Hoy, El Club de los Viernes publica una entrevista sobre temas de actualidad relacionados con la imposición de la ideología de género, el sistema de pensiones el marxismo cultural, el invierno demográfico y la moneda única europea concedida por el doctor Samuel Gregg.
Samuel Gregg (@DrSamuelGregg en Twitter) es el director de investigación del Acton Institute, un think-tank estadounidense que defiende compatibilidad del liberalismo con el cristianismo, así como autor de varios libros como, por ejemplo, Becoming Europe, Tea Party Catholic y On Ordered Liberty.
A continuación, expondremos el contenido de la entrevista.
La semana pasada, el Congreso de los Diputados votó a favor de tramitar una ley LGTBI nacional que contempla la imposición de la teoría de género en el currículo educativo, la confiscación y destrucción de material que puede ser «ofensivo» para un comité administrativo, la imposición de códigos deontológicos en medios y empresas, y la inversión de la carga de la prueba, entre otras medidas.
Desde su punto de vista, ¿por qué hay interés en privilegiar al colectivo LGTBI sobre el resto de ciudadanos mediante medidas totalitarias (acabando con derechos fundamentales como la libertad de expresión, garantías judiciales y la presunción de inocencia)?
No conozco los detalles de la legislación española, pero si hablas del Estado de Derecho seriamente, entonces no hay interés público en privilegiar a ningún grupo cuando se trata del desarrollo de un currículo educativo. Como ocurre, la teoría de género es mucho más una ideología que algo respaldado por ciencia dura. Es todo parte del esfuerzo de deconstruir ciertas verdades antropológicas sobre la persona a favir de una visión plástica del hombre. Eso hace la imposición de la teoría de género solo tan problemático como, digamos, la imposición del marxismo en el currículo educativo. La teoría de género es solo otra ideología izquierdista y deberíamos identificarla como tal.
Es evidente que el «modelo bismarckiano» del sistema de pensiones ha demostrado ser un fracaso. En 1980, un sistema de capitalización individual administrado por fondos privados fue implementado en Chile mientras que, en los 90, el gobierno sueco abordó otra reforma basada en un sistema mixto que combina un fondo de redistribución con cuentas individuales de capitalización.
Aquí se mantiene ese sistema redistributivo, pero el fondo de reserva de la Seguridad Social está disminuyendo desde 2011. Sin embargo, ningún político está interesado en reformar el sistema. Subir impuestos es la única propuesta puesta sobre la mesa. Mientras tanto, un proyecto para legalizar la eutanasia en España puede ser abordado este otoño por los legisladores.
¿Cree que aparte de la crisis del relativismo que afecta al continente hay una apreciación de esa técnica malvada e inmoral como un intento para majorar la situación financiera del sistema de pensiones?
El problema básico con los Estados de Bienestar es que, como entendió el economista y filósofo alemán Wilhelm Röpke, no hay límite real para este una vez que admites el principio básico. Muy pocos políticos tienen la fortaleza moral para decir «¡Es suficiente!». Pero en el caso de Europa, el problema a largo plazo afrontado por los sistemas de seguridad social es que la población tiene que replicarse a sí misma teniendo al menos 2’1 hijos por mujer. Eso no está ocurriendo.
El invierno demográfico es uno de los problemas que afectan al continente europeo. Mientras que la tasa de natalidad española fue en 2016 2’27 puntos menor que la de 1987 (11’02%), el valor de los Estados Unidos es casi 1’8 veces mayor que la tasa de la Unión Europea.
Una de las hipótesis es que la baja fertilidad es una consecuencia de los Estados del Bienestar por infundir valores como el cortoplacismo, el epucireísmo y el hedonismo. Así pues, ¿es la solución la transición hacia ofertas de bienestar de libre mercado o también necesitamos hacer campañas para concienciar a la gente de la situación? ¿Por qué instituciones como las Naciones Unidas y la Unión Europea (UE) consideran la inmigración musulmana como una solución (principalmente, los llamados «refugiados»)?
