En magistral escrito, Final de un ciclo político señala el profesor Eduardo Mackenzie: “El fin del ciclo abierto en 1991 queda a la vista de todos. Ese acontecimiento y lo que acabamos de ver con la detención del expresidente y senador Álvaro Uribe, muestran que el país debe poner fin a la escalada subversiva y emprender, al mismo tiempo, un proceso de revisión constitucional de fondo. Solo medidas de ese alcance pueden impedir que triunfe sobre las mayorías nacionales el objetivo de una minoría fanatizada: la degradación hacia el socialismo revolucionario, o comunismo del siglo XXI.”
Columnistas de fuste y estadistas de la talla de Uribe Vélez han advertido, en todas las formas, sobre el peligro que se cierne sobre nuestra amada Nación en las elecciones de 2022. Los defensores a ultranza del comunismo, ocultos bajo los remoquetes de “progresistas”, “pluralistas” o de “fuerzas alternativas”, se aprestan a conquistar el favor de las masas apelando a utópicas promesas como la de la renta básica universal, a sabiendas de que no está el Estado colombiano capacitado para sufragarla.
Los tiene sin cuidado utilizar el engaño al electorado, la estigmatización de sus enemigos o la incitación a la violencia o a la desobediencia, pues todas esas son formas de lucha de recibo en las cartillas comunistas para la toma del poder.
Pero en 2022 confluyen factores que deberán preocupar seriamente a los colombianos. Estamos presenciando a diario la utilización del omnímodo poder de la dictadura judicial para sacar de la arena política a quienes, como Álvaro Uribe, podrían oponerse a sus malévolos designios. Se intenta, tanto en el Congreso como en los medios infestados del “farc-santismo”, emascular y neutralizar a las Fuerzas Armadas, para remover otro de los obstáculos en la ruta hacia el poder.
Los presupuestos de las tres principales ciudades del país, ahora en manos de radicales amigos de la izquierda, más la inmensa fortuna de las FARC y los rendimientos del floreciente negocio de la cocaína, alimentarán a chorros la campaña del socialismo del siglo XXI.
Súmese a este dantesco cuadro, la confabulación de los medios infiltrados por el “santismo” y la “socialbacanería” y la apatía de un gobierno indiferente por la suerte de su partido y por el futuro de sus gobernados .
No nos queda otro camino que armarnos de valor y lanzarnos a la lucha por el poder. Convirtamos la elección de Congreso en un verdadero plebiscito y votemos por quienes estén dispuestos a devolver al pueblo la decisión que le robaron en el plebiscito. Elijamos un Presidente con carácter para abolir ese humillante acuerdo de “impunipaz” y para emprender la reforma de la Justicia, la erradicación del narcotráfico, la corrupción y el terrorismo.
Eso es lo que pretende ALIANZA RECONSTRUCCIÓN COLOMBA, movimiento ciudadano independiente para salvar a Colombia. La Patria pide ahora tu esfuerzo pero te recompensará ampliamente con un futuro de seguridad, justicia, prosperidad económica y bienestar para ti y tu familia. La otra alternativa es caer en las garras del castro-chavismo, que seguramente se aferrará al poder en los próximos 40 años. ¡RECONSTRUCCIÓN O CATÁSTROFE!
Doctor en Derecho y Ciencias Políticas de la Universidad de Antioquia (Medellín). Estudios de Planeación del Desarrollo (IULA, La Haya) y Administración de Empresas (Eafit, Medellín). Ha desempeñado los cargos de Juez Municipal (Palmira), Jefe de Instrucción Criminal y Vigilancia Judicial de Antioquia, Procurador de Distrito Judicial de Antioquia, Secretario General de Empresas Departamentales de Antioquia, Secretario General de la Gobernación de Antioquia, Secretario de Gobierno Departamental y Gobernador encargado de Antioquia, Fiscal Seccional, Presidente de Asociación Colombiana de Empresas de Servicios Temporales, Director de Asotauro, gerente de relaciones industriales, asesor jurídico y gerente general de varias empresas privadas. Es autor de las obras “Reconstrucción nacional” y “Vademecum jurídico” y columnista de varias publicaciones virtuales.
Deja una respuesta