(Publicado en lagaceta.es)
A los que creemos en el ser humano individualmente considerado, con independencia de su raza, ideología, profesión o sexo, observamos impotentes con horror, cuan peligroso es el colectivo organizado para imponer su ideología a los demás, y hasta qué punto el ser humano en un grupo puede ser despiadado e inmisericorde. Y hablo de grupo porque estas atrocidades no son posibles sin el colectivo organizado en la violencia y con un claro objetivo de imposición ideológica.
Desde occidente nos ciegan los actos brutales que los propios asesinos cuelgan en internet y no nos damos cuenta que el arma secreta del Estado Islámico es la expulsión masiva de personas de los territorios en los que se asientan y que actualmente se hace visible en Europa.
Estos grandes movimientos poblacionales, este año se estima que procedentes de las zonas en guerra lleguen a Alemania casi un millón de personas, no se han visto desde la Segunda Guerra Mundial en Europa. Estas personas huyen de una muerte segura, por lo que es absolutamente normal que hagan todo lo posibles para proteger a sus hijos y familiares.
Las consecuencias de estos desplazamientos poblacionales, ya las estamos percibiendo en Europa, con la inestabilidad política para el reparto de pequeñas cuotas de asilo, con la quema de albergues para inmigrantes, con el ascenso de la extrema derecha en Francia y con un enfrentamiento aun larvado entre los cómodos ciudadanos Europeos y los desesperados emigrantes.
Si Europa no canaliza adecuadamente esta situación, y no me refiero a limitar libertades, como la libre circulación de personas intraeuropea, pues sería otro éxito del ISIS, el éxito del Estado Islámico será haber conseguido una desestabilización política y social en Europa como no se conocía desde la última guerra mundial.
Así pues, las personas huyendo de la zona en conflicto y no los muertos, son el verdadero arma de ISIS, que por su tamaño y capacidades militares nunca podría enfrentarse directamente a una Europa dentro de la OTAN organizada bélicamente.
Europa debe reaccionar e intervenir directamente en la zona controlada por el Estado Islámico y eliminar físicamente esta amenaza, por el bien de los residentes en esa zona, por el bien de los emigrantes que recibe Europa y por el bien de la propia Europa que muy probablemente de no atajarse esta crisis migratoria por la vía apuntada acabará suponiendo una crisis sin precedentes en nuestros pacíficos y ordenados países.
Para finalizar quiero dejar una reflexión para su análisis, pues esta estrategia de ISIS, enfocada al desplazamiento poblacional puede acabar afectando muy seriamente a España, pues si bien y dada la lejanía de Siria y Líbano, nuestro país no esta sufriendo las presiones migratorias del Este de Europa, ¿qué sucedería si el ISIS avanza hacia Marruecos y el movimiento poblacional se produce en Marruecos? ¿seríamos capaces en España de acomodar a un millón de refugiados?¿se imaginan ustedes las tragedias en las vallas de Ceuta y Melilla con niños, y no sólo adultos como vemos ahora, llorando y trepando por las vallas?
Occidente se ha manifestado como el gran cobarde del Siglo XXI, ha querido mirar hacia otro lado, pero es el otro lado el que nos persigue con la mirada y hasta que no se actúe con contundencia en pos de la eliminación física de Estado Islámico, con todos los medios a nuestros alcance, la situación se seguirá agravándo hasta límites que no somos capaces hoy de prever.

Licenciado en Ciencias Económicas, Licenciado en Derecho, Postgrado en Finanzas por la Universidad de Wisconsin. Trabajó en Morgan Stanley, como director de empresas participadas de importante family office. Autor de publicaciones relacionadas con el mundo financiero. Actualmente es socio fundador y mayoritario de despacho de abogados con sedes en Asturias y Valladolid cuya especialidad son las reestructuraciones empresariales.
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