Desde la Plataforma contra la cooficialidad del bable vemos con sorpresa y preocupación como asociaciones, minoritarias y subvencionadas, redoblan sus mensajes a la opinión pública, pretendiendo empujar a la nueva Junta General del Principado a la cooficialidad del «asturianu».
Se basan en premisas falsas: un uso del bable que imaginan masivo, una supuesta persecución a la Llingua y sus hablantes, y un supuesto clamor social por su «normalización».
Lo que realmente no es normal es pretender imponer una lengua porque apenas se use, y menos con el «argumento» de que una lengua «tiene derechos» y debe ser un arma arrojadiza partidista.
Los derechos y libertades son de las personas, no de las lenguas ni de las montañas. Es un hecho objetivo que la lengua propia de Asturias es el español, por serlo de la inmensa mayoría de sus habitantes. Es falso el relato de un pasado en el que solo se hablaba bable y que una invasión «castellana» impuso el español.
Es demostrativo de los verdaderos intereses de quienes buscan imponer la cooficialidad del bable normalizado, que su ofensiva se realice en el mismo momento en que la Sanidad pública acusa la falta de médicos y recursos. Por ejemplo, el Hospital de Cabueñes, según FACUA acumula demoras de hasta tres meses en citas con especialistas, con 4.000 pacientes en lista de espera quirúrgica y cancela operaciones de este verano sin nueva fecha por «falta de tiempo».
Esto refuerza lo que siempre ha defendido esta Plataforma: aunque todos estuviéramos de acuerdo en la Cooficialidad (que no lo estamos), Asturias carece de los recursos para ponerla en práctica, a no ser que se reduzca la calidad, de por sí cuestionable, de los servicios públicos que el Principado debe brindar a los ciudadanos.
Profesor de Geografía e Historia.
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