Cataluña ya no es una potencial candidata a acoger la Agencia Europea del Medicamento (AEM). Además, ha quedado patente que en ningún momento hemos tenido ninguna posibilidad, pues ha sido descartada en primera ronda.
Lo cierto es que sonaba raro que una entidad que abandonaba el Reino Unido por el Brexit acabara instalándose en una región que también pretende salir de la Unión Europea, además por la vía de la ilegalidad y la barbarie. Cuesta entender cómo el Gobierno tan siquiera ha destinado recursos a defender su candidatura. Barcelona es una de las ciudades pioneras en muchos aspectos de la Unión Europea, y estaba sobradamente preparada para acoger la AEM. Como lo está Madrid, Sevilla, Valencia y un sinfín de ciudades españolas que habrían podido triunfar en el proceso. Visto con objetividad, esta decisión parece que obedece más a un acercamiento a la región vía concesión política para evitar la rebelión que a la presentación de una candidatura solvente desde la óptica de la Unión Europea.
Con la sede de la AEM descartada para España, todos perdemos. No sólo porque la rebelión ha demostrado que cualquier acercamiento político iba a ser en balde –la independencia iba a salir adelante independientemente de los movimientos del Gobierno –sino que también porque esto no es un juego de suma cero sino negativo. En breves, los catalanes empezarán a notar los efectos de la salida de las más de 2.000 empresas que han abandonado la región, y comenzarán a llorar a Papá Estado para que arregle el desaguisado que está montando el independentismo. Ya han logrado que Cataluña pierda el liderazgo en términos de PIB regional, y la cebolla sigue pelando capas hasta que la rebelión en las calles no venga por la acción del Gobierno sino por el desempleo, la pobreza y la fractura social.
Ya no son los 5.000 empleos que se podrían haber generado, o los casi 900 eurofuncionarios que se trasladarían a nuestro país, o los 36.000 expertos que visitan anualmente la AEM, o el presupuesto de 322 millones de Euros que maneja, o las 1.600 empresas que estima la Unión Europea que se crean alrededor de este organismo, que no está nada mal. Es la confianza en nuestra economía, en nuestro modelo de país y en nuestra credibilidad a nivel internacional. Es una pérdida que sufriremos a lo largo de generaciones. Y, como muchas otras veces, seremos los españoles los que pagaremos la cuenta de una minoría que solamente busca perpetuar los favores políticos a Cataluña. Porque, amigos catalanes, España no os roba. España os ha dado, desde la época de la dictadura, ventajas competitivas y condiciones excepcionales para convertiros en la región próspera y líder que sois ahora. Respetamos que escupáis en la mano que os da de comer, y lo nuestro nos cuesta, pero pagar la factura que estáis dejando es una absoluta tomadura de pelo.
Ya habéis echado un organismo europeo de nuestro país. Estáis en camino de echar a los turistas extranjeros que eligen la región para pasar sus momentos de ocio, con el consiguiente consumo y generación de puestos de trabajo. ¿Qué es lo siguiente? ¿Cerrar la fábrica de SEAT por explotación a la clase obrera, o alguna falacia similar? Ah, no. Que eso os quita votos y alcanzar el poder para crear un ejército de yonkis estatales a vuestras órdenes es lo único que os importa. Cuando el declive económico vaya asolando poco a poco Cataluña, acudiréis a cualquier enemigo exógeno –el Estado español, o la UE, dependiendo de quién tenga mayor soberanía fiscal –como el que ha destrozado vuestra región. Mientras, entre bambalinas, pediréis más financiación. Todo ello, eso sí, acudiendo a las palabras mágicas. “social”, “por el bien del pueblo” y demás patochadas.
Amigos catalanes. A día de hoy tenéis instaladas una de cada cinco empresas en vuestra región. Sois la puerta a Europa y contáis con recursos naturales, humanos y económicos más que suficientes para seguir liderando el crecimiento de nuestro país y mirar con orgullo hacia vuestra historia. Esa misma que estáis destruyendo a día de hoy. La pérdida de la AEM puede ser una mera anécdota si volvéis al terreno del trabajo, del ahorro y de las libertades individuales como camino hacia la prosperidad. También, puede serlo si seguís en ese empeño secesionista que os llevará a la ruina absoluta.
El 21D los catalanes tienen una oportunidad única para castigar el engaño y la ilegalidad que deben aprovechar. La decisión de la Unión Europea es un mensaje inequívoco hacia el independentismo: Cataluña solamente forma parte de Europa como región española.
Nacido en Valladolid, en 1988 Licenciado en Economía por la Universidad de Valladolid y Máster en Mercados Financieros Internacionales por la UNED. Actualmente consultor estratégico. Autor del blog www.economistadecabecera.es. Colaborador del Club de los Viernes
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