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(…) Nuestra apuesta por la sociedad civil promovería también tanto la independencia de los golpes oportunistas y vaivenes de los políticos como la responsabilidad, de la que alguna carencia tenemos al haber confiado demasiado al ente estatal (no sería, por tanto, necesario acusar de todo a los políticos). Por ejemplo, cuando en 2012, la Junta (Gobierno) de Extremadura decidió reestructurar el mapa de las urgencias sanitarias (Puntos de Atención Continuada), siendo el resultado las reducciones de horarios de las mismas, que en absoluto es algo plausible, con menos razón aún cuando se despilfarra en privilegios políticos, subvenciones a asociaciones y partidos, y subsidios. Ahora bien, la sociedad civil podría haber promovido la configuración de un servicio low cost, aunque hubiese habido que mostrar gestos de caridad hacia familias con cierto nivel de renta, sin esperar a los momentos de los cambios que a lo largo de la anterior legislatura hizo el PP y, a lo largo de esta, el PSOE. Pero como es tan profunda esa mentalidad de confianza en el estado, pues era lo más deseado la reapertura por parte de la administración autonómica. Luego, si la sanidad fuese gestionada por empresas privadas, siempre se respondería en base a criterios objetivos de eficiencia así como a la relación coste-beneficio, pero sin tener que culpar nada más que a la empresa según sus servicios. Pero no solo hablo de la sanidad ni exclusivamente del caso de las urgencias nocturnas, sino de cualquier otro campo. Si se tuviere que construir una carretera o un parque, se haría pensando esa correlación previamente mencionada, así como en su utilidad, en vez de tener que pensar en el oportunismo electoralista o esperar a subvenciones cuya cuantía tiene una variación que depende del partido que gobierne la institución responsable. Incluso podríamos sacar mayores beneficios si tuviésemos la titularidad de muchos palacios y monumentos, ya que se puede compaginar la conservación patrimonial con la explotación, por ejemplo, construyendo un restaurante o un hotel, lo cual podría mejorar más aún la valoración general. (…)
ÁNGEL MANUEL GARCÍA CARMONA (Retamal de Llerena, Badajoz, 1996)
Estudiante del Grado en Ingeniería Informática en la UDIMA. Anglo, franco y estonioparlante. Liberal-conservador. Aficionado a la fotografía y a la programación.
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