[PUBLICADO EN ACOM EL 27 DE SEPTIEMBRE DE 2018]
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Tal y como ha reconocido el ministro de Asuntos Exteriores y Cooperación, Josep Borrell, el gobierno español está considerando el reconocimiento diplomático del estado palestino, tras ser puesto sobre la mesa de negociación de los Presupuestos Generales del Estado por Podemos.
Sería una decisión dictada por principios ideológicos en un terrero, la política exterior, que ha sido tradicionalmente el ámbito de la realpolitik: la búsqueda de la consecución de objetivos concretos, siguiendo intereses pragmáticos y en no pocas ocasiones contantes y sonantes, como se ha visto recientemente en España en la venta de bombas a Arabia Saudí que este mismo Gobierno ha acabado por autorizar.
Se trata de una iniciativa que se plantea diciéndole a la opinión pública que es un gesto solidario inocuo, por responsables políticos que creen que con ello pueden satisfacer a una parte de su electorado y, probablemente, los intereses ocultos de algunos, pero sin representar ningún coste de importancia para España o para la posibilidad de que llegue la paz entre palestinos e israelíes. La realidad es que sería una iniciativa muy perjudicial para nuestro país y, sobre todo, para los propios palestinos.
¿Tiene sentido reconocer lo que no existe?
Más allá de la opinión que nos pueda merecer la existencia futura de un estado palestino en los territorios que en teoría están bajo administración de la Autoridad Nacional Palestina, la realidad sobre el terreno es que ese estado no existe ya que no cumple ninguna de las tres características que se consideran esenciales para un reconocimiento oficial: en primer lugar no tiene unas fronteras reconocidas, a estas alturas y a la espera de un acuerdo con Israel ni siquiera hay certeza alguna sobre un aspecto tan importante como dónde estaría su capital y, en el caso de que esta fuese Jerusalén, que porción de la ciudad controlaría.
A este respecto, aunque habrá quién intente hacer pasar la famosa Línea Verde como una división fronteriza, hay que aclarar que todas las negociaciones hasta la fecha han tenido como un elemento esencial la definición final de las fronteras, incluyendo intercambios de territorios y de la población en ellos…
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Organización española que defiende valores compartidos entre Israel y nuestro país, combatiendo la discriminación y el antisemitismo.
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