Más libertad
No queda demasiado tiempo para que la Ley me permita votar, pero no sé si lo haría.
Se trata de algo que deseamos todos fervientemente con esta edad, pues creemos que nuestro voto servirá para algo bueno; sin embargo, cuando uno estudia un poco y es realista, llega a la conclusión de que es más probable que le toque la lotería a que su voto sea decisivo.
Menos política
Una de las causas de mi indeterminación es ver cómo, desde hace más de ocho meses, la mayoría política no ha hecho más que maquinar la mejor manera de captar prosélitos para, así, intentar garantizar una legitimidad para gobernar nuestras vidas que nunca conseguirá.
Veo a personas hablar de política en general y de partidos, y lo que reconozco es un mensaje claro a favor de la imposición de unas ideas sobre otras.
¿Y eso?
Con el fin de convencer al otro de que la propuesta de uno es mejor que otras para regular la vida ciudadana.
Qué horror.
Libertad individual
¿Y qué sucedería si abandonamos el afán de sobreponer el interés del partido –o del propio Estado– al del individuo?
¿Y si vemos qué hay más allá de las pancartas y los lemas?
¿Seríamos capaces de hablar de… libertad sin disimulo?
Todos dan por sentada la libertad, cuando hoy en día está en juego por muchos –demasiados– motivos.
Qué error.
Y es que, los que nos sentimos extramuros del consenso socialdemócrata que impera en este país y de las nuevas voces populistas, debemos hacernos notar y hacer resistencia intelectual.
Rondal Reagan y la defensa de libertad individual
Ronald Reagan ya nos dejó claro que «la libertad no está a más de una generación de extinguirse. Debemos protegerla».
No creo que sea el mejor de los momentos para olvidar, de dejar a un lado la Historia, de profundizar en el análisis de lo que fuimos una vez, qué papel desempeñó el ser humano tiempo atrás y qué somos ahora.
Pienso, reflexiono y siempre, de un modo u otro, llego a la conclusión de que si los individuos, las personas, tenemos algún derecho intrínseco a nosotros… es el de la libertad.
Me sucede a menudo cuando estudio.
Necesitamos más libertad.
En defensa de más libertad
Un cambio puede desembocar en tres situaciones: la primera, en algo nefasto; la segunda, en un cambio que realmente no lo es y deja las cosas tal y como están; y, la tercera, en un cambio de verdad, que respeta lo mejor de lo anterior y modifica todo aquello que debería ser transformado.
La primera que he dicho es la más habitual y la Historia, desgraciadamente, está repleta de ellas.
Con respecto al segundo «cambio», porque en verdad no lo es, puede que haya gente que disienta de su existencia.
Mientras tanto, la tercera y última situación es la que importa, la que brilla y, también, la más compleja.
Por lo tanto, tal y como ya dije una vez en torno a esto, apelo a ese cambio progresista, el que toma como bandera la libertad bien medida, ética y fiel.
Siempre me gusta dejar claro esto.
Y a todo esto, ¿a quién votar?
No lo sé, porque parece que a la clase política le da miedo hablar de esto tan vital, la libertad.
Estudiante del Colegio Virgen de Gracia, bailarín y
joven liberal
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