La huelga fue un fracaso y la manifestación un éxito. La manifestación del 8M, ha sacado a muchas mujeres a las calle, pero la huelga las mantuvo en su puesto de trabajo. A diferencia de las huelgas de hombres, las mujeres atendieron sus obligaciones laborales y se manifestaron después. Obviamente, hay cosas que las mujeres hacen mejor que los hombres. Muchas más de lo que algunos creen. Yo confiaría el cuidado de mis dos hijos a cualquier mujer, pero no a cualquier hombre.
La huelga fue un fracaso, pero la manifestación un éxito. Cuando convocas una huelga de mujeres, para defender principios comunistas, es lo que pasa. Las mujeres, mucho más responsables de los hombres, primero cumplen con sus obligaciones y luego se manifiestan. Al revés que los comunistas, que primero se manifiestan y luego, a lo mejor, cumplen con sus obligaciones. Muchas mujeres comprendieron la trampa política y no asistieron a la manifestación. Comunismo y feminismo, combinan muy mal. Utopía, frente a pragmatismo. Y funciona mucho peor cuando, superado el yugo masculino, unas mujeres tratan de imponerse a otras. Comunismo feminista, el no va mas de la incongruencia.
La huelga feminista del 8M, no detuvo el mundo, porque la mayoría de las mujeres es más responsable que la mayoría de los hombres. El propio manifiesto era un despropósito. Una macedonia de cosas inconexas, sin base histórica o económica y muy alejado de la mujer de hoy en día. Consignas como la defensa de la diversidad sexual, en la que la heteresexualidad es marginada, pese a ser lo más habitual. Donde se denuncia el uso del cuerpo de la mujer como reclamo, pero FEMEN es idolatrado articulando su reivindicación enseñando los pechos. Un manifiesto en el que se pide la soberanía alimentaria de los pueblos, se vincula heteropatriarcado con capitalismo o se proscribe el neoliberalismo. En fin, un panfleto comunistoide, un cacao maravillao.
Sólo los países donde impera la libertad económica es donde la mujer ha podido desarrollarse socialmente. El único país donde existe igualdad de derechos es Corea del Norte, donde hombres y mujeres no tienen ningún derecho. El mercado ha traído más libertad a las mujeres que cualquier gobierno del mundo y menos aun si hablamos de los comunistas. El empresario, o empresaria, pretende la satisfacción de su cliente, con independencia de su sexo y ahí está una parte de la evolución social de la mujer.
La soberbia de la izquierda excluyente, no ha valorado, los logros históricos del feminismo. La mujer ha logrado más con su lucha individual hasta hoy de lo que le darán los grupos feministas radicales. Pero los nuevos salvadores, pretenden hacernos creer que con ellos ha nacido la reivindicación feminista.
Hace más la lucha del día a día en nuestro entorno social, que una manifestación. La estrella fugaz es un entretenimiento, frente a la pálida estrella polar.
El manifiesto 8M no era un reclamo para la igualdad de oportunidades y la libertad. Era un programa político de izquierda radical, para decirle a las mujeres como deben ser. No olvidemos que la izquierda radical, está obsesionada con la destrucción del capitalismo, que vincula con la familia, a la que identifica como su célula básica de consumo, de forma que destruyendo a la familia popular, mediante la confrontación de sexos, se lograría, supuestamente, la destrucción del modo de vida capitalista. No me lo invento yo, sólo hace falta leer a los líderes ideológicos de los convocantes.
Los agitadores profesionales, vinculados mayoritariamente a la izquierda y a los sindicatos, han salido a la calle para manifestarse en favor de dos colectivos, que viven el mejor momento de nuestra historia reciente. Primero fueron los pensionistas y ahora las mujeres.
Nunca antes en nuestro país, se había gastado tanto en nuestros mayores y nunca antes en nuestro país, la mujer había logrado las cotas de responsabilidad, progresión profesional y reconocimiento social que ostenta hoy. Un país que tiene las menores tasas de violencia contra la mujer de toda Europa, incluidos los países nórdicos, y donde la brecha salarial más se ha reducido. ¿Dónde estaban estos agitadores en tiempos de Zapatero, cuando todas las estadísticas eran peores que hoy?. Una brecha salarial calculada a granel, sin analizar el fondo del problema. Nadie se cuestiona que 9 de cada 10 muertos en accidente laboral son hombres, o que el 80% de los suicidios en España son varones.
Hoy, la mujer en España, ya es poderosa. Por eso triunfa la manifestación y no la huelga. Tenemos ministras, alcaldesas, abogadas, ingenieras, profesoras, juezas, fiscales, políticas, consejeras generales y empresarias. Todas ellas lo han logrado en menos de dos generaciones, sin cuotas, con enorme esfuerzo y sacrificio. Un sacrificio que pretenden capitalizar los grupos extremistas, que llegan cuando las mujeres ya lo han logrado. En el peor de los casos, empañarán lo logrado por esas mujeres que triunfaron por su valía.
La libertad de la mujer lo es en ausencia de machismos, pero también de feminismos dictatoriales. Una libertad, cuyo mayor enemigo es el incremento en el peso del estado que desean imponernos los convocantes de la marcha.
Los hombres no tienen consejos mundiales para hacerle la vida imposible a las mujeres. Ningún empresario paga un 30% más a un hombre, por hacer lo mismo que una mujer. ¿Quién sería el estúpido que se arruinaría de esa manera?. Si como dicen los convocantes, el empresario, es especulador y sólo busca el beneficio ¿Cómo se explica que rechace supuestamente a las mujeres, que teóricamente tienen un menor coste salarial?.
Los hombres vivimos rodeados de mujeres, las mujeres viven rodeadas de hombres. Vivo con una mujer fantástica, soy padre de una mujer y de un hombre, tengo una madre que es mujer, amigas mujeres, una suegra que es mujer, compañeras de trabajo que son mujeres, y a todas ellas les deseo la misma libertad y oportunidades que a los hombres. Se lo desean la mayoría de los hombres. Quiero que mis dos hijos, mujer y hombre, se desarrollen en libertad y con igualdad de oportunidades, sin que uno se vea sometido a las imposiciones de género del otro.
Algunos quieren vernos divididos en bloques antagonistas. Son los mismos que han tratado de enfrentar a los de abajo con los de arriba, a los obreros con los empresarios, a los jubilados con los trabajadores. Son también los que ahora pretenden enfrentarnos a hombres y mujeres. No lo conseguirán, afortunadamente luchan contra la naturaleza, el amor y las ganas de hacer el bien de hombres y mujeres, que se saben libres e iguales.
Licenciado en Ciencias Económicas, Licenciado en Derecho, Postgrado en Finanzas por la Universidad de Wisconsin. Trabajó en Morgan Stanley, como director de empresas participadas de importante family office. Autor de publicaciones relacionadas con el mundo financiero. Actualmente es socio fundador y mayoritario de despacho de abogados con sedes en Asturias y Valladolid cuya especialidad son las reestructuraciones empresariales.
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