Gabi y Jorge
Hace un año que nos los mataron, me resisto a la idea de que sus acciones en defensa de la libertad caigan en el olvido.
Se que es tarea imposible, ya no se llevan los héroes como Gabi y Jorge, pero mi rebeldía interior me impide no hacer nada.
Comprar una casa en ruinas
Imaginar por un momento que un día os proponéis comprar una casa en ruinas en el centro de un pueblo.
La reconstruís para dejar una vivienda decente.
A la entrada de la finca ponéis una puerta de metal decorativa con un espejo cóncavo, a nadie le gusta que le arruguen el morro del coche por no tener visibilidad.
Y como no queréis que nadie entre sin vuestro permiso, que no se escape el perro o simplemente que no os vean en bañador cuando por el verano montáis la piscina de plástico, pues ponéis un murete de piedra no demasiado grueso, que ocupa hueco y cuesta dinero.
Las mafias del este
Como por esas fechas hay costumbre de que las mafias del este anden por las casas de los demás con toda libertad pues decides poner un par de cámaras de seguridad y en la última de las habitaciones del pasillo instalas una puerta mas ancha que el resto con cerraduras interiores.
Para explicarles a tus hijos que si pasa algo deben de ir corriendo a esa estancia pues la defines como “el bunker”, que queda muy de película y simplemente el pronunciar el nombre ya infunde seguridad.
La embajada de España de Kabul
Pues, lo creáis o no, muy similares a estas eran las medidas de seguridad de la embajada de España de Kabul hace un año, el día que nos mataron a Gabi y a Jorge.
No solo eso. Imaginaros también que la parcela está en la calle principal del pueblo, donde no deja de pasar gente, y al lado tiene la iglesia, con una torre de 20 o 30 metros, desde donde cuando suben a tocar las campanas ven como tus hijos juegan al balón, donde tienes instalada la barbacoa y la maniobra que tienes que hacer para sacar el coche del garaje.
Todo esto era sabido por la administración Española.
Cada equipo de seguridad que pasaba por la embajada hacía escritos informando de que aquello era una verdadera ratonera.
En este país somos muy de la risotada, la palmada en la espalda y del “si no pasa nada”.
El problema es cuando sí pasa, como es este caso.
Vivir en la Green Zone
Fijaos si en realidad había sensación de peligro dentro de aquel edificio que el embajador se fue a vivir a la “Green Zone”.
Para el que no sepa mucho de esto la Zona Verde es una ciudad occidental trasladada a una zona de conflicto.
Tiene cualquier servicio que te puedas imaginar: sus restaurantes, sus tiendas, sus hoteles, sus gimnasios y todo tipo de lugares de ocio.
Lógicamente con una seguridad muy muy alta.
Se había propuesto que toda la legación diplomática cambiara su ubicación para meterla en zona segura, la respuesta fue no…
Alguien dirá: “ese era su trabajo”.
Dudo mucho que nadie firme un contrato cuando el fin u objetivo del trabajo sea su propia muerte.
Sinceramente, no compensa.
La empresa es el estado
Es cierto que se asumen riesgos, es cierto que hay posibilidades de que algo salga mal con el resultado de perder una pierna, un brazo o la vida.
Pero el responsable de la empresa es el que tiene que poner los medios para que se reduzca al mínimo la posibilidad de que se produzca esa situación.
En este caso la empresa es el estado.
Si hubiese sido una empresa privada no cumpliría ni uno de los artículos de la ley de riesgos laborales, imaginaros la recaudación en sanciones.
En España si tienes una empresa privada te miden hasta el último de los centímetros donde tienes que colocar el extintor, en la empresa pública directamente no hay extintor.
Defender la nueva política
También me planteo que hubiese pasado si el colectivo “Policía Nacional” hubiese estado dentro de los que defiende cierto sector de la nueva política.
Si en vez de ser parte de los odiados hubiese sido parte de los afines.
¿Habrían caído en el olvido Gabi y Jorge? Yo creo que no.
No les gusta la policía
Nos habrían bombardeado con la noticia día y noche, se habrían manifestado, incluso buscarían la manera de retorcer la ley, de buscar un discurso con el que ganar popularidad con el fin de convertir a nuestros héroes en mártires de la causa.
Estos no lo van a hacer, no les gusta la policía.
¿Pero por qué no hay nadie que lo haga?
¿Por qué el resto de partidos se ponen de medio lado?
¿ Tampoco les gusta la policía?
¿ Por qué la sociedad civil no reclama el honor de los que mueren por la libertad?
¿No nos importa?
¿Nos da igual o es simple comodidad?
Quiero mostrar mi enorme gratitud a Gabi y a Jorge.
Mi gratitud a LOS HÉROES DE KABUL.
Diplomado Magisterio
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