“Free trade is not based on utility but on justice.” Edmund Burke
Existe una correlación demostrable entre libertad económica y prosperidad. Anualmente se publican diversos índices que así lo corroboran. Probablemente el más conocido sea el de la Heritage Foundation.
Este indicador valora a los países en una serie de parámetros divididos en 4 grandes grupos: seguridad jurídica, tamaño del gobierno, eficiencia regulatoria y mercados abiertos. Aquellos países que puntúan mejor en estos 4 apartados, lideran la clasificación de economías más libres del mundo.
Los 10 primeros en 2017 son: Hong Kong, Singapur, Nueva Zelanda, Suiza, Australia, Estonia, Canadá, EAU, Irlanda y Chile. Todos ellos países del 1º mundo o emergentes con excelente evolución. Les siguen el resto de países con mayor renta per cápita del orbe: Reino Unido (12), Holanda (15), EE.UU. (17), Dinamarca (18), Suecia (19), y así hasta 34 países considerados libres o muy libres en términos económicos.
Esto se puede apreciar fácilmente en el siguiente gráfico, publicado por Libertad Digital en 2011. Los países con una economía más libre, tienen por lo general un PIB per cápita superior.
Los tres últimos países de la lista son Cuba, Venezuela y Corea del Norte. Así que, parafraseando a un buen amigo, podemos afirmar que con esto queda todo dicho…
España nunca ha estado muy bien situada en este ranking, y este año se sitúa en un muy deficiente puesto 69º. Y con los dirigentes que tenemos, parece que la cosa solo puede ir a peor.
Esta semana el PSOE ha pasado de apoyar el CETA (Tratado de Libre Comercio entre Canadá y la UE) a rechazarlo, para finalmente afirmar que se abstendrán. Parece que nuestros ilustres socialistas prefieren tirarse al monte, donde les espera Podemos, en lugar de acercarse a una socialdemocracia moderna que comprende que sin libre mercado no hay prosperidad.
El propio Canadá tiene un gobierno socio-liberal, y seguro que el lector avezado habrá observado que países supuestamente socialdemócratas resultan ser económicamente muy libres. No sólo Dinamarca y Suecia, sino también Finlandia (24) y Noruega (25).
Han entendido, algunos tras sufrir el fracaso del socialismo en sus propias carnes, como en el caso sueco, que no se puede redistribuir la riqueza si ésta no se genera de forma previa. Por lo tanto, su modelo de impuestos elevados pasa, indefectiblemente, por favorecer una economía muy dinámica.
No es para nada este un modelo que convenza a un liberal libertario. Como decía Walter E. Williams: “Déjame darte mi definición de justicia social. Yo me quedo lo que gano y tú te quedas lo que ganas. ¿No estás de acuerdo? Entonces dime qué parte de lo que gano te pertenece y por qué.”
Pero al menos, existe una posibilidad clara de llegar a acuerdos razonables y positivos para la sociedad en su conjunto, con los mandatarios de los países arriba mencionados, y con sus correligionarios ideológicos.
De todo esto no se han enterado aún los socialistas patrios, que piensan que la economía es una vaca a la que pueden ordeñar ad infinitum, sin que se le acabe la leche. De todos modos, el dinero público no es de nadie y siempre podemos imprimir más billetes, ¿verdad?
Pero la ideología no es la única ni la principal razón. Este movimiento es pura estrategia electoral. El flamante Secretario General del PSOE, Pedro Sanchez (Pdro Snchz), considera que su partido debe “podemizarse” para poder recuperar la sangría de votos que del flanco izquierdo de su formación se pasaron a la de Pablo Iglesias.
Todo es posible en Granada, y tal vez esta táctica le funcione bien. Pero parece más probable que siga el paso de su colega francés, Benoit Hamon, y rompa de nuevo el suelo electoral del partido. No sería raro que el PSOE se quede en las próximas elecciones generales con una cifra cercana a los 50 diputados.
No deja de ser curioso que el CETA, impulsado como digo por el socio-liberal presidente de Canadá y la muy socialdemócrata UE, tiene poco de liberal. 1.500 páginas de regulaciones comerciales no parecen augurar un grado muy alto de libertad económica.
Pero debemos ser pragmáticos y valorar el paso, por pequeño que sea, en dirección al libre comercio, alejándose del proteccionismo que defienden Trump, Le Pen o…Podemos… Y parece que ahora también el PSOE. Porque se ha demostrado que la libertad económica funciona.
En realidad, la libertad funciona en todos los ámbitos. Y cuanta más mejor, como bien explica Francisco Capella en su imprescindible charla TED «Sencilla receta para el progreso: libertad». “¿Cuál es la dosis de libertad a aplicar? ¡TODA!”, nos dice. ¿Le escucharemos?
FERNANDO SICILIA FELECHOSA
Licenciado en Ciencias Económicas y Empresariales por la Universidad de Oviedo en 1995. Diploma in Business Studies por la University of Bradford (Reino Unido) en 1994. Máster en Análisis Financiero por la Universidad Carlos III de Madrid en 1998. Diploma in Options, Futures & Other Financial Derivatives por la London School of Economics & Political Science en 1998. Senior Auditor Credit & Operational Risk en Banco Santander, División de Auditoría Interna (1999-2005). Desde abril 2005, Director Gerente de Clínica Sicilia. Máster en Dirección Económico – Financiera por CEF – UDIMA.
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