Libertad lingüística
La cooficialidad acabaría con la libertad lingüística en Asturias vigente a día de hoy.
En virtud de la misma, el bable pasaría de ser legal a ser obligatorio.
Los asturianos seremos forzados contra nuestra voluntad a estudiar bable.
Hoy el bable es una lengua legal, toda persona tiene la libertad de expresarse en dicho dialecto sin ninguna restricción legal.
La única restricción real con que cuenta el bable es la ausencia de “falantes” y como por las buenas no los hay, los crearán a las malas.
Mala para los bables
La cooficialidad es mala para los bables.
La primera víctima de la cooficialidad serían los propios bables, las distintas modalidades dialectales asturianas, que sucumbirían ante el bable normalizado y de laboratorio de la Academia de la Llingua.
Exactamente lo que pasó en Vascongadas con los distintos vascuences en favor del batúa.
Herramienta política
La cooficialidad utiliza el bable como herramienta política, no como lengua.
Los idiomas son herramientas creados por los hombres para facilitar el entendimiento y la comunicación entre los seres humanos.
En Asturias todos nos entendemos, todos hablamos español y no hay ningún déficit de comunicación social.
Por lo tanto, el bable no opera aquí como una herramienta de comunicación, sino de incomunicación.
El bable levanta barreras, en vez de arramblarlas.
Futuro laboral
La cooficialidad es mala para el futuro laboral de nuestros hijos.
La cooficialidad exigiría el estudio del bable en la escuela y por lo tanto, supondría un coste de oportunidad, ya que el tiempo, el esfuerzo y las energías que nuestros hijos dediquen a ello, será tiempo, esfuerzo y energías que no dedicarán a otras materias que les concedan competencias más útiles en un mundo cada vez más globalizado.
La cooficialidad reduce las salidas labores de nuestros hijos.
Incremento del gasto público y de los impuestos
La cooficialidad supone un incremento del gasto público y de los impuestos.
La cooficialidad lleva aparejados enormes gastos en contratación de profesorado, servicios de traducción, miles de horas de formación y contratación de funcionarios bable parlantes en todas las oficinas de atención al público de todos los organismos públicos en Asturias.
Eso implica un importante incremento del gasto público que tendrá que ser sufragado mediante un aumento de los –ya muy elevados- impuestos.
Deterioro de los servicios públicos
La cooficialidad traería un deterioro de los servicios públicos.
La introducción de la cooficialidad implicaría que el conocimiento del bable sería en unos casos obligatorio para determinadas plazas públicas y en otros casos actuaría como mérito, operando como una barrera de entrada a los profesionales de otras procedencias.
De esta manera, la sanidad pública asturiana vería limitada la atracción de buenos médicos y la universidad de buenos profesores.
Ya no optaríamos a tener los mejores médicos, sino aquellos médicos que sepan bable y lo mismo pasaría en cualquier plaza de la administración pública.
Mala para la economía
La cooficialidad es mala para la economía.
Asturias necesita atraer talento e inversiones, abrirse al mundo, no encerrarse y ensimismarse tras la Cordillera.
Ningún buen profesional, ejecutivo o directivo va a querer venir a instalarse a Asturias sabiendo que sus hijos van a ser obligados a estudiar bable.
Y tampoco las empresas y las multinacionales van a querer instalarse y traer inversiones a una región que da las espaldas al mundo y que crea artificiales barreras sociales.
La semilla del odio
La cooficialidad trae consigo la semilla del odio.
A partir del momento en que se implantase la cooficialidad habrá asturianos de primera y asturianos de segunda, asturianos buenos y asturianos malos.
Los que usan bable y pueden optar a puestos en la Administración y los excluidos.
Los maketos, los charnegos y los butiflers.
Lo hemos vivido en otras regiones de España y conocemos perfectamente cómo operan los mecanismos de exclusión social y sectarismo.
Contra de la asturianía
La cooficialidad va en contra de la asturianía.
Detrás de la cooficialidad se amparan grupos radicales de extrema izquierda y nacionalistas de clara inclinación xenófoba que tienen el mismo proyecto político que los filoetarras de Bildu, los anticapitalistas de las CUP y los secesionistas de ERC.
Detrás se esconde un proyecto para la destrucción de España, lo cual es radicalmente contrario a las esencias asturianas que se sustentan en un profundo amor a nuestra patria común y en el sentimiento de ser “la cuna de España”.
JAVIER JOVÉ SANDOVAL (Valladolid, 1971) Licenciado en Derecho, Máster en Asesoría Jurídica de Empresas por el Instituto de Empresa y PDG por la Universidad Oberta de Cataluña, desde el año 2.000 desarrolla su carrera profesional en el sector socio sanitario. Es Socio Fundador del Club de los Viernes y miembro de la Junta Directiva del Círculo de Empresarios, Directivos y Profesionales de Asturias. Actualmente escribe en El Comercio y colabora habitualmente en Onda Cero Asturias y Gestiona Radio Asturias.
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