Desde los Junker alemanes, los orígenes de la Seguridad Social en las viejas potencias europeas fueron, sin duda, la encrucijada ante la total desesperación del pueblo y la necesidad acuciante de los gobernantes de insuflar un motivo a este para no desfallecer. Así fue en la reunificación alemana, en las tiranías italianas y española, y en la necesidad inglesa de dar ánimos a una población que contaba humillantes huidas como únicas victorias en su haber. Pero, como siempre que una dádiva se entrega al pueblo para contentarlo, los siniestros impulsos que suelen regir a los gobernantes para perpetuarse en el poder, traen consecuencias terribles.
Así sucede hoy en España, en la que una sociedad sometida a los designios del Estado, se encuentra en una situación de vasallaje casi completa. Esta situación es consentida muchas veces por un sentimiento de agradecimiento al Estado, ya que nos creemos huérfanos sin él, pues todo lo provee. Afrontar una realidad en la que no haya más responsables de nuestra persona que nosotros mismos, es para muchos una prueba inabordable. La mansedumbre y los vítores a las cadenas son para muchos preferibles. Pero, ¿qué sucederá cuando ya no seamos vasallos, sino esclavos?
El camino a la servidumbre tiene fecha de llegada a tal destino, y no es lejana. Según las estimaciones del INE, la evolución demográfica española señala que, en el año 2052, la tasa de dependencia (cociente, en tanto por ciento, entre la población menor de 16 años o mayor de 64, y la población de 16 a 64 años) será del 99,54 %. Bienvenidos, señoras y caballeros, al esclavismo.
http://www.ine.es/prensa/np744.pdf
En Arcadia, sin un sólo estudiante mayor de 16 años, sin un sólo enfermo, con pleno empleo, sin una baja de ninguna clase, sin un dependiente, cada español trabajando habría de generar un pago de tasas tal que abasteciera de servicios públicos a sí mismo y a otra persona. ¿Lo imaginan? ¿Imaginan que de sus rentas, de los que el Estado vía impuestos directos e indirectos esquilma casi la mitad de su valor, hubiera de satisfacer al doble de personas que hoy día? La esclavitud habrá retornado a España en esa fecha.
Ésto no será más que el colapso ineludible de un sistema de estafa piramidal que es el que rige hoy las administraciones públicas. La cúspide se habrá igualado en número a la base, y ya no obtendrá beneficio si no es arrebatando todo a los últimos en llegar. Hablamos también de un problema social, un conflicto generacional de faraónica escala.
La realidad, sin embargo, es más trágica aún. La sociedad no dispone a día de hoy de un medio para cambiar el sistema. No hay un político que no profese una bastarda socialdemocracia que nos conduce al abismo, no hay un político con el suficiente cuajo para decir terribles verdades. Y creo, que si lo hubiera, sería ignorado, vilipendiado por un pueblo cegado ante la pérdida de algo presupuesto y cuyo origen o mantenimiento no genera inquietud.
Pero todavía hay solución. No vendrá propuesta por una clase política anquilosada, que no actuará hasta que el desastre se haya consumado. Hemos de ser adultos, afrontar que el sistema (de origen fascista, no lo olvidemos) es una trampa para mantener a la sociedad anestesiada. La realidad es que si no crecemos, si no afrontamos la realidad, las funestas consecuencias no tendrán más solución que una quiebra del sistema abrupta, violenta y de tristes consecuencias para España. Pero hoy es todavía tiempo de proponer. Es tiempo de no cejar en el empeño de que más y más personas sean conscientes de la realidad futura. Aún podemos esperar y trabajar por exigir una política responsable con España y los españoles. Es el tiempo de la libertad, de la responsabilidad y de la gallardía. Éso necesitamos hoy. Mañana ya será tarde.
Estudiante de Arquitectura. Granadino. Liberal pragmático con fe en España y Occidente.