El problema de la verdadera educación
«Una vida sin examen no tiene objeto vivirla para el hombre«
pensamiento socrático que desde la Grecia clásica se nos ha legado a lo largo de los siglos y ha constituido la esencia de la cultura europea.
En estos momentos se tambalean muchos de los principios que han dirigido nuestra forma de organizar el mundo.
El único procedimiento válido para aclarar la compleja situación actual es librarnos de estereotipos y con libertad de opinión a la que tenemos derecho, buscar respuestas haciendo nuestra la doctrina que el filósofo impartió a sus discípulos.
Acercarnos a la noble tarea de la educación nos permitirá responder a varios interrogantes que aparecen cuando cuestionamos el comportamiento de la sociedad en su conjunto.
Educar es transmitir
Educar es transmitir la peculiaridad física y espiritual de la comunidad humana, y en ese proceso la fuente de toda acción y de toda conducta es el hombre, el individuo.
El valor anímico, el ideal de autonomía y la dignidad humana de ese individuo hace posible su aspiración al más alto reconocimiento.
Cuando la sociedad pierde la referencia de que cada uno de sus miembros con la ayuda de la voluntad consciente y la razón está para meditar, participar y propagar el proyecto común, éste se difumina.
No nos puede sorprender si aceptamos el fracaso de nuestro sistema educativo; los informes Pisa y el lugar que ocupan a nivel internacional nuestras universidades, lo indican.
La enseñanza ha caído en manos del sectarismo político, instrumento ideológico, distorsionador de la convivencia y mordaza de la libertad.
Soluciones al sectarismo político
La solución está en buscar alternativas para involucrar a la ciudadanía, y un primer paso obligado es dejar entrar la verdadera instrucción en las aulas, la calidad de los programas, el afán por el saber y la capacidad de crítica.
Hemos de ofrecer a nuestros niños y jóvenes, un modelo de vida en el que se respete el derecho a tomar con libertad las decisiones más importantes de la existencia para conseguir distinguir ideologías totalitarias, para descartar toda ingeniería social proyectada desde el poder.
Las aulas están huérfanas de cualidades como esfuerzo, responsabilidad, disciplina, estudio, compañerismo, respeto y abnegación.
Huyamos del falso igualitarismo por no ser en oportunidades, tan sólo es un igualitarismo en el bajo nivel de formación académica.
El miedo a la libertad es un mal compañero para todo aquel que quiera ser dueño de su proyecto personal.
Es cuestionable que el individuo deba perder su autonomía frente al grupo, a la colectividad pues es la hora de defender los derechos de cada uno para conseguir los de todos.
Pedagogía mediante un sistema educativo continuado
Pedagogía es el ejercicio necesario para mostrar a la ciudadanía los grandes resortes del libre albedrío, y para conseguirlo se ha de instruir mediante un sistema educativo continuado, que otorgue a la escuela la dignidad que merece, la mayor creatividad posible y que se constituya en plataforma de las Humanidades: la Historia, la Filosofía, el Arte…sacándolas paulatinamente de los foros académicos en los que se las ha ido encerrando, para que entren de lleno en el conjunto de la sociedad.
Disciplinas orientadas a hallar respuestas y sobre todo a construir preguntas en una sociedad tremendamente complicada.
En democracia los individuos y las entidades sociales han de ser los verdaderos protagonistas del » ser » de la cultura y en un ambiente de colaboración, sólo los poderes públicos deben establecer el marco de libertad y de estímulo necesarios para garantizar la capacidad de la persona en aras de la creación intelectual, artística y científica, que todo país necesita.
Esforzarnos en ofrecer oportunidades
La consigna válida es esforzarnos en ofrecer oportunidades a los diferentes agentes cívicos para que puedan desenvolverse libremente.
De ahí que, con la Constitución como guía hay que contrarrestar el adoctrinamiento ideológico que desde varios ámbitos públicos se lanza sin tregua.
Los medios de comunicación dirigidos por las instituciones y la escuela, no sólo la pública sino también la concertada, deben ajustarse a lo que dicta la legislación vigente – la libertad de expresión y de enseñanza -( artículo 20 y 27 de la Carta Magna ).
Licenciada en Filosofía y Letras (
sección Filología Clásica ) por la Universidad de Barcelona.
Profesora de Bachillerato. Gran preocupación por los derechos
ciudadanos e intensa colaboración en política y asociaciones
cívicas.
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