25 años de la muerte de Hayek
El 23 de marzo se cumplieron 25 años del fallecimiento de uno de los intelectuales que más han influido en mi pensamiento político-económico, el economista y filósofo vienés Friedrich August Von Hayek.
Este artículo es la continuación del primer articulo sobre Hayek.
Sobre las raíces socialistas del nazismo
[…] En Alemania, la conexión entre socialismo y nacionalismo fue estrecha desde un principio. Es significativo que los más importantes antecesores del nacionalsocialismo —Fichte, Rodbertus y Lassalle— fueron al mismo tiempo padres reconocidos del socialismo. Mientras el socialismo teórico, en su forma marxista, dirigía el movimiento obrero alemán, el elemento autoritario y nacionalista retrocedía temporalmente a segundo plano. Pero no por mucho tiempo. A partir de 1914 surgen de las filas del socialismo marxista un predicador tras otro que conducen al redil del nacionalsocialismo, no a los conservadores y reaccionarios, sino a los trabajadores manuales y a la juventud idealista. Sólo más tarde alcanzó la marea del socialismo nacionalista considerable importancia y se transformó rápidamente en la doctrina hitleriana. […]
Aparte de evidenciar las similitudes de los programas económicos de partidos como el Frente Nacional francés y la formación comunista española PODEMOS, y de recordar que tanto unos como otros detestan la libertad de expresión (podemos recordar que, mientras que los nazis quemaron libros cuya autoría respondiera a la disidencia, los ultraizquierdistas españoles pretenden arruinar la carrera profesional a la docente Alicia Rubio, cuyas participaciones públicas boicotean, por tan solo rebatir la ideología de género promovida por los marxistas culturales), considero esencial conocer lo que se puede considerar como el episodio inicial.
Sobre las órdenes internacionales
[…] el principio federal de organización puede, sin duda, mostrarse como la solución mejor para algunos de los más difíciles problemas del mundo. Pero su aplicación es una tarea de extrema dificultad, y no tendremos, probablemente, éxito en ella si en un intento excesivamente ambicioso la forzamos más allá de su capacidad. Existirá, probablemente, una fuerte tendencia a que una nueva organización internacional lo abarque y absorba todo; y será, sin duda, una necesidad imperativa contar con algún organismo universal, con una nueva Sociedad de Naciones. El gran peligro está en que, si en el intento de confiar exclusivamente en esta organización mundial, se le encomiendan todas las tareas que parece deseable colocar en manos de una institución internacional, no se podrán cumplir adecuadamente. […] Es cierto que con la formación de estas federaciones regionales subsiste la posibilidad de una guerra entre los diferentes bloques. […]
Podemos considerar tal narrativa como una visión sobre lo que es la Unión Europea a día de hoy: un proyecto de supraEstado, que ha alienado soberanías nacionales, no limitándose solo a garantizar la libre circulación de personas, mercancías y capitales.
Luego, otro ejemplo podría estar relacionado con los tratados de comercio al no derogar sino armonizar regulaciones, cuando lo adecuado sería mejorar estos (puestos a no oponernos) y así reducir drásticamente las regulaciones y eliminar los aranceles incondicionalmente (aparte de haber ignorado a los lobbies).
Esto podría interpretarse como una declaración unilateral supranacional.
Una vez afirmado lo anterior, señalo que oponernos a los tratados comerciales no tendría que interpretarse automáticamente como una apuesta por el proteccionismo.
Mientras que socialistas, comunistas y ciertos miembros de la “derecha identitaria” recurren a intereses proteccionistas y escépticos del libre intercambio, líderes como el ex senador estadounidense Ron Paul y el eurodiputado checo Petr Mach consideran que el libre comercio debe garantizarse de manera unilateral, sin excepciones, por cada país por sí mismo.
Sobre la competencia
[…] en una sociedad en régimen de competencia, las oportunidades abiertas al pobre que las ofrecidas al rico, no impide que en esta sociedad el pobre tenga mucha más libertad que la persona dotada de un confort material mucho mayor en una sociedad diferente. Aunque, bajo la competencia, la probabilidad de que un hombre que empieza pobre alcance una gran riqueza es mucho menor que la que tiene el hombre que ha heredado propiedad, no sólo aquél tiene alguna probabilidad, sino que el sistema de competencia es el único donde aquél sólo depende de sí mismo y no de los favores del poderoso, y donde nadie puede impedir que un hombre intente alcanzar dicho resultado. […]
No son pocos quienes tienden a demonizar incondicionalmente las situaciones de competencia.
Por ello más de uno apuesta por la igualdad mediante la ley y por un proteccionismo que aísle de las fuerzas del libre mercado al pequeño comercio, a los agricultores europeos, a los propietarios de gasolineras y a los taxistas.
No perciben lo que el también economista Ludwig Von Mises definió como “democracia económica”.
Un marco en el que sean los consumidores quienes, libremente, determinen mediante la demanda y la opcional valoración el rumbo de los oferentes de bienes y servicios (en plena ausencia de privilegios estatales).
La libre interacción no es lesiva, sino justa, igual que ocurre con la desigualdad
En conclusión, considero que las enseñanzas hayekianas son imprescindibles para librar una batalla por la libertad, frente al consenso socialdemócrata-progresista.
ÁNGEL MANUEL GARCÍA CARMONA (Retamal de Llerena, Badajoz, 1996)
Estudiante del Grado en Ingeniería Informática en la UDIMA. Anglo, franco y estonioparlante. Liberal-conservador. Aficionado a la fotografía y a la programación.
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