La vida fiscal y familiar
Se ha hablado mucho de la conciliación de la vida laboral y familiar como uno de los grandes objetivos para mejorar la calidad de vida de nuestra sociedad.
Siempre viene acompañado de iniciativas legislativas en el ámbito laboral, las cuales muchas por su imposibilidad práctica no se aprueban y si se aprueban siempre son a cargo del empleador.
Por ello, el empleador va a tener cuidado en contratar a mujeres con hijos pequeños o en edad fértil.
Las familias
Como imaginarán, se crea una distorsión que provoca mayor tasa de paro femenino y menos salario.
Hasta aquí nada nuevo.
Pero es cierto que existen familias en las que ambos miembros tienen horarios difíciles, o son familias separadas.
También existen autónomos y empresarios que por ser empleadores no pueden disfrutar de los beneficios de conciliación familiar que están obligados a proporcionar a sus empleados.
Una situación familiar
A modo de ejemplo, imaginen la siguiente situación familiar: Un matrimonio con hijos pequeños.
Él es viajante de comercio.
Su conyugue propietaria de un comercio que las horas que está cerrado las dedica a la gestión del papeleo, y cuando está abierto es hasta tarde porque muchos clientes acuden cuando salen del trabajo.
Cuando ambos acaban sus jornadas laborales, están agotados, no han visto a los niños pero todavía tienen que hacer la compra y las labores del hogar.
Así pues, la compra y las labores del hogar las posponen para el fin de semana.
Resultado: Cuando llega el fin de semana tienen que hacer la compra, encargarse de las labores del hogar, planear actividades con los niños y ayudarles en los deberes.
Agotador. Estoy seguro de que conocen muchas familias así.
Buscando soluciones
Si este matrimonio arquetípico toma la decisión de buscar una asistenta que acuda una o dos mañanas a la semana, con la legislación actual deben darla de alta en el régimen general, lo cual ya de por sí es una barbaridad, puesto que si la asistenta trabaja en más casas, debería ser autónoma.
Pero es que además no es deducible, por lo que sus rentas reales después de contratar a la ayudante son menores y sin embargo en el impuesto de la renta pagarán por unas rentas mayores y además en un tramo superior.
Es de entender que personas que trabajan más horas deben tener rentas más altas, y como el sistema es progresivo, a más renta mayor porcentaje de impuestos.
Injusticia fiscal
No he visto medidas efectivas para paliar la injusticia fiscal hacia las familias que por razones de su trabajo nada pueden hacer para conciliar.
Existen algunas deducciones autonómicas que no van más allá de una limosna, un pequeño porcentaje de la cotización a la seguridad social por la asistenta.
En Andalucía un quince por cien de la cotización con el límite de doscientos cincuenta euros.
En otras autonomías, nada.
La voracidad fiscal del estado
En el año 2.014 hubo un debate entre sindicatos y hacienda para que una parte de la cotización fuera deducible, la voracidad fiscal dejó cualquier propuesta en este sentido olvidada.
Pero lo cierto es que no sólo la cotización sino todo el coste de la asistente se traduce en menor renta disponible para la familia y por tanto es injusto no poder deducirse el cien por cien.
Todavía habrá personas, ancladas en la lucha de clases que argumenten que las asistentas son cosas de ricos, pero no, los ricos tienen de sobra como para permitirse las asistentas cuando quieran, sin importarles la deducción.
Conclusiones
Es a las familias trabajadoras, aquellas que producen y más carga impositiva soportan a quienes perjudica esta y muchas otras injusticias fiscales.
Que la asistenta fuera gasto deducible al cien por cien, no sólo contribuiría a una mejor conciliación familiar, también generaría más empleo puesto que más familias se animarían a contratar una asistente y se reduciría la bolsa de fraude tanto en dinero negro como en prestaciones por desempleo.
Pero sobre todo porque sería lo justo hacia aquellas personas que al trabajar más, más contribuyen.
Diplomado en Ciencias Empresariales,
máster en mercados bursátiles y derivados financieros por la Uned. Pequeño empresario.