Además de puta, ponga usted la cama
La podemización del PSOE cada vez me sorprende más. Acepto que parte del juego democrático consista en comprar con recursos públicos votos, pero el movimiento de Pedro Sánchez hacia la izquierda irracional roza la sátira.
Su última invención ha sido la de proponer un impuesto finalista, a pagar por los bancos, que cubra el agujero existente en la Seguridad Social derivado de la insostenibilidad del sistema de pensiones. Ésta ya fue una propuesta de Podemos en su programa electoral para las últimas elecciones, y mi valoración sigue siendo idéntica: un insulto a la inteligencia humana. Además de aceptar que las pensiones necesitan ser repensadas, deja entrever que bajo el modelo actual la financiación de las pensiones no se hace a través de impuestos. Que las pensiones corran a cuenta de la Seguridad Social, y no del presupuesto público son dos correas distintas para el mismo perro. El pago a la Seguridad Social vía nómina de forma mensual es un acto coercitivo y, por lo tanto, un impuesto.
Más allá de disquisiciones dialécticas, la propuesta es de una gravedad inusual hasta para un partido de izquierdas. Exponerla con esa firmeza de cara al público supone un diagnóstico errado de la situación por la que está pasando el sistema de pensiones, un desconocimiento del funcionamiento de nuestra economía, y errores de aritmética básica.
Actualmente hay 9,6 millones de pensionistas en España. El 61,4% por jubilación. Un análisis histórico de este segmento arroja 1,7M de pensionistas más que en 2005, con un gasto que se ha incrementado en más de 100.000 millones de Euros anuales.
Comprendo que es duro no darles lo prometido a 9,6 millones de potenciales votantes. Actuar en contra de los 47 millones de habitantes sale más barato (en términos electorales) y, de paso, aumentamos el número de dependientes del Estado para que cada vez sea más complicado cambiar de sistema. A la hora de abordar algo tan básico como el sistema de pensiones, es necesario saber que el crecimiento en la pensión media es el responsable del 61% del incremento del gasto en pensiones. Casi 3 de cada 4 Euros de incremento del gasto se deben a nóminas que, en algunos casos, han aumentado a la sombra de la inflación; y, en la mayoría, son consecuencia de las décadas de mayor bonanza de este país. Mientras, los que se incorporan al mercado de trabajo lo hacen con nóminas notablemente más bajas, que reflejan tanto su escasa experiencia como un período de ajuste en los costes laborales sin precedentes.
En Diciembre de 2017 había casi 900.000 pensionistas cobrando 2.000€ o más, frente a los 100.000 de 2005. Este 10% ha sido un componente principal del sistema de pensiones durante su vida laboral, y ahora espera recibir lo que se le ha prometido: una jubilación digna. Y, sin embargo, tiene que acudir a sistemas de pensiones privados para mantener su poder adquisitivo porque bajo el paraguas público tiene un techo de ingresos decidido por un comité.
En paralelo, establecer un impuesto finalista que pague la banca es ignorar la historia económica. El impuesto planteado, en un sistema tan oligopolístico como es el bancario, va a ser pagado en su totalidad por el cliente. Es decir, por todos nosotros. Pero voy más allá. El margen neto del sistema financiero español lleva disminuyendo desde 2009, hasta los 22.052 millones de Euros en 2016, lastrado principalmente por unas mayores necesidades de provisión y por un entorno macroeconómico restrictivo, dominado por la falta de demanda de crédito solvente. Extraer coercitivamente otros 1.000 millones en impuestos cada año supondría una desventaja competitiva importante con respecto a sus comparables europeos, así como menos crédito a la economía.
Una vez que el daño esté hecho, vendrán las vacas flacas, consideraremos al sector bancario como estratégico (too big to fail) e inyectaremos miles de millones en las entidades con problemas. Millones que, evidentemente pagará usted. O, lo que es lo mismo, paga el impuesto a los bancos vía mayores comisiones o tipos de interés; paga las contribuciones a la Seguridad Social; paga el futuro rescate de los bancos; y, además, sufre una restricción adicional de crédito. Además de puta, ponga usted la cama.
Y esto me lleva al último punto: la aritmética. En 2017 el déficit de la Seguridad Social ascendió a 18.000 millones de Euros. 15.000 fueron financiados vía deuda pública, y 3.000 a través de la hucha de las pensiones. Según las palabras del propio Pedro Sánchez, este impuesto recaudaría algo menos de 1.000 millones de Euros. ¿Qué hay del resto de necesidades? Muchos olvidan que hay muchos sectores hiperregulados a los que acudir a golpe de decretazo para seguir aumentando el ejército de yonkis estatales.
Un negocio redondo, especialmente para el 1% que nos gobierna y que son los únicos que se benefician de él.
Nacido en Valladolid, en 1988 Licenciado en Economía por la Universidad de Valladolid y Máster en Mercados Financieros Internacionales por la UNED. Actualmente consultor estratégico. Autor del blog www.economistadecabecera.es. Colaborador del Club de los Viernes
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