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Se llamaba Karl Marx, nacido en el antiguo Reino de Prusia, y con él empezó todo.
Los que le frecuentaron en su etapa de Londres hablan de él como alguien a quién le gustaba poco el jabón, menos el cepillo y mucho la botella. Marcó así toda una tendencia para sus admiradores del futuro.
Durante su etapa universitaria dilapidaba el dinero que le envía su padre para sus estudios en cosas ajenas a estos. Su progenitor llegó a escribirle para recriminarle que se gastara más táleros de los que se gastaban los hijos de los ricos. En el primer año en la Universidad de Berlín gastó el equivalente al sueldo anual de un concejal de la ciudad. También en esto marcó estilo, y hoy en día es habitual ver al hijo de Fidel Castro en limusina por Nueva York, o en un yate en el cuerno de oro de Estambul. La hija de Hugo Chávez tuvo que cerrar el Facebook después de que se filtraran sus fotos comprando en todas las millas de oro de los países capitalistas: Serrano, la Quinta Avenida, etc. Mientras su padre tenía a su pueblo haciendo horas de cola para obtener leche y pan.
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