COOFICIALIDAD: EL INICIO DE UN PROBLEMA MUCHO MAYOR
El señor Carlos Pulgar es el portavoz de la Xunta pola Defensa de la Llingua Asturiana. Una reciente entrevista que concedió a EL COMERCIO es ilustrativa de las consecuencias y riesgos que implica el proyecto de cooficialidad del bable normalizado.
Llama la atención, en primer lugar, una contradicción evidente: se argumenta a favor de la cooficialidad porque “un 62% dice hablar asturiano”, pero al mismo tiempo se dice que “es evidente que la lengua está en peligro” y que la cooficialidad “es una herramienta para intentar salvar la llingua antes de que desaparezca”. O hay muchos hablantes y el bable no corre peligro, o corre peligro porque hay pocos hablantes. Pero no es coherente decir al mismo tiempo que hay muchos hablantes y que la lengua corre peligro.
Cualquier familia tiene en cuenta los costes de sus decisiones. Según cual sea la relación entre sus ingresos y gastos, podrá, por ejemplo, comprar una u otra vivienda, comprar un coche nuevo o usado, irse de vacaciones o no. Tener en cuenta los costes es un elemental principio de prudencia. No es el caso de la Xunta pola Defensa de la Llingua Asturiana: “en el asunto de las cifras no entramos”, afirma su portavoz. Una forma de decir que están dispuestos a seguir adelante con su proyecto cueste lo que cueste. Es decir, sea lo que fuere lo que tengan que pagar los contribuyentes.
Los costes, sin embargo, serían cuantiosos. Por ejemplo, el señor portavoz dice que, “en cuanto a los medios públicos, el modelo que más nos gusta es que haya una plataforma específica para cada lengua, con canal de TV, radio y sitio digital”. Traducido, eso significa una TPA en español y una nueva TPA en bable. En 2016 (último balance presentado), la TPA tuvo pérdidas por 19.569.353 euros. Es razonable suponer que duplicar su estructura costaría a los contribuyentes, más o menos, otro tanto.
Pero además de los costes, que una autonomía en franca decadencia económica no puede permitirse, está el problema mayor: la intención que surge de las palabras del señor Pulgar de imponer el uso del bable. Textualmente dice que “si nuestro objetivo es el bilingüismo en una buena parte de la sociedad, creemos que los alumnos que acaben la ESO deberían tener un conocimiento suficiente para desenvolverse en asturiano de forma oral y escrita, y recibir una acreditación por ello”, mediante “una asignatura o un grupo de asignaturas vehiculares”. “Nuestro objetivo” es el objetivo de la Xunta pola Defensa de la Llingua, no es el objetivo de los alumnos ni de los padres. Cumplir el objetivo del bilingüismo, se quiera reconocer o no, conlleva imponer la enseñanza del bable durante muchos años y hacerlo lengua vehicular en la enseñanza. Y conlleva también la soberbia de creer saber qué es bueno para la sociedad mejor que la propia sociedad.
No dudo de que hay gente que apoya la cooficialidad del bable normalizado con la mejor intención. Gente que cree genuinamente que sería un paso para defender la cultura de nuestra región. Sin embargo, de la entrevista que comento surge que hay otros muchos que apoyan este proyecto por su interés personal. Entre ellos, los que trabajarían en la “nueva TPA” o los que tendrían que enseñar el bable y traducirlo.
“El día siguiente de la oficialidad saldrá el sol o lloverá, lo que toque, pero habrá que seguir trabajando, porque la declaración no vale de nada si después no se desarrolla”, afirma el señor Pulgar. El significado de esas palabras es claro: aprobar la cooficialidad no sería el final del debate y de este conflicto artificial. Al contario, sería el comienzo de un problema mucho mayor.
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