Democraticemos la sanidad
Hoy en día los pacientes estamos secuestrados en un sistema sanitario que nos viene impuesto, sobre el que no tenemos capacidad de decisión alguna y del que no podemos escapar, salvo que tengamos la fortuna de poder permitirnos pagar un seguro médico adicional o sea, de pagar dos veces por lo “mismo”. Eso sí que es un copago. En primer lugar, los políticos nos imponen un servicio obligatorio del que no nos podemos librar y por el que nos cobran más de lo que vale y después, hastiados de su ineficiencia y sus interminables listas de espera –aquellos que tengan la suerte de poder permitírselo- contratan un seguro de salud privado. Muchas personas no pueden afrontar ese seguro médico adicional y quedan atrapadas en un servicio gubernamental que no responde a sus necesidades.
Ante esta situación cabe hacerse varias preguntas ¿por qué no me dejan elegir? ¿hay alternativas a la sanidad gubernamental forzosa y obligatoria? ¿hay sistemas que confieran factores de libre elección a los pacientes? Es posible que se le vengan a la cabeza supuestos modelos o sistemas de países lejanos, de países de esos “neoliberales” que tienen fama de dejar a la gente en la estacada, tirada en la calle y sin seguro médico … pero lo cierto es que no es necesario irse tan lejos, lo tenemos aquí, entre nosotros, en España. Se llama el modelo MUFACE.
El modelo MUFACE es el que disfrutan los funcionaros de la Administración del Estado, un modelo en virtud del cual el funcionario puede elegir cada año si quiere que la asistencia sanitaria se la preste el servicio público de salud o si por el contrario quiere que ésta le sea prestada por aseguradoras privadas a través de los convenios de MUFACE.
Curiosamente los funcionarios -que es un colectivo ciertamente proclive a lo “público”, a los servicios gubernamentales- se inclinan abrumadoramente por MUFACE, por la sanidad privada. En concreto, a nivel nacional son el 80% los funcionarios que optan por la medicina privada. Asturias, que culturalmente es más estatista, las cifras son algo más bajas, pero aun así sigue siendo arrolladoramente mayoritaria la opción de la medicina privada. En concreto, en el Principado el 60% de los funcionarios que tienen derecho a elegir, eligen la privada. MUFACE es un modelo voluntario, testado y de éxito, que cuenta con una valoración muy positiva de los usuarios.
Pese al éxito del modelo, son muchos los que quieren acabar con el MUFACE y Gobierno del Partido Popular está llevando a cabo un estrangulamiento financiero con la intención de acabar con el único reducto existente de libre elección en un servicio público esencial. Un modelo que emparenta -aunque sea lejanamente- con el modelo nórdico de cheque sanitario y con el modelo holandés, que no en vano es el que encabeza la clasificación europea de servicios sanitarios según el 2015 Euro Health Consumer Index (EHCI), elaborado por el Health Consumer Powerhouse.
Pero el presente artículo no versa sobre el eterno debate de qué modelo es mejor, si lo público o lo privado. No se trata de entrar en discusiones tan dogmáticas como estériles. Se trata de algo aun más importante, se trata de permitir que seamos las personas, cada una de nosotras individualmente, las que podamos decidir libremente sobre algo tan importante como es nuestra salud.
Tampoco estamos ahora cuestionando la financiación pública de la sanidad, ni su carácter eminentemente universal, pues MUFACE opera bajo esos mismos y sacrosantos parámetros. Se trataría de universalizar el modelo MUFACE, de permitir que no sólo los funcionarios del Estado tengan la posibilidad de elegir. De extender un modelo que introduzca factores de decisión en el paciente y de competencia entre un abanico amplio de proveedores sanitarios.
No es una propuesta contra nadie, ni contra lo público ni en favor de lo privado, sino a favor de la libre elección de las personas, que apuesta por democratizar la sanidad empoderando a las pacientes para que puedan decidir quién quieren que se ocupe de su salud, para que realmente nos devuelvan nuestro “derecho a decidir”. Porque la democracia no puede consistir en que una mayoría imponga al resto su modelo de sociedad, sino que es aquel sistema que me garantiza poder vivir en libertad.
Y es que, al fin y al cabo, nuestra salud es demasiado importante como para dejarla en manos de los políticos ¿no creen?
JAVIER JOVÉ SANDOVAL (Valladolid, 1971) Licenciado en Derecho, Máster en Asesoría Jurídica de Empresas por el Instituto de Empresa y PDG por la Universidad Oberta de Cataluña, desde el año 2.000 desarrolla su carrera profesional en el sector socio sanitario. Es Socio Fundador del Club de los Viernes y miembro de la Junta Directiva del Círculo de Empresarios, Directivos y Profesionales de Asturias. Actualmente escribe en El Comercio y colabora habitualmente en Onda Cero Asturias y Gestiona Radio Asturias.