El gobierno municipal de Oscar Puente
El gobierno municipal vallisoletano, liderado por Oscar Puente, de quien ya hice un breviario en otro artículo del año pasado, esta enajenado por una práctica que cumplió su gobierno el año pasado y que es, del todo, incompatible con la socialdemocracia moderna, la cual es el hecho de lograr superávit presupuestario.
Oscar Puente declaró su enfado ante el hecho de que Hacienda “aproveche” para obligarles a cubrir el déficit que había provocado años atrás el gobierno municipal del Partido Popular amortizando deuda.
Por ello, se ha propuesto que este año no haya superávit, o incluso que haya déficit.
Así es que se ha puesto manos a la obra y, ¡a gastar! Primero en infraestructuras “verdes”, de las que ya hablé en otro artículo.
El gasto público
Ahora, en el denominado “plan de retorno del talento”, pero si el único problema de esta nueva ocurrencia de los “sociopodemitas” fuera el gasto público, no merecería, ni tan siquiera, esta reflexión, porque Valladolid tiene problemas de gasto muchísimo más graves que este plan -revolucionario y social, de solidaridad con el emigrado de parte del magnánimo gobierno municipal-.
El mayor de los problemas de este plan son los conceptos por los que se conceden las ayudas, es decir, el trasfondo del plan.
Estos conceptos son, básicamente, dos.
Por un lado, las ayudas a las empresas que contraten emigrados.
Estas ayudas, a priori, provocan una situación ideal, dado que si ofreces ayudas a la contratación de emigrados, evidentemente, aumentará el número de empresas que contratarán españoles residentes en el extranjero, por tanto muchos de ellos volverán a Valladolid.
Todo parece genial: se reactivan empresas, incentivando la contratación y regresan los trabajadores emigrados, -regresa el talento-.
Todo parece genial …
Pero, el hecho de que las empresas reciban estas ayudas tiene gravísimas contrapartidas; una de ellas es la distorsión del mercado laboral, dado que deja en situación muy ventajosa a esos emigrados que volverán a Valladolid (que no tendrían porqué encontrarse en situación de desempleo, lo cual tenderá “a ser la norma”, dado que normalmente los emigrantes elijen destinos con altas tasas de empleo y, habitualmente, no continúan su aventura extranjera si no consiguen una fuente de ingresos en el país de acogida) frente a los propios parados de la ciudad, que tendrán menos probabilidades de ser contratados (los subsidios en cuestión encarecerán la contratación de estos).
Así pues, se beneficia, mediante intervención estatal, a personas con empleo en contra de personas desempleadas, contribuyendo así a perpetuar las altas tasas de paro de la ciudad.
No estoy proponiendo ninguna clase de medida asistencialista de lucha contra el desempleo.
Simplemente repruebo que se manipule y distorsione el mercado laboral mediante intervención pública y fomentando el desempleo (de hecho, estos planes nunca crean empleo neto, sino que lo destruyen).
Inversión sin ahorro real
Por otro lado, el plan pretende “apoyar a aquellos que decidan encarar el retorno a través de su propia iniciativa empresarial o de autoempleo” -según la web municipal-, mediante ayudas económicas.
En este caso ocurre lo mismo que en el caso anterior, los emigrados que quieran emprender en España –y que probablemente sean personas con una fuente de ingresos en su país de acogida-, se verán beneficiados por la intervención estatal en detrimento de aquellas personas que estén viviendo en Valladolid y deseen emprender o acaben de lanzarse a esa nueva aventura.
No hablaremos de las consecuencias de la inversión sin ahorro real, ni de los efectos que provoca al mercado el lanzamiento de nuevas empresas deficitarias soportadas por ayudas públicas, y que utilizan recursos no ociosos en el mercado.
Pero son conceptos a tener en cuenta.
La socialdemocracia conduce inevitablemente a altas tasas de desempleo y a descontrolados incrementos de gasto, y, como consecuencia de la fiscalidad.
Estudiante de Ingeniería de Telecomunicaciones
Vallisoletano.
Deja una respuesta