En la secuencia real del debate el quinto dilema planteado por mis amigos fue:
¿Qué pasa con los que no pueden atenderse a sí mismos?
El consenso general liberal para el trato de los sectores de población en niveles de pobreza crítica o extrema, es que el estado debe prestar atención directa y temporal a personas en pobreza crítica, hasta que puedan valerse por sí mismas o algunas organizaciones caritativas privada puedan hacerse cargo de ellas.
En una sociedad libre y abierta, la actividad económica es generalmente pujante, los niveles de empleo se elevan y la pobreza disminuye, es decir, la riqueza comienza a permear hacia los estratos sociales más bajos; además es notorio el incremento de las asociaciones sin fines de lucro que dedican tiempo y recursos a la atención de los más necesitados
El sexto dilema fue
¿Pagan más impuestos los que más ganan? O, ¿En esto si hay igualdad?
Uno de los temas más controversiales en las diatribas entre liberales y estatistas, es acerca del mejor sistema impositivo. Para entender un poco el debate es necesario saber que los 3 sistemas básicos que normalmente aplican los estados para recaudar impuestos son: el sistema de impuestos progresivos, en el cual se aplica una tasa impositiva mayor para gravar las rentas más altas; el sistema de impuestos regresivos, que grava con tasas más bajas en la medida que las rentas aumentan; y el sistema de impuestos proporcional, que implica que cualquier tramo de renta es gravado por la misma tasa.
Basándonos en uno de los más importantes principios de las sociedades libres occidentales como lo es el de Igualdad ante la Ley, los liberales, solo podemos concebir como justo, el sistema de Impuestos Proporcionales, es decir, una sola tasa para todos los niveles de rentas. El ataque socialista a este sistema radica en una concepción errada de la justicia; en virtud de la cual se supedita el principio de Igualdad ante la Ley; al nefasto “Igualdad a través de la Ley”. El resultado es que se le adjudica a la hacienda pública, la función de disminuir la desigualdad (de resultados) a través de la redistribución de la riqueza generada por los agentes económicos; en una forma tal, que el resultado práctico es una discriminación ante la Ley por razones de desempeño, esto es, castigando con tasas impositivas más altas a quienes son más productivos, y premiando con tasas bajas, a los menos exitosos; en perjuicio del sistema de incentivos que además de ser la fuente primaria de la acción humana, es el que promueve la generación y acumulación de riqueza en todo sistema capitalista.
Por lo tanto, en términos absolutos, quien más gana contribuye más a los gastos de sostenimiento del estado; pero además se trata por igual todos los ciudadanos.
El séptimo dilema apuntó a la empresarialidad;
¿Cómo se ejerce la responsabilidad social empresarial en una sociedad liberal?
La Responsabilidad Social Empresarial es generalmente entendida como una forma de aportes voluntarios de las empresas hacia la sociedad en la que se desenvuelven, en este sentido se espera que los empresarios, en el ejercicio de sus libertades para generar riquezas, llámese, perseguir beneficios combinando factores productivos, tengan el cuidado de no dañar el ambiente compartido con las comunidades; que las condiciones laborales de sus trabajadores permitan a estos últimos sentirse como beneficiarios de un trato justo, y finalmente, que la comunidad pueda contar con el apoyo de las empresas para causas humanitarias que se susciten en su entorno.
Con respecto al trato del ambiente, se sabe que en ocasiones, existen externalidades negativas que las empresas deben prevenir, o en el peor de los casos, compensar a la comunidad asumiéndolas como costos; a sabiendas de que esta omisión, le ganará una condena social generalizada en perjuicio de su mercado. En una sociedad libre, que implica libre entrada de competidores, y casi nula posibilidad de monopolios, las empresas, por actos de puro interés, se cuidarán de no atentar contra el ambiente, si es que quieren continuar explotando sus negocios, puesto que sería fácil perder mercados por mala reputación. Pero, la pérdida de mercado, podría no ser la única consecuencia que enfrente, puesto que bajo un enfoque liberal, no se descarta que puedan existir legislaciones que prohíban daños al ambiente e impongan fuertes sanciones a empresas que las infrinjan, de la misma forma que por el más simple sentido común se sanciona con multas a quienes ensucien o destruyan espacios públicos.
En lo que concierne a las condiciones laborales, las empresas que operan en sociedades libres y abiertas, prosperan y en esa medida mejoran las condiciones laborales de sus empleados, condiciones tales que serán fijadas por la oferta y la demanda en el mercado de trabajo. Las empresas que ofrezcan las mejores condiciones se quedarán con los mejores empleados, y fijaran estándares que las demás empresas deberán satisfacer para no quedar fuera.
Con respecto a las causas humanitarias, las empresas más exitosas siempre procuran abanderarlas, sea por razones realmente filantrópicas o por meramente publicitarias, el resultado es el mismo, las necesidades se ven satisfechas en gran medida por la acción de empresas que pueden operar libremente sin necesidad que se les obligue a través de la coerción estatal.
A pesar de que el término en cuestión no es nuevo, si se puede notar como la izquierda lo ha usado cada vez con más frecuencia, para implantar una matriz de opinión favorable a la idea de que los estados tendrían la misión de imponer bajo coacción esa Responsabilidad Social Empresarial, que en la mayoría de los casos tiende a manifestarse de manera espontánea. Ahí donde se pueda encontrar una excepción a esta responsabilidad social espontanea, podremos con seguridad, verificar la existencia de la nefasta intervención de algún gobierno, bien sea, a través de excesos de regulaciones, instauración de monopolios estatales o privados con ayuda estatal (mercantilismo, o capitalismo de amigos), o cualquier otra.
Economista venezolano, activista liberal, miembro fundador de la Coalición Derecha Ciudadana, expatriado en Quito, Ecuador.
Todos los liberales debemos tener presentse estos argumentos. Pues el debate ante el ciudadano lego en las ideas de la Libertad