Once días después de que Arnaldo Otegi saliera de prisión tras cumplir 6 años y medio de condena por tratar de reconstruir la ilegalizada Batasuna (brazo político de ETA), EH Bildu, en un acto de prepotencia como a los que nos tiene acostumbrados la Generalitat catalana, le nombró públicamente candidato de cara a las próximas elecciones autonómicas, materializando la estrategia de una izquierda abertzale que desde hace años va a rebufo del nacionalismo catalán.
Otegi, que se incorporó en ETA en 1977, ha sido encarcelado por enaltecimiento de terrorismo y secuestro, quedando libre de la condena de otros dos secuestros por falta de pruebas. Este angelito, cabeza del aparato político/ideológico de ETA, pretende liderar una vez más la independencia vasca. Esta farsa, que no tiene ni pies ni cabeza, se lleva a cabo aún a sabiendas de que pesa sobre él una inhabilitación para cualquier cargo público y sufragio pasivo hasta el año 2021. La Fiscalía le ha remitido un informe a la Junta Electoral informándole de la ilegalidad que supondría la presencia de Otegui en una lista electoral. Por otro lado, el PP, Ciudadanos, y UPyD han anunciado que van a recurrir la candidatura de Sortu ante la misma Junta Electoral, pero una vez más, el PSOE vasco, al igual que ocurre con el PSOE catalán, vuelve a acogerse a un bochornoso tacticismo para justificar su negativa a la impugnación, debilitando la respuesta de los constitucionalistas ante un nuevo desafío de los violentos.
Desde su puesta en libertad las provocaciones no han cesado. ¿En qué cabeza cabe que se reciba a un sujeto que pertenece a una organización terrorista con ramos de flores, se fleten autobuses para su recibimiento, o se preparen mítines en su honor? Pero su provocación se ha dirigido últimamente a los pilares de nuestro Estado de Derecho, afirmando públicamente en su tono brabucón que ni el Estado, ni la Guardia Civil, ni el Ejército serían capaces de detenerle, pretendiendo erigirse en el Nelson Mandela vasco.
Su misión es clara: poner orden y reorganizar la desorganizada y decaída Batasuna para alcanzar las instituciones bajo la dirección oculta de una ETA residual que dejó de matar hace años por falta cuadros operativos, más que por una cuestión estratégica, y que ha visto como se ceñía su única posibilidad de incidir en la vida pública a la obtención de un excelente resultado electoral. Pero no va a resultar fácil, con Otegi o sin Otegi, el voto abertzale ha virado a Podemos, polarizando estos el voto independentista de Cataluña y País Vasco bajo la promesa del ansiado referéndum secesionista. Veremos bajo qué estrategia tratan de rescatar el voto abertzale y recuperar un espacio que han ido perdiendo en los últimos años.
Ante el terrorismo no caben medias tintas, la respuesta debería ser unánime y sin contemplaciones. Resulta ridículo que se pida unanimidad para condenar las corridas de toros, y que ante la posibilidad de darle un balón de oxígeno a la izquierda abertzale surja la falta de firmeza del PSOE. Nefasta noticia para los defensores de la libertad, los que creemos en la unidad de España, y los que hemos condenado por activa y por pasiva el terrorismo del nacionalismo vasco.
MIGUEL ÁNGEL LÓPEZ LOZANO
Creador y CM de @Porlavida2014. Analista Internacional en @RevistaLaNacion de @AccionNacional.
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