Subvencionar la compra de coches
Más clientelismo político por el que el ciudadano español es robado para beneficio de ciertas empresas y clientes políticos.
Como siempre, se justifica de manera simplista el robo del Estado.
Pero como expone Bastiat,
no solo hay que fijarse en lo que se ve, sino en lo que no se ve.
Pues la injusticia moral y económica es patente, sin olvidar los negativos incentivos que produce.
¿Por qué es inmoral?
¿Por qué es inmoral e injusto? Porque supone quitar dinero a la gente que se lo ha ganado con su sudor a la fuerza para dársela al productor del coche porque sí, que obtiene rentas ilegítimas, no, como diría Franz Oppenheimer («El Estado«), por medios económicos (intercambio voluntario), sino por medios políticos (por la fuerza)..
¿Es moral y legítimo quitar dinero a una persona para financiar un coche que no quiere comprarse?
¿Es moral robar el dinero para hacer pagar aún más a un propietario que ya se había comprado un vehículo (con el esfuerzo que le supuso).
Es legítimo y moral quitarle el dinero a alguien que no puede comprarse un coche y va a los sitios en otro transporte o andando, haciéndole la vida más difícil?
Además es una ayuda regresiva.
El usuario de dichos vehículos a los que va destinada la ayuda es de clase media-alta (vehículos más caros), por lo que supone extraer el dinero también a gente más pobre para financiar los caprichos a gente más rica.
Privilegios a costa de muchos
Privilegia a unos pocos a costa de muchos.
¿Qué efectos económicos negativos tiene? Produce incentivos perversos.
Si el productor recibe por la gracia de Dios (o del político, que viene a creerse lo mismo) una renta per sé, para reducir el precio del producto, el incentivo del productor es inflar los precios (no adecuarse a la demanda real) para ganar más dinero.
Desincentiva la eficiencia productiva -rebaja de costes- y la rebaja de precios para poder vender su producto, porque va a obtener una renta igualmente, y no tiene que amoldarse al soberano consumidor.
De esta manera se distorsiona el mercado, y la oferta y demanda, promoviendo un mayor precio del producto que es financiado parcialmente por el contribuyente en beneficio del productor.
Las ayudas y el empleo
Y tampoco hay que olvidar otra cosa.
Sus defensores suelen aludir al empleo que puede mantener dichas ayudas.
No se consideran varias cosas.
Primero, que dicho empleo puede ser el mismo (solo que se ajustan los costes a los ingresos, manteniendo el número de productos vendidos y el empleo), y en segundo lugar la destrucción de empleo que produce en otros sectores al arrebatarles el dinero a otros trabajadores (bien en impuestos, bien en mayores precios de venta, que llevan a una menor demanda de otros productos -menos empleos- al obligarles a destinarlo a esta ayuda).
El capitalismo de amiguetes
¿Qué efectos políticos negativos tiene? Genera el denominado «crony capitalism» instalado actualmente (capitalismo clientelista, en el que el éxito en los negocios no depende tanto de satisfacer las necesidades de las personas –capitalismo de libre mercado– sino de la estrecha relación entre los empresarios y los funcionarios gubernamentales y políticos a través de leyes favorables y subvenciones).
La permisividad de la sociedad lleva a una creciente lucha de poder y de generación de grupos de presión (lobbies) que luchan encarnizadamente por el dinero del ciudadano a través de la política (lo que en el ámbito privado sería un robo e ir a la cárcel, deja de serlo mediante la ley).
Genera un continuo incremento de impuestos para satisfacer al creciente clientelismo político, reduciendo el poder adquisitivo de la sociedad y perjudicando especialmente a los no conectados con el político (les quitan dichas rentas sin remisión).
La impopularidad de aumentar el nivel de impuestos hasta el nivel de gasto desorbitado, lleva al perenne déficit y aumento de deuda (que deviene en mayor inflación -más coste de la vida para la gente- y en pagar crecientes intereses de dicha mayor deuda -más impuestos futuros y recortes en servicios o prestaciones futuras al asignar mal el dinero-).
Aumenta la irresponsabilidad política (electoralismo) y alimenta al monstruo del populismo, gastando más y más, comprando votos bajo el engaño de «ayudar» y mostrándose como salvadores (cuando lo que hacen es empobrecer más a la gente).
Aumenta la burocracia y los gastos de gestión (más gasto improductivo, despilfarro e impuestos), que sirve también para colocar a costa del ciudadano a familiares, afines, gente del partido…
El robo institucionalizado
Implican un continuo sablazo y robo institucionalizado al contribuyente, cada vez menos capaz de hacer frente a sus propios gastos, haciéndose más dependiente del político, en esencia su objetivo para legitimarse.
Si quieren ayudar al sector, que bajen las excesivas regulaciones y los impuestos que permitan reducir precios y tener más poder adquisitivo a la gente, sin injusticias.
Economista licenciado en Administración y Dirección de empresas. Master en Bolsa y Finanzas. Analista de inversiones y mercados financieros.
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