen una escuela privada. Los autores culturales no nacionalistas o que usan el castellano son ignorados por la administración, medios públicos o afines. Incluso los negocios reciben sanciones por usar el castellano (http://www.elmundo.es/cataluna/2016/04/22/571a0f33e5fdea08738b457b.html). Algunos organismos afines al proceso no disimulan su verdadera intención si se completa la independencia, prohibir el uso del castellano (http://www.elperiodico.com/es/noticias/politica/grup-koine-manifiesto-catalan-unica-lengua-oficial-5018986)
Según datos oficiales el 95% de la población en Catalunya entiende el catalán, es lengua habitual para el 36% de la población y el castellano lo es para el 50%. (https://www.idescat.cat/economia/inec?tc=3&id=da01&lang=es).
A nivel cultural ya han demostrado su interés por eliminar muestras culturales que no encajen con el ideario nacionalista. Los autores o intelectuales que producen sus obras en castellano o que no comulgan con el ideario nacionalista son apartados de los medios y quedan fuera del generoso circuito de subvenciones públicas. También se han prohibido las corridas de toros, de larguísima tradición en Cataluña, por el simple hecho de considerarlas una tradición «española». A cambio se respetan otras celebraciones con animales simplemente porque las consideran autóctonas.
Desde hace varios años llevan a cabo una tarea de manipulación o directamente de invención de la historia para crear una imagen distorsionada. Incluso se ha creado el «Institut de Nova Historia» (inh.cat) . A través de esta institución se reclama el origen catalán para figuras como Cristóbal Colon, Cervantes, Santa Teresa de Jesús o Leonardo da Vinci.
Pero donde el independentismo se ha esforzado al máximo es tomando los medios de comunicación: creando el medio que emplea más personas de España (públicos y privados) y que necesita €290m cada año y subvencionando medios privados con dinero directo (€13m aprox.) o campañas de publicidad institucional. Creación de entidades que tiene como misión «supervisión» el contenido de los medios como son el CAC, y más recientemente «‘Observatori del Discurs de l’Odi als Mitjans» que vigilará mensajes que generen entre otros, catalanofobia. Este último ya ha seleccionado las víctimas escogidas de su «observación» aquí las podéis ver: http://www.media.cat/discursodimitjans/mitjans/.
A nivel económico los catalanes sufrimos el nivel impositivo más alto de España con diferencia. No es que España sea un paraíso fiscal precisamente. Si de media un ciudadano español trabaja para el estado hasta el 29 de Junio, Cataluña es la comunidad donde sus ciudadanos necesitan más tiempo, hasta el 4 de Julio (fuente: CIVISMO).
Por si fuera en los últimos años hemos conocido que Jordi Pujol está siendo investigado junto a su familia por una fortuna familiar de origen desconocido de alrededor de €3.000 millones.
Por lo tanto no es de esperar que si se lograse la independencia se diera a luz a un proyecto liberal, más bien lo contrario. Estaríamos in duda ante un escenario de menor libertad y en manos de nacionalistas, socialistas y anticapitalistas.
Eso es lo que está en juego en Cataluña. Las ansias de un grupo de partidos nacionalistas y muy intervencionistas por hacerse con el poder absoluto de Cataluña y lograr imponer su visión a la mayoría de la sociedad que hoy no la comparte.
De esto se trata el proceso independentista. Los liberales no podemos apoyar algo así.
Consultor de negocio y asesor financiero de PYMES
Ingeniero y MBA por el IESE.
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