Por cierto, ¿por qué cree que algunos liberales y libertarios consideran que pensar en «sociedades fértiles» es ingeniería social, coerción y paternalismo?
El Estado de Bienestar fomenta el abandono de la responsabilidad para sus mayores y esta pasa al Estado, desviándose de donde debería estar: por ejemplo, sus hijos. De hecho, la gente se vuelve feliz «descargándose» del sistema asumiendo que otros tendrán suficientes hijos para asegurarse de que el sistema funciona. La inmigración no es una solución a largo plazo porque, en el lago plazo, estos empezarán adoptando la misma mentalidad hacia el bienestar que los europeos nativos. Pero la inmigración es una manera de que los políticos de la Unión Europea eviten decir verdades duras sobre el sistema de bienestar que los ciudadanos europeos ni quieren oír.
Con respecto a esos libertarios y liberales clásicos que piensan en la manera que describes, muchos recelan del Estado intentando involucrarse en la ingeniería social. Yo entiendo eso. En algunos casos, sin embargo, yo pienso que es debido a que carecen de una robusta concepción sobre el bien común. Ningún gobierno en europa está obligando a nadie a tener hijos. Pero muchas de sus políticas disuaden a la gente de tener hijos. Si todo lo que los gobiernos europeos terminaran con las políticas que activamente incentivan a la gente a no tener hijos, entonces habría un paso en la dirección correcta, en una manera no paternalista.
En su libro Becoming Europe, señala usted que el euro fue considerado como una vía para alcanzar la integración europea y que las instituciones de Bruselas no han sido estrictas a la hora de hacer que países como Grecia, Francia y España se comprometieran a seguir unos requisitos económicos y financieros en base a la estabilidad y las medidas de austeridad.
No obstante, la «moneda única» ha acabado con los «nacionalismos monetarios» y está evitando las consecuencias de tener una moneda controlada por políticos del estilo Pablo Iglesias o Alexis Tsipras.
De hecho, hay alternativas privadas como el patrón oro, criptomonedas como Bitcoin y Ethereum, o la libertad de divisa. De acuerdo contigo, ¿cuál sería la más práctica a corto plazo en Europa?
Mi punto de vista es que un enfoque a corto plazo sería para permitir tanta experimentación con el dinero como consistente sea con el bien común. Veamos lo que funciona y lo que no. Una segunda recomendación es para que los países dejen de utilizar la política monetaria como una manera de evitar lidiar con problemas sistemáticos mucho más grandes en las economías europeas. Tercero, necesitamos tratar a los bancos como a otros negocios y dejarles caer e ir a bancarrota. Eso aseguraría que muchos de los problemas que actualmente vemos en el terreno general de las finanzas desaparecerían.
Como ha sido abordado anteriormente, hay una crisis de relativismo así como un establishment político que impone la corrección política en el continente. El politburó bruselense intenta imponer la ideología de género y el aborto en todos sus Estados miembros. Incluso el Partido Popular Europeo ha virado a la izquierda.
Antonio Gramsci, el teórico del marxismo cultural, consideró todas estas medidas progresistas y el fin de las raíces cristianas europeas son un prerrequisito para implantar un sistema comunistas. Luego, ¿por qué hay tanto interés especial por parte del centro-izquierda y algunos partidos de centro-derecha en estos planes?
Gramsci entendió que no solo la economía es la que dirige el poder político. Es la cultura, Si ganas la cultura, ganas todo lo demás. La izquierda ve esto como una clave para la transformación de la sociedad. El centro-derecha ha cometido el error de ver la cultura como algo secundario y permitiéndose a sí mismos ser intimidados por la izquierda en materias sociales y culturales. Mientras que fallen al desarrollar el tipo de columna vertebral moral que les permita decir que la teoría de género es una mentira, que el aborto asesina a un ser humano inocente, que la eutanasia es parte de la cultura de la muerte, etc., los conservadores y los liberales clásicos concederán esta importantísima parte de la vida a la izquierda -y todos perderemos como consecuencia-.
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