El silencio de cada tarde se ha vuelto denso, desde hace ya muchas…. Un ladrido ronco se escapa como grito de una libertad añorada, amordazada. Una campana lejana dobla, partiendo el aire y entonces empieza un susurro aplaudido creciente, vacuo, que acalla minutos, distrae al tiempo y calma conciencias.
Mi reclusión es un cielo gris, agradeciendo que el día se pinte de plata, como si supiera del dolor de muchos, del llanto ahogado, de miradas esperanzadas que se tornan tristes o se apagan para siempre. Me recluyo en el silencio que todo lo paró un día, y observo la vida desde una ventana que mira al pasado, por desandar los pasos, por recuperar ilusiones, por ilusionar a la esperanza.
El aire se hace denso. No se escuchan gritos alegres de futuro en el parque. Algún cristal se antoja pintado cual arco iris, adormeciendo el momento de los que le miran. Cae la tarde. Manos distantes rasgan el momento. Sonidos apartados suenan cual lamento, mientras aquel que se erigió para ganar la batalla, traiciona a los dignos, entrega a los débiles y desacredita a los muertos.
Desempolvo antiguas fotos guardadas en el cajón de la memoria. Fotos en blanco y negro que muestran sonrisas, cariños, esperanza. Transmiten sueños, valores, esfuerzo. Paradójicamente cuando algunos dicen que ahora la vida era de color, se alza la bandera ideológica en la que debes creer, más tenebrosa que nunca. Un discurso vano, atisba dudas, vislumbra el desastre, y juzga al que cuestione la estrategia cuestionable. No hay lugar para la sensatez, todo vale, el mando obliga, mientras aquellos que les levantaron caen doblegados, solos, desasistidos. La catástrofe tiñe la vida. La ocultación domina la palabra, y la verdad se oculta tras incongruentes frases que hieren de muerte la realidad. Marionetas movidas por hilos de tragedia balbucean ideas llenas de maldad y el denostado discurso encubre frustraciones pasadas que la Historia no perdona, y su historia disfraza bajo una estupidez psiquiátrica.
Ahora que la reclusión se ha transformado en libertad, la opresión en seguridad, la persecución en evidencia, la esclavitud se puso la máscara liberticida y la paz se llama guerra, se corrompe el lenguaje, sentando las bases para la descomposición de la vida y de la dignidad del individuo. Un ambiente de manipulación absolutista, llena el éter de desinformación totalitaria, disfrazando la dictadura de democracia, y la entereza de desfachatez. Como decía Felix Schlayer “la elección entre lo “rojo” y lo “blanco”, en España, es mucho menos un asunto de política una cuestión moral”. Mas por aquel entonces la semilla empezaba a germinar y herederos ideológicos extremistas de antaño, transforman ahora el escenario a su antojo, para convertirlo en la oportunidad anhelada que dispute la democracia.
Es esta ausencia de respeto por los muertos, la burda manifestación del absoluto desprecio por los vivos, imponiendo un estado anímico al pueblo prisionero, que sometido al yugo de la incertidumbre, abre la ventana al cataclismo futuro, aplaudiendo ocurrencias de bufones que les lanzan al abismo, pero que hoy, todavía hoy, les perdonaron la vida.
No, no rompas mi silencio pretendiendo acallar la conciencia del que respeta a los que se fueron, mientras tu indiferencia los convierte en números que rellenan una ficticia estadística que destruye en el poder cualquier atisbo de nobleza.
No, no rompas mi silencio, que mi silencio dice lo que tus palabras esconden, mientras maquillas el gesto, adornas intenciones e impones la moral de la perversión, sin el menor atisbo de arrepentimiento. Errar es de humanos y rectificar de sabios, pero sin lo primero difícilmente se puede dar lo segundo, pues no se pertenece al género humano solo por un hecho biológico, sino por tener humanidad, la misma que te hace sentir afecto, comprensión, solidaridad o dolor como propio, y compartir sentimientos con tus semejantes, y no a vivir en el puro narcisismo.
Gobernar es una labor noble, generosa, que bien hecha, honra a quien la realiza y ensalza al pueblo al que gobierna. Traicionar es de canallas, engañar a todo un pueblo es de sicarios, privarles de su libertad y doblegarles a una moral impuesta, es alta tradición, que debería ser juzgada en un tribunal de guerra, puesto que en ella estamos ¿No es así Sr. Presidente? Sin embargo, en el poco tiempo que lleva en el cargo, que se nos está haciendo eterno, cada día es la demostración clara, burlona, grotesca de lo que no se debe hacer, y como hundir a un pueblo en la más absoluta miseria, siguiendo un plan comunista-bolivariano en el guiñol de Iglesias.
No, no rompas mi silencio, que tu ruido innecesario lleno de sátira trasnochada, demuestra con creces como convertir esta que ayer fue una gran nación, en un interminable cementerio, donde no hay rezos, ni flores, ni culto, ni honra….
No no rompas mi silencio…..ESPAÑA DEP
En homenaje a todos los caídos en esta crisis. Conocidos, reconocidos y desconocidos todavía, pero de los que sin duda sabremos en un futuro cercano.
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