Los socialistas de todos los partidos gustan intoxicar a la gente repitiendo, tal como haría Goebbels, que “la banca siempre gana”. Es una evidente mentira. Si fuera así, Banco Popular no habría caído en situación de inviabilidad y no habría tenido que ser comprado por el Santander, por mencionar un ejemplo reciente.
Esos mismos socialistas suelen añadir que “la ciudadanía pagó el rescate a la banca”. Otra mentira. Ningún banco fue rescatado en España. El rescate fue a las cajas de ahorro, que estaban dirigidas, precisamente, por políticos y sindicalistas. En rigor, los bancos fueron un elemento estabilizador, pues compraron deuda del Tesoro cuando nadie la quería. La presidenta de Andalucía, Susana Díaz, añadió hace poco que los bancos “no devolvieron ni un euro” del rescate. Otra falsedad. La venta de acciones de Bankia y el cobro de dividendos permitió recuperar hasta ahora unos 2.800 millones de euros. Además, las entidades rescatadas llevan pagados muchísimos millones en impuestos, cotizaciones y salarios, que también deberían contarse entre lo que están devolviendo.
El último episodio de intoxicación contra la banca se vivió con el lamentable y confuso accionar del Tribunal Supremo en torno a quien debe pagar el Impuesto de Actos Jurídicos Documentados al contratarse una hipoteca. De paso, esto permitió ratificar cuál es el respeto de los socialistas de todos los partidos por las instituciones y la división de poderes, al llamar a manifestarse contra el TS. La verdad es que el IAJD siempre lo pagará el cliente, sea ingresando él mismo su importe o, indirectamente, a través de un tipo de interés mayor.
Llama la atención, o no tanto, que los mismos que ahora claman contra el TS y la banca a cuenta del IAJD, hayan subido ese impuesto a los ciudadanos de las regiones que gobiernan (caso Andalucía y Aragón). Pero ya se sabe: para los socialistas de todos los partidos, la verdad es una herramienta maleable en aras de objetivos mayores.
La política económica temeraria de ZP y sus ministros Solbes y Salgado derivó, entre otras cosas, en que la deuda privada se disparara. En gran medida, esa deuda está constituida por créditos bancarios. La crisis es la historia del duro proceso de reducción de esa deuda.
En 2008, los créditos bancarios al sector privado eran de 1,9 billones de euros. Ahora son 1,2 billones, 36% menos. Si la actividad esencial de la banca es prestar dinero, es evidente que su negocio no ha ido bien estos años. Eso lo ratifican sus balances, que ningún dirigente socialista debe haber mirado jamás. De unas ganancias de 25.000 millones de euros en 2007, se pasó a unas pérdidas de 3.900 millones en 2017. ¿Es esa la evolución de los resultados de un sector que “siempre gana”?
No nos engañemos: detrás de la intoxicación contra la banca subyacen los delirios antisistema de la izquierda radical, la misma que sueña con nacionalizar los bancos y los “sectores estratégicos”. Delirios que son alentados por la torpeza estratégica de un PSOE que parece no saber hacia dónde va.
Todos los demás sabemos que, para alcanzar una sociedad próspera e inclusiva, los bancos son imprescindibles. @diebarcelo
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