A finales del enero de este año, el parlamento polaco aprobó, con una mayoria de 279 votos, la enmienda a la ley sobre el Instituto de la Memoria Nacional de Polonia (IPN, por sus siglas en polaco) que provocó una gran discusión tanto en medios polacos como extranjeros.
La parte de la enmienda siendo la fuente de las controversias internacionales es, sobre todo, la relacionada con los articulos 55a y 55b, que afirman que:
Quien, en público y en contra de los hechos le asigna a la nacion polaca o al estado polaco la responsabilidad o corresponsabilidad por los crímenes nazis cometidos por el Tercer Reich alemán (…) u otros delitos que constituyen crímenes contra la paz, la humanidad o crímenes de guerra o de otra manera disminuye gravemente la responsabilidad de los autores reales de estos crímenes, está sujeto a una multa o encarcelamiento de hasta 3 años (…)
Uno de los postulados del acto es contrarrestar al uso de formulaciones que contienen contenido contrario a hechos históricos, como los «campos del exterminio polacos» en referencia a los campos construidos en los territorios polacos ocupados por la Alemania nazi (Auschwitz-Birkenau, Treblinka, Bełżec o Sobibór).
Entre los criticos de la enmienda de la ley sobre el IPN se puede encontrar a los líderes de algunos países. Las críticas de Israel es la más comentada. El ministro Israel Kac declaró directamente que el gobierno polaco, adoptando nuevas regulaciones que procesan la acusación infundada de Polonia por crímenes de guerra, «renuncia a la responsabilidad y niega el papel de Polonia en el Holocausto». Empero, se dan argumentos en contra infundados. La enmienda señala que los actos a los que se refiere la ley no son punibles si se llevan a cabo como parte de una actividad científica o artística. De acuerdo con datos históricos objetivos, acusar a Polonia como Estado o al pueblo polaco en general por su participación en el Holocausto está en aguda contradicción con los hechos.
Los historiadores que investigan las cuestiones de la Segunda Guerra Mundial están de acuerdo en que los responsables de la exterminación del pueblo son la Alemania nazi y los gobiernos colaboradores de otros países europeos. Este hecho también fue confirmado por el jefe de la diplomacia alemana Sigmar Gabriel.
Ademas, debería ser mencionado que Polonia era el unico país ocupado por el Tercer Reich donde no se crearon ningunas estructuras de poder colaborativas ni unidades polacas Waffen-SS. Por supuesto, hubo casos de colaboración con el ocupante, como la denuncia de los implicados en el movimiento de resistencia o la ocultación de personas de nacionalidad judía. Sin embargo, fue una proporción pequeña.
No se puede olvidar sobre la contribución de los polacos para ayudar a las personas perseguidas de nacionalidad judía. En los anos 1942-45 en los territorios ocupados operaba el Consejo de Ayuda a Judíos («Żegota´´). Tan solo gracias a Irena Sendler y sus colaboradores, alrededor de 2’5 millones de niños judíos fueron salvados. También vale la pena mencionar la actividad de las organizaciones religiosas católicas. Tampoco se puede olvidar a Witold Pilecki, organizador del movimiento de resistencia en Auschwitz. Sus informes sobre crímenes alemanes en el campo, titulado «El informe de Pilecki» fue la primera fuente de información sobre el Holocausto en el mundo. Tampoco debe olvidarse la labor de Jan Karski.
Ayudar a los judíos se castigaba con la muerte en la Polonia ocupada, y ocultar su identidad era complicado ya que hasta el 85% de los judíos polacos hablaba yiddish o hebreo a diario. A pesar de esto, los polacos son la nacionalidad más representada en la lista de Justos entre las Naciones, compilada por el Instituto Israelí Yad Vashem (hay más de 6700 polacos galardonados).
Pero no solamente la historia moderna de Polonia recuerda sobre el vínculo mutuo entre las dos naciones. Las primeras menciones del asentamiento judío en Polonia datan del siglo XI. Ya en ese momento, el rabino judío, Yehuda ha-Kohen, mencionó a la comunidad judía en la ciudad de Premisz, que los investigadores identifican con el Przemyśl de hoy.
Ya en el reinado de Casimiro el Grande (1333-1370), los judíos en Polonia gozaban de una tolerancia religiosa sin precedentes en casi cualquier parte de Europa. La República de las Dos Naciones también tenía la reputacion de ser uno de los países europeos más tolerantes a la fe, ganándose una reputación como un país sin pilas, a pesar de ser un país de gran piedad catolica (¿o quizá gracias a ello?).
En resumen, la historia da la razón a Polonia y los polacos. Es más, el mismo Ministerio de Asuntos Exteriores de Alemania confirmó que la exterminación del pueblo judío fue responsabilidad de la Alemania Nazi. Lo que sí hicieron los polacos fue ayudar a la población judía.
Estudiante de Electrotécnica en la Universidad Politécnica de Lublin, Polonia. Vicepresidente de la delegación en Lublin de la asociación liberal-conservadora Stowarzyszenie KoLiber.
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