Querida Úrsula: Te escribo en tu calidad de Presidenta de la Comisión Europea en respuesta a vuestras intenciones sobre las pensiones en España. Creo que podrás comprenderme, pues compartimos la profesión médica, el interés por la Salud Pública y la belleza de Bruselas, incluido el edificio de Berlaymont donde me imagino ocupas tus horas. Esto me hace sentirte cercana.
Permíteme agradecerte tus desvelos por la economía española, los asuntos del déficit y ese barullo que significa los entresijos del PIB visto el criterio evanescente del gobierno de España. Un ejemplo de este último cifrado en la volatilidad estadística del Covid19 cuya verosimilitud se atempera en el tamiz de la web del Ministerio de Sanidad. Sé de tu brillantez, así que sobra ir más allá.
Sinceramente creo que no te han explicado nuestros representantes algunas cuestiones esenciales de nuestra patria. Parece que esperáis de los pensionistas españoles un gesto de valentía acatando el recorte económico de sus ingresos. La pensión media en España (1.180 euros/mes) está en los contornos del salario mínimo interprofesional (1.050 euros/mes). Una diferencia que supone el precio de un café diario en Berlín. No sé cómo es en la Unión, pero en España los pensionistas abonan hasta el 20% de sus ingresos en concepto de IRPF a pesar de que aquellos no proceden del rendimiento laboral. Además de expulsarlos al rincón de los inútiles, pues cualquier actividad laboral supone, en la práctica, la expropiación de la citada pensión.
Te diré que el 95% de la mortalidad Covid19 recae sobre dicho colectivo. A pesar del desatino numérico del gobierno, las técnicas del Big Data y más, estiman en 58000 los fallecidos. Los expertos apuntan una segunda ola en otoño. Así que 116.000 muertes no parecen ninguna exageración, ni tampoco la aminoración de 9 mil millones de euros en pensiones proyectados a cinco años, sin estimar los costes de atención sociosanitaria de seguir vivos. Muchos de los españoles sin empleo tampoco podrán apoyarse, como en crisis anteriores, en las pensiones de los abuelos fallecidos.
Supongo que el presunto recorte en pensiones alcanzará también a los diputados de las cortes españolas, al Consejo de Estado, etc., donde se atrincheran los beneficiados de la política. Tampoco si se incluyen los españoles integrados en la estructura burocrática de la Unión o las pagas alegres que se otorgan en nuestro país.
Querida Úrsula, veo necesaria una mayor ortodoxia económica de España que elimine la propaganda de «la nueva normalidad ridícula», convertida en un recurso utilitarista de orientación marxista de quienes abominan del trabajo y la libertad. Tendrás que insistir en los recortes sobre «los arrimados a la res publica», una acción que no cabe acometerse con tijeritas de manicura. Confiamos en ello y estamos dispuestos a obsequiarte con el Toisón de Oro.
En España las pensiones parecen «una estafa piramidal». Ya sabes, ese artilugio que se alimenta con los que vienen detrás hasta que el Estado dice que se acabó el dinero. Algún vehemente experto en leyes verá sustancia en ello. Sobre esto hay abundante literatura mundial y personajes en el trullo. No quiero dar pistas. ¿Crees esta actitud gubernamental factible con los pensionistas germanos?
Quiero compartir contigo una confidencia. El presidente, don Pedro Sánchez Castejón, no parece interesado en la Resolución 2019/2819 del parlamento europeo sobre la condena del nazismo y del comunismo como insinúa el festival anunciado con pretensiones de «grupo de estudio para la reconstrucción nacional postcovid19». Una iniciativa presidida por don Patxi López, quien jamás ha abierto un grifo. Su vicepresidente, don Enrique Santiago, secretario general del Partido Comunista de España, baila en un internacionalismo comunista con su chaquetilla de licenciado en derecho y las nostalgias, así lo ha declarado, de Iosif Stalin y la NKVD de Lavrenti Beria. Así que no es de extrañar que en nuestro Estado de Alarma haya hombres de leyes españoles que aprecian compromisos para la Libertad y la Constitución.
Estamos convencidos que el apoyo financiero de la Unión a España se condicionará al rigor económico y el ejercicio de la democracia, supuestos comprometidos por la presencia en el gobierno de conspicuos comunistas en busca de sus afanes. También que aquel no acabe apalancado en el degüello económico de los escuálidas cuentas de nuestros mayores.
Nosotros, los españoles, querida Úrsula, solo aspiramos a vivir bajo la coraza indestructible de la libertad.
P.D. : Será bien recibida la ayuda de cualquier parlamentario español constitucionalista dispuesto a entregar estas líneas a su destinataria.
Doctor en Medicina.
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