Durante la noche del 3 al 4 enero de año 1944, el Ejército Rojo cruzó la frontera polaco-soviética, antes de la Segunda Guerra Mundial. Desde este momento se sembró una gran incógnita: ¿Qué pasará con este país? ¿Van a tratar las tropas de la Unión Soviética a Polonia como su aliado? Durante la guerra, Polonia fue un aliado fiable de Gran Bretaña, pero no era seguro que otro aliado favoreciere a Polonia. Es necesario recordar que, la Unión Soviética, antes de iniciar la guerra con Alemania, ocupaba más o menos la mitad del territorio de este país.
Cuando las tropas soviéticos echaron a las alemanas de una considerable parte de Polonia, se preparó el nuevo gobierno. El 22 de julio, se forma el gobierno polaco en la ciudad de Lublin. Todos los socios de este gobierno estuvieron totalmente subordinados a Stalin. Además mucha gente de este gobierno antes fueron espías de Unión Soviético. Curiosidad, ellos no querían participar en esta estructura, porque no se creían unos Polacos. Se creían unos comunistas y por lo tanto reconocían que su patria es Unión Soviético.
El nuevo gobierno polaco dio lugar a una interesante situación. El gobierno de Lublin intentaba imitar al anterior, de antes de la guerra. La estructura de la organización fue muy parecida, además se practicaban las mismas costumbres políticas. Por ejemplo, el nuevo presidente de la República Polaca (con gobierno en Lublin), Boleslaw Bierut, terminó su juramento con las siguientes palabras: “¡Ayúdame en esto, Dios!”, aunque los comunistas eran totalmente contrarios al cristianismo.
Los comunistas comenzaron a emprender rápidamente sus reformas. Primer preparaban una nueva distribución de la tierra. Los propietarios de las fincas tenían que repartir sus rentas entre los campesinos más pobres. Hay una paradoja, dado que esta reforma obstaculizó reformas comunistas en los años siguientes años . Los nuevos propietarios de pequeñas parcelas protestaban contra la colectivización agrícola. La política comunista en cuestión solamente se aplicó en las tierras expropiadas, después la guerra, a los alemanes. No había sorpresas; este tipo de agricultura no funcionaba bien. Hasta hoy, en lugares donde había una agricultura colectivizada, se han dado serios problemas económicos y sociales.
El Estado comunista también quería controlar otros factores económicos. Acabaron tomando todas las empresas privadas. Para hacer lo, fue necesario empezar “la batalla por comercio”. Cerraron muchos talleres, bares, etc. Los polacos, al igual que otros ciudadanos de países soviéticos, estaban obligados a comer en bares expropiados y a vestir prendas de fábricas nacionalizadas.
El dinero que emitía la República Popular de Polonia no tenía ningún valor. Para los países capitalistas fue «papel de desecho». Por lo tanto, muchos polacos preferían tener sus activos en otras monedas o en oro. Dado que esto no agradaba a las autoridades, pues estas acabaron prohibiendo el dólar. Además, los comunistas encontraron una manera para apropiarse de la riqueza de los ciudadanos: una reforma monetaria. Para cambiar dinero viejo por dinero nuevo, había que pagar tres veces más si el dinero no estaba ingresado en cuentas de bancos estatales.
Cabe destacar también la censura, algo característico de los comunistas. Todos los textos, libros y periódicos se debían de enseñar, previamente, en una oficina especial, donde se podía obtener el permiso. Impusieron la membresía a una asociación de literatos como requisito para poder comprar o publicar.
Se puede decir que, después de la Segunda Guerra Mundial, en Polonia tuvo lugar una guerra civil. Los comunistas encarcelaban a polacos que antes luchaban contra los alemanes, porque sabían que para ellos la independencia de Polonia era primordial. Algunos guerrilleros continuaban su lucha por la independencia del país, que comenzó durante la ocupación alemana. Es asombroso que el último guerrillero luchare hasta su muerte, en 1963.
Para comunistas fue necesario preparar las cambias en zona pública. Varsovia, la capital de Polonia fue casi totalmente destruida durante la guerra. Por lo tanto, autoridades tenían dudas, si es buena idea establecer la capital en esta ciudad. Se pasaba todos los pros y los contras sobre nueva capital en Łódź. Esta ciudad siempre tiene bien desenrollada producción y por lo tanto allí viven mucho obreros. Por fin la capital se quedó en Varsovia. El gobierno tenía nuevo objetivo para propaganda política – reconstruir esta ciudad.
Al mismo tiempo, los comunistas tenían que resolver un problema más: Cracovia. Esta ciudad fue conocida como “capital intelectual”. Al gobierno comunista le preocupaba esto y tenía una idea para construir allí una acería, aunque no hubo causas económicas para este edificio. Todo esto tenía, únicamente, la intención de consolidar un numeroso grupo de obreros en la ciudad en cuestión, en la que, además, se construyó un nuevo barrio para obreros. Este barrio acabó convirtiéndose en una zona con alta tasa de delincuencia.
Un historiador polaco acuñó el término «la revolución encontrada en sueño», que significa que los bruscos cambios de sociedad polaca fueron muy atípicos. Se puede decir sobre la revolución sin revolución. Durante la Segunda Guerra Mundial murieron casi todos los judíos de Polonia y muchos intelectuales. Antes, estos destacaban entre la clase media. Un poco más tarde, los comunistas acabaron con la clase media y todos los propietarios de capital, además de limitar el poder de la Iglesia. Así pues se alcanzó un estado de pobreza absoluto. ¿Llegó a ser una revolución? Todos los cambios fueron fundamentales, pero en absoluto se trataron de una revolución popular. Todo esto fue impuesto desde arriba, con una bayoneta de soldados del Ejército Rojo.
Estudiante de Historia en la Universidad de Varsovia, especialista en la historia comunista de Polonia. Socio de la asociación conservadora-liberal KoLiber.
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