A pocas personas veo criticar el Impuesto sobre el Valor Añadido, y creo que pocos o ninguno se han parado a reflexionar acerca de este impuesto, que considero insidioso, injusto, indigno, abominable y hasta asesino de la economía de libre mercado. Si los impuestos son violencia, el IVA es un asesinato.
Fijémonos en sus características:
En primer lugar este impuesto es universal, es decir lo tiene que pagar toda la población.
En segundo lugar es un impuesto regresivo y proporcional, por tanto afecta mucho más al que menos tiene. Es decir, es un impuesto diseñado para que el pobre sea aún más pobre; reduce la capacidad adquisitiva del ciudadano medio, mientras que apenas afecta a las personas con mayor poder adquisitivo que las anteriores.
En tercer lugar es un impuesto indirecto, porque afecta a bienes y servicios. Además su recaudación es diferida, es decir no se paga directamente a la Agencia Tributaria, sino que es recolectado por sujetos pasivos que luego deben de hacer una compensación entre lo repercutido y lo soportado e ingresar en la cuenta del Estado la cantidad resultante. En el caso de España, el pago se realiza de manera trimestral; este sistema hace que sea origen de una de las formas más comunes y extendidas de fraude fiscal y el origen de muchas “Cajas B” de pequeñas y medianas empresas. En el caso de que el pago sea realizado directamente por el contribuyente por un bien o servicio, el comprador o beneficiario del servicio no tiene derecho a ningún reembolso. Esto es origen también de fraude fiscal y de promoción de la economía sumergida.
En cuarto lugar, como ya hemos visto, este impuesto grava el consumo, por lo que impide que el comercio se desarrolle en todo su potencial. En España, el tipo impositivo es del 21%; más de una quinta parte del valor de cualquier producto o servicio se corresponde a este impuesto. Un verdadero escándalo. Pero lo más asombroso es que prácticamente nadie se escandaliza con esto y se asuma como algo normal y necesario.
En quinto y último lugar es un impuesto acumulativo, no exclusivo, porque el pago del IVA se añade a otros impuestos que pudiera tener el producto o servicio, como es el caso de los hidrocarburos o la energía eléctrica. Más aún, al ser un impuesto por el valor total, incluidos otros impuestos, el efecto impositivo se multiplica al ser aplicado éste.
Por tanto, podemos afirmar que el IVA es uno de los mayores impedimentos que existen al crecimiento económico. ¿Porqué? Pues por que todo está sujeto al pago de este impuesto, salvo pocos, poquísimos artículos, afectando de esta manera de manera global a la economía del país que lo aplica; empobrece a la población, sobre todo a las clases más desfavorecidas y hace vulnerable económicamente a las empresas y entidades, ya que muchas veces y debido a la forma de pago a crédito, las empresas tienen que pagar por un IVA que aún no han cobrado, lo que es una forma de descapitalización puntual de las empresas y una pesadilla para los departamentos de contabilidad. Aunque recientemente el Gobierno de España permitió que se pagara el IVA en diferido una vez que se hubiera cobrado efectivamente las facturas, el proceso de hacer esto es engorroso y multiplica las posibilidades de recibir una investigación por parte de los inspectores de Hacienda, evento a todas luces indeseable para la mayoría de empresas.
Por otro lado, la práctica de la recaudación del IVA por parte de elementos ajenos al Estado, facilita y promueve la creación de fraude fiscal, con todas las consecuencias que ello conlleva: más impuestos al ciudadano para compensar la disminución de ingresos, lo que lleva a un peligroso círculo vicioso de cuanto más impuestos, más fraude y cuanto más fraude, más impuestos. El Sindicato de Técnicos de Hacienda calcula el fraude fiscal en un 23% del PIB, aunque es posible que esta cifra esté exagerada y sea más próxima al 20%, pero aún así estamos hablando de casi 55.000 millones de euros anuales, siendo la media europea de un fraude del 13%. Si no hubiera fraude, la cantidad pagada por impuestos se reduciría alrededor de un 16%.
Otros efectos perniciosos del fraude generado por el IVA son el aumento de la economía sumergida, con todo lo que ello acarrea: inestabilidad fiscal, legal y social, desigualdad retributiva entre géneros, competencia desleal, distorsión de las cargas familiares y distorsión del normal funcionamiento de la economía.
Es necesario hacer una campaña en contra de este impuesto asesino.
Una vez expuestos los problemas, es necesario aportar soluciones, siendo la más evidente la supresión de este impuesto odioso. En el caso de que el Estado no quiera renunciar a él, y no puede debido al excesivo tamaño de éste y mantener a toda la pesada maquinaria burocrática, debería reducir éste a una cantidad más razonable, manteniendo el porcentaje lo más bajo posible y que nunca, en ningún caso, superara el 10%. Deberían aumentar los productos y servicios que tuvieran un IVA reducido, o eliminarlo por completo en muchísimos servicios y bienes de primera necesidad.
Delegado de Ventas para la Península de la empresa
alemana Carl Valentin GmbH, empresario y estudiante de Grado de
Relaciones Internacionales en la UOC.
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