[PUBLICADO EN EL COMERCIO EL 5/10/16]
Que el PSOE se ha radicalizado y que se ha acercado a los postulados neocomunistas de Podemos es un hecho que todos constatamos y que vemos en multitud de ayuntamientos y Comunidades Autónomas. Pero donde difiere mi análisis es en la causa que ha llevado a los socialistas a escorarse a la extrema izquierda y buscar pactos con toda la fauna política, menos con el PP. Mientras la mayoría de los observadores achacan esa deriva a la crisis económica y a la supuesta adopción por el Partido Popular de políticas “neoliberales”, yo creo que es precisamente debido a lo contrario.
Analizando la acción política del Partido Popular observamos que ésta se ha alejado de los postulados tradicionales del centro derecha español y ha adoptado las recetas y puntos de vista de centro izquierda. Una vez marginadas las corrientes conservadora y liberal, el Partido Popular se ha inclinado por una especie de tecnocracia estatista muy próxima a la socialdemocracia. Es decir, mientras nominalmente sigue siendo identificado como un partido de centro derecha, su acción de gobierno es netamente de centro izquierda, no ya sólo en política económica, sino también sociológicamente, asumiendo como propias las leyes más ideológicas de los gobiernos de Zapatero.
En un sistema democrático con vocación bipartidista, esto es, de alternancia política, el deslizamiento hacia la izquierda del PP y el enarbolamiento por el partido de la gaviota de propuestas tradicionalmente socialistas, han obligado al PSOE a escorarse aún más a la izquierda en busca de nuevas banderas ideológicas. En definitiva, el PSOE se ha echado al monte ante la necesidad de articular un discurso que le diferencie del PP. Y de ahí el “discurso del no” del defenestrado Pedro Sánchez y su disposición a pactar con secesionistas, anticapitalistas y filoterroristas.
El Partido Popular en su deslizamiento a la izquierda y el deseo de ocupar todo el espacio político, en constituirse en una especie de PRI hegemónico y desidiologizado, incurre en varios riesgos: por un lado favorece el afloramiento de opciones radicales en una izquierda que ya no encuentra espacio en el centro y por otro, tensa al máximo la fidelidad de su electorado tradicional al que cada vez le cuesta más reconocerse en el Partido Popular.
España necesita un partido de centro izquierda con su espacio propio lejos de la marginalidad radical y para ello el Partido Popular ha de retirarse de ese espacio político, reconstruir un discurso propio y netamente diferenciado, apelando a las tradiciones liberal conservadoras que siempre han configurado el centro derecha español. Porque además, la democracia, que es en esencia alternancia política, no puede ser simplemente alternancia de siglas, sino que debe serlo de proyectos políticos.
Es preciso que en España hayan dos partidos moderados nítidamente diferenciados que ocupen respectivamente los dos grandes espacios del espectro político: una izquierda socialdemócrata civilizada de corte nórdico y una derecha liberal, moderna y desacomplejada.
La pretensión de Mariano Rajoy de ocupar todo el espacio político tan sólo logrará radicalizar aun más a un PSOE en busca de su propia identidad. Seguir poniendo en práctica políticas socialdemócratas bajo las siglas de un partido nominalmente de centro derecha, acabará por romper el Partido Popular.
JAVIER JOVÉ SANDOVAL (Valladolid, 1971) Licenciado en Derecho, Máster en Asesoría Jurídica de Empresas por el Instituto de Empresa y PDG por la Universidad Oberta de Cataluña, desde el año 2.000 desarrolla su carrera profesional en el sector socio sanitario. Es Socio Fundador del Club de los Viernes y miembro de la Junta Directiva del Círculo de Empresