El empleo industrial es ahora en Asturias un 3% inferior al de hace ocho años. El índice de producción industrial es, en los primeros ocho meses del año, un 9,8% más bajo que en igual período de 2001 (hace 17 años). En parte, el declive de la industria asturiana responde a tendencias globales (fundamentalmente, la deslocalización hacia áreas con menores costes). También hay cosas que escapan a la competencia autonómica (política energética).
Más allá de cuestiones globales y nacionales, lo cierto es que aquí no se ha hecho todo lo posible para defender la industria regional. Sin embargo, con el anuncio del cierre de la planta de ALCOA han aparecido supuestos “defensores” de la industria asturiana de todos los rincones de la región, incluso los más insospechados.
Lo primero que tenemos que saber es que, como indican los datos anteriores, este no es un tema nuevo. Lo que ocurre es que como ahora ha saltado a la portada de los periódicos, quien debió ocuparse del tema y no lo hizo (el gobierno regional), ahora sobreactúa su preocupación. No cuela.
Por ejemplo, para atraer talento a la industria asturiana, sería conveniente tener un IRPF lo más bajo posible. Sin embargo, este gobierno, que ahora se dice preocupado por el cierre de ALCOA, mantuvo el IRPF entre los más altos de España. Podría apoyarse la industria suprimiendo el Impuesto de Sucesiones, para eliminar esa preocupación de las empresas familiares. Por el contrario, este gobierno es el campeón no solo español, sino europeo, en el impuesto a las herencias. También sería útil para promover la industria regional la eliminación del Impuesto sobre el Patrimonio, para que los pequeños industriales inviertan ese dinero en tecnología y empleo, en lugar de alimentar al elefante burocrático asturiano.
Cualquier reforma que dinamice el comercio (como la flexibilización de la normativa referida a horarios) también implica apoyar la industria regional: un comercio pujante significa una mayor demanda para la industria. Y también se la podría fomentar aliviando la miríada de controles, permisos, autorizaciones, inspecciones, regulaciones y demás aspectos burocráticos que maniatan a los industriales.
Los socialistas que gobiernan Asturias, al igual que los socialistas de todos los partidos, no suelen conocer cómo funcionan las empresas. Por eso, en lugar de aplicar políticas que fortalezcan la industria (menos impuestos y mejores regulaciones), se han inclinado por la terapia que recomiendan para todos los males: ayudas y subsidios del gobierno.
Durante años, los pensionistas, comerciantes, autónomos, funcionarios y demás contribuyentes, financiaron con sus impuestos ayudas públicas a ALCOA. Unos mil millones de euros en diez años. Ahora vemos cómo a la gente le han quitado su dinero para nada. Que se aprenda la lección: si una empresa es rentable, ¿para qué darle ayudas? Y si no es rentable, ¿para qué darle ayudas? En el primer caso, no las necesita; en el segundo, es dilapidar el dinero de la sociedad.
En el fútbol, todos juegan para ganar. No obstante, cuando un equipo “lo da todo”, no suele haber reproches: la gente acepta que perder es parte del juego y que el otro puede hacerlo mejor. En el gobierno es lo mismo. Si la sociedad ve un gobierno diligente, que anticipa los problemas, suele comprender que haya cosas que pueden salir mal. No es el caso de Asturias: este gobierno tiene el “honor” de haber convertido el Principado en la región con menos empresas en relación con su población y ha sido incapaz de revertir su declive económico y demográfico. La salida de ALCOA es el símbolo que pone fin a esta triste etapa de la historia de Asturias. @diebarcelo
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