El mercado laboral
El mercado laboral es uno de los indicadores más relevantes a la hora de medir el pulso a la recuperación económica.
Es cierto que estamos creando empleo a tasas no vistas desde hace varios años.
Es cierto que la desigualdad se reduce.
Es cierto que gracias a la Reforma Laboral y a la contención salarial pudimos salir de la crisis evolucionando el modelo hacia la exportación… y es cierto que los salarios permanecen estancados.
La remuneración de asalariados contabilizada por el INE a 2016 estaba a niveles de 2011; por su parte, el salario medio en España en 2016 fue de 26.710€ (12 pagas anuales), un 0,89% más que en 2015.
Las recetas de Pedro Sánchez y de Pablo Iglesias para subir los salarios
Frente a esta realidad, aparecen aquellos que solamente han gestionado el dinero de otros y se creen con el poder suficiente para sacar la varita mágica y hacer que las empresas paguen más a sus asalariados por el mismo trabajo, como es el caso de Pedro Sánchez.
Otros, como Pablo Iglesias, apuestan por hacer caer del cielo dinero para todo el mundo (renta básica universal) pensando que no va a ejercer ningún incentivo perverso en los agentes económicos ni la economía va a reaccionar vía mayor inflación.
Recetas, sin duda, que se han mostrado fallidas en cualquier momento de la historia y en cualquier lugar del mundo.
¿Eso significa que no hay alternativa? Por supuesto que la hay.
Una reforma estructural
La primera pasa por una reforma estructural de nuestra economía que nos posicione como líderes en el ecosistema digital.
Actualmente España ocupa un discreto decimocuarto puesto en el índice digital DESI elaborado por la Comisión Europea entre todos los países de la eurozona.
Dicho organismo señala el capital humano –perfiles técnicos orientados a las TIC –como nuestro talón de Aquiles, junto con la digitalización de nuestro tejido empresarial.
Nada nuevo bajo el sol.
Consecuencia directa de un sistema educativo rígido, en constante cambio según el color del partido político gobernante, sin ninguna orientación a las necesidades demandadas en el mercado laboral, y con Papá Estado enseñando a los futuros profesionales que la educación debe de ser gratuita y no pasa nada si no te esfuerzas un pimiento.
Tienes derecho.
Liberalizar es la clave
El camino para corregir esta situación está, afortunadamente, en el propio DESI.
En el 2016 liberalizamos el sector de las telecomunicaciones y hoy somos uno de los países con mayor llegada de la fibra óptica y banda ancha móvil en los hogares de toda Europa.
Esto, junto con un tejido empresarial de mayor tamaño impulsaría la digitalización de nuestro país, con un correspondiente aumento de la productividad y los salarios asociados.
Aterrizando en la economía del día a día, hay otra vía para incrementar salarios de forma directa en el corto plazo: bajemos los impuestos.
La brecha salarial
Según la OCDE, España ocupa el puesto número 15 de 36 analizados en términos de brecha salarial –esto es, diferencia entre lo que desembolsa el empresario como costes laborales y lo que efectivamente recibe el trabajador.
En una nómina media, casi 4 de cada 10 Euros van destinados a Hacienda.
O, lo que es lo mismo, son desembolsados por la empresa y sustraídos coercitivamente por el Estado del bolsillo del trabajador.
Incluso países como Dinamarca y Noruega, países referentes para muchos izquierdistas ataviados con orejeras, se sitúan por debajo de España en este ránking, lo cual no nos deja en un buen lugar.
La descomposición de la brecha salarial
Si nos centramos en la descomposición de la brecha salarial –IRPF, Seguridad Social a cargo del empleado y Seguridad Social a cargo del empleador –observamos un lastre competitivo relevante para nuestras empresas: ostentamos el dudoso honor de ocupar el puesto número 5 en términos de Seguridad Social soportada por el empleador, es decir, por la empresa.
Ya no es que la propia OCDE señale una relación directa entre este gravamen y la tasa de paro, sino que estos recursos que la empresa destina a la Hacienda Pública no son destinados ni a inversión productiva ni al salario del empleado.
La churrera estatal
Si a un estancamiento de los salarios nominales le unimos un impulso artificial de la inflación –vía política monetaria no convencional –y una carga impositiva que absorbe, directamente y de forma coercitiva, el 42% de dicha subida, según la OCDE, obtenemos un panorama nada halagüeño para las familias españolas.
La churrera estatal debe parar porque tanto churro ya nos ha generado descomposición.
En 2016 se bajaron impuestos en 13 países de la OCDE, Noruega y Finlandia incluidos.
Bajar impuestos y reducir el tamaño del Estado
Seguir su camino bajando impuestos, reducir el tamaño del sector público, sanear nuestras cuentas públicas y ahondar en perfiles técnicos que generen valor vía explotación de la revolución digital son vías muy relevantes que ni tan si quiera aparecen en los debates públicos para incrementar salarios y generan una espiral positiva en la economía.
Nacido en Valladolid, en 1988 Licenciado en Economía por la Universidad de Valladolid y Máster en Mercados Financieros Internacionales por la UNED. Actualmente consultor estratégico. Autor del blog www.economistadecabecera.es. Colaborador del Club de los Viernes
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