Israel en el corazón
Por razones varias, siempre he tenido a Israel en el corazón.
Desde bien pequeño, mi padre me contaba que los “judíos eran muy listos y valientes que ganaban todas las guerras”.
Con el paso del tiempo me fui creando mi propia idea a partir de lo que decía mi padre, que realmente tenía toda la razón del mundo.
Idea que choca de plano con la izquierda y extrema izquierda de “estepaís” que sigue siendo la misma desde hace décadas: odio irracional al que trabaja, al que triunfa y un amor desmedido por el pobre, aunque sea medievalista, retrógrado, vago y agresivo.
Es igual: si es pobre es bueno y si es rico es malo.
Israel es malo y los pobrecitos palestinos, aunque sean de Hamás son buenos.
La BDS en Asturias : la satanización de Israel
Con estos mimbres verdaderamente reaccionarios, tenemos a Israel como blanco de toda crítica, exageración y satanización.
El tema viene de lejos.
Ya desde los tiempos de Babilonia y la primera destrucción del Templo, la cosa ha sido ésa: destrucciones de templos, éxodos, diásporas, guetos, pogroms, cámaras de gas y holocaustos.
Luego está la vergonzosa cobertura sesgada y parcial que los medios españoles suelen dar del tal conflicto “palestino-israelí”.
Famosa fue aquella reportera de TVE, que más bien parecía portavoz de Hamás cuando daba sus ¿crónicas? desde Gaza.
Cómo sería el tema, que la acabaron echando a instancias de la embajada israelí en España.
El espectáculo bochornoso de Podemos en Gijón
Para los que nos toca la fibra el tema de Israel, es duro haber asistido al espectáculo bochornoso de la patulea de siempre, podemitas y compañía, aquí en Gijón.
La aprobación del decreto BDS en el pleno del Ayto. ha hecho aparecer a Gijón como una ciudad profundamente judeófoba.
Y digo judeófoba y no antisemita, que es un invento ambiguo (un semita es cualquier habitante de Oriente Medio, ya sea sirio, libanés o jordano).
Curiosamente ha tenido que ser un partido de fútbol, el España-Israel de hace unos días en el Molinón, lo que ha desatascado el tema en la ciudad.
Ya es triste que haya sido eso.
Un pleno en el Ayuntamiento para sacar tarjetas rojas
Un pleno esperpéntico en el Ayto unos días antes del choque, concejales justos para que saliera la revocación del BDS, otros de espantada y así… Para fin de fiesta, la manifestación “Tarjeta roja a Israel” que se convocó desde la órbita podemita.
Empapelaron Gijón con pasquines que no se pueden despegar.
Salieron en los medios, con el manto protector del Ayto y esperaron convocar a miles de gijoneses que sacaran “tarjeta roja a Israel” en el Molinón.
Pero para suerte del sentido común y de la tolerancia o mala suerte para el fanatismo y el racismo cutre de esta gente, que es odio realmente, les salió el tiro por la culata.
La manifestación y las tarjetas rojas
A la manifestación fueron unos 200 que se fueron diluyendo hasta el estadio.
En sus inmediaciones no había nadie repartiendo nada.
Dicen que “no les dejaron”… También dicen que eran más de 3.000… Ni 300.
La realidad es la que es: comportamiento ejemplar y hasta emocionante de los asistentes al partido como éste que escribe: ni un solo pitido al himno israelí y hasta una ovación a un jugador de Israel que se retiraba en camilla.
Qué cara se les debió quedar a los convocantes, unos que dicen que “lucharon contra el fascismo” que ya me imagino desde qué trinchera, los tales Ángel Alonso y Miguel Ángel San Miguel, al ver que los gijoneses no rugían ni se lanzaban al campo a agredir a los israelíes como hubieran hecho si les hubieran dejado los de la jauría del teatro Jovellanos, energúmenos que agredieron a policías e insultaron al público que intentaba asistir a una obra de teatro de una compañía israelí en 2014.
Por el simple hecho de ser israelí.
Nada, ni caso.
Aplausos en su lugar de tarjetas rojas.
Reflexionar y reaccionar al daño que se ha hecho
Todo esto nos tiene que hacer reflexionar y reaccionar.
El daño que se ha hecho a Gijón por parte de grupos como Xixón si Puede o Izquierda Unida o los mencionados convocantes, instigadores del BDS, es enorme.
La imagen de ciudad intolerante no se borra así como así.
Y no solo es cuestión de eso.
El tema es más grave aun.
Mientras estuvo vigente el BDS en Gijón, ninguna empresa municipal podía ni acercarse a ninguna de Israel, así, radical.
¿Cómo quedamos el resto de gijoneses que estábamos en contra?
No puede salir gratis
Este daño y ridículo no puede salir gratis.
Se imponen actos de desagravio y de disculpa por parte de todos estos.
Pero el tema es el de siempre: ¿quién pone el cascabel al gato con tanto político acomplejado que se supone que no apoya al BDS? Ellos no, desde luego.
Deben ser otros, eso llamado “sociedad civil”.
Licenciado en Filología inglesa y francesa. Marketing y edición online. Formación de sumiller y catador. Antiprogre. Antibuenista. Pro-Israel.
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