Desde las pasadas elecciones autonómicas del 24 de mayo del pasado año, son varias las alcaldías de ciudades como Madrid que están bajo el control de Podemos en cualquiera de sus variantes. Antes de empezar es preciso recordar que, en la mayoría de los casos, su presencia se explica por la irresponsabilidad del PSOE, que se marcó como objetivo arrebatarle dichas plazas al PP, entregándoselas a la formación morada por total despecho.
En los últimos meses, personajes como Manuela Carmena o Ada Colau han protagonizado varias portadas por sus polémicas decisiones: desde autorizar un día para asistir a la piscina pública sin bañador hasta permitir altercados en la ciudad e impedir a su vez que los Mossos d´esquadra actúen con plenos poderes. Sin embargo, no es mi intención ponerme a analizar la importancia de estas populares y “vitales” medidas para el desarrollo de la sociedad.
Ciertamente, su manera de gobernar, tomar medidas inmediatas y no ser capaces de mirar con perspectiva las repercusiones de dichas decisiones es, cuanto menos, preocupante. Gobernar no es fácil; gobernar para la mayoría, menos. Por tanto, la gestión de Manuela Carmena y adláteres tienen un mérito igual o inferior a cero. Desde luego, se puede legislar y dirigir un país para acallar quejas, quedar bien delante de la prensa y evadir todo tipo de criticas; gobernar pendiente de las posibles consecuencias de las medidas que se toman, arriesgándose a recortar cuando es necesario, con todo lo que eso conlleva, y aguantar el peso mediático y la oposición, eso ya no es tan fácil.
Es curioso ver cómo la gente aplaude, sin ningún tipo de conocimiento real, la manera de gobernar de la señora Carmena. Digo que es curioso porque con total seguridad, es misma gente que ahora aplaude esta gestión, en las siguientes legislaturas se dedicarán a criticar sin tapujos la manera de actuar de los próximos dirigentes. Y es muy posible que esto suceda, pues si la gestión de un ayuntamiento se basa en tomar medidas populistas que contenten, en un principio, a sus votantes, pero no se preocupan por la situación a la que llevan a la ciudad, los próximos dirigentes tendrán que asumir el papel de “malos” e ir reparando todo aquello que la mala gestión anterior dejó a su paso.
Y esto pasará en Madrid, sí, en la capital de España. Pasará porque mientras que la señora Manuela Carmena está ocupada autorizando un día sin bañador en las piscinas públicas, la patronal de empresarios (CEIM) le muestra su descontento por su ineficiencia, pero son dejados de lado completamente. Estos piden que la alcaldesa se comporte a la altura de las circunstancias y que se tome en serio su papel en todos los campos que dependen del ayuntamiento. Haciendo referencia a la subida arbitraria del IBI, la mencionad organizada, las ventas ambulantes y la escasa protección contra los robos que hay en la capital. ¿Es esa una buena gestión? No lo parece. Y si este es el modelo del “cambio” que únicamente va a llevar a cabo medidas superficiales para desviar la atención de todo aquello que no funciona creo que, en vez de un cambio, es un grave retroceso.
Situación no muy distinta la de Ada Colau, quién la ha visto y quién la ve. Lejos queda ya su foto en primera fila contra los desahucios. Analicemos la situación de Barcelona: malentendidos con los inversores extranjeros, problemas con las cadenas hosteleras, caso omiso a los que piden que se detenga la venta ambulante que tanto daño hace a las PYMES (gracias a las cuales el comercio en
España se está reactivando), y un largo etcétera. Por no hablar de la situación, ya mencionada, de los Mossos d´esquadra, que han quedado inutilizados por la alcaldesa y cuya función contra las protestas de los okupas es servir únicamente como muro de contención. Repito, menudo gobierno del “cambio”.
Como se puede ver, esta situación es preocupante, porque puede que en un futuro el máximo representante de “La sonrisa de un país” llegue al gobierno. ¿Y entonces qué pasará? Seguramente algo no muy distinto a lo que estamos viendo en Madrid y Barcelona, sus políticas sociales son maravillosas en grandes rasgos; pero una ciudad, y mucho menos un país, no se dirige sólo a base de dichas políticas, quedar bien en las redes sociales no lo es todo. Hasta ahora hemos visto lo que puede hacer esta formación a pequeña escala (teniendo en cuenta que estamos hablando de las ciudades más importantes de España), espero que no sea necesario que toda España compruebe que con la mirada puesta en el aquí y el ahora no se pude dirigir un país. Para más información, recomiendo leer el programa electoral de Unidos Podemos, puede que ahí encuentren la razón de existir del famoso discurso del miedo.
Estudiante de Filosofía y Periodismo en la Universidad de Navarra. Está especialmente interesado en el periodismo internacional, sector al que le gustaría dedicarse en el futuro de manera profesional. Mientras tanto, escribe en artículos en su blog personal, pequeños relatos, lee todo tipo de libros que le recomiendan y hace vídeos para YouTube. Es también colaborador de Columna2. Respecto a la política, prefiere llamar a las cosas por su nombre.
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