Por Fernando Sicilia 10/9/2015
Podemos definir colectivismo, en oposición a la libertad individual, como toda ideología que antepone el grupo al individuo. Así, lo que desee cada uno de los miembros del conjunto es irrelevante, sólo importan los intereses comunales.
En su novela El Manantial, uno de mis libros de cabecera, la filósofa y escritora estadounidense de origen judío-ruso Ayn Rand, disecciona con brillantez uno de los principales males que asola a nuestra sociedad. Una dolencia que es el origen de gran parte de nuestros problemas: el colectivismo.
El anti-héroe Howard Roark es un joven arquitecto que lucha contra el establishment gremial al que acusa de tradicionalismo y falta de originalidad. Mientras otros se traicionan a si mismos por conseguir el éxito (Peter Keating), Roark se mantiene fiel contra viento y marea. Es el triunfo del individualismo y la integridad personal sobre el colectivismo y la falta de principios. Esta filosofía puede resumirse en la frase El ego del hombre es el manantial del progreso humano.
El ávido lector ya habrá empezado a plantearse serias dudas: ¿Cómo es posible que el bien común sea siempre positivo para todos los miembros del grupo? ¿Quién decide en qué consiste ese bien común?
Cabe aclarar que el liberalismo no se opone al asociacionismo, torpe tópico utilizado por los colectivistas para tratar de desprestigiarlo. Toda sociedad que se forme sobre la base de un contrato voluntario es perfectamente compatible desde el punto de vista liberal. De no ser así, no existiría El Club de los Viernes.
Pero los grupos a los que nos referimos nada tienen de espontáneos. Más bien hablamos de todo aquello que los políticos actuales, imbuidos de socialdemocracia en mayor o menor grado, nos quieren imponer. Su objetivo final es evitar que pensemos, que nos dejemos llevar cuál rebaño de ovejas. El paraíso terrenal del burócrata.
Un ejemplo claro de estas prácticas podemos encontrarlo en el cine español, industria subvencionada que despierta desigual interés en el espectador. No contentos con estas ayudas que pagamos todos, los lobbies progre-artistas han reivindicado históricamente una cuota de pantalla. Lo que a usted le guste es irrelevante, tiene que ir al cine a ver lo que ellos le digan. Por algo son intelectuales y saben más que nosotros
En los escasos meses que el tripartito PSOE-SOMOS-IU lleva mal-gobernando el Ayuntamiento de Oviedo también podemos encontrar este tipo de prácticas. La coalición, como el Ellsworth Toohey de la novela, se erige en representante de las masas, de los que les votaron y de los que no, pretendiendo imponernos el modelo de fiesta que a ellos les parezca conveniente.
Durante los últimos dos años se celebró con gran éxito de público el festival Gastromateo en el Paseo de los Álamos. Esta iniciativa se planteó como una alternativa a los chiringuitos tradicionales que no han evolucionado un ápice desde tiempos inmemoriales.
Tal fue el éxito que, con diversas mejoras, se organizó un Festival de Primavera que una vez más se llenó de ovetenses con ganas de pasárselo bien. En estos eventos encontraban una gastronomía de buena calidad a precios asequibles, ofrecida por algunos de los mejores hosteleros de la ciudad.
No se vea en este artículo una defensa a Hostelería de Asturias. Según diversas fuentes, los criterios de adjudicación no eran todo lo abiertos y transparentes que sería deseable. Como partidarios del libre mercado no podemos apoyar estas prácticas, en caso de ser ciertas. Y más teniendo en cuenta que se celebraban en suelo municipal.
Pero el apoyo del público fue innegable, algo que poco ha importado a nuestros gobernantes, cuyo odio al empresario sale a relucir a la mínima oportunidad.
Se ha impedido la celebración del festival con burdas excusas: no a los Álamos porque se daña el mosaico; no al Bombé (emplazamiento a mi juicio ideal) porque habrá otras actividades; también oposición a buscar otra localización.
¿Cuáles son las verdaderas razones? Muy sencillo. Durante los dos años que se celebró Gastromateo los chiringuitos tradicionales sufrieron una fuerte caída en sus ingresos. Como ni entienden ni quieren entender lo que es el mercado, lejos de reinventarse se han dedicado a verlas venir. Hasta que han llegado los suyos al poder
Porque, ¿quién está detrás de esos establecimientos sin ánimo de lucro? Rincón Cubano (Partido Comunista de Asturias), Topu Fartón (Xega, Xunta pola LLingua y Sos Racismo) y Pinón Folixa (Asociación Cultural «La Escandalera», ONG «Acción en red» y Radio QK).
Como se puede observar, casi todos colectivos y organizaciones de extrema izquierda que han visto el cielo abierto con la llegada a la poltrona del tripartito. No busquen otras motivaciones, puro tráfico de influencias. No se permite la celebración de Gastromateo para que los afines al nuevo régimen no tengan competidores. Como siempre, los que se oponen al libre mercado son los que más practican el capitalismo de amiguetes.
Poco importa lo que le apetezca a usted. Este año si quiere chiringuitos ya sabe, los de toda la vida. Ellos saben lo que le conviene.
Esta es una de las grandes diferencias entre el liberalismo y las ideologías de corte intervencionista. A los liberales nos parecería perfecto que, en un territorio libre, se organizara una sociedad basada en el omnia sunt communia, siempre y cuando se respetará el principio de no agresión. Es decir, no se pretendiera imponer sus reglas a otros territorios.
Sin embargo, en un régimen intervencionista jamás podría haber una comunidad liberal. Por donde pasa el colectivismo no vuelve a crecer la hierba
FERNANDO SICILIA FELECHOSA
Licenciado en Ciencias Económicas y Empresariales por la Universidad de Oviedo en 1995. Diploma in Business Studies por la University of Bradford (Reino Unido) en 1994. Máster en Análisis Financiero por la Universidad Carlos III de Madrid en 1998. Diploma in Options, Futures & Other Financial Derivatives por la London School of Economics & Political Science en 1998. Senior Auditor Credit & Operational Risk en Banco Santander, División de Auditoría Interna (1999-2005). Desde abril 2005, Director Gerente de Clínica Sicilia. Máster en Dirección Económico – Financiera por CEF – UDIMA.
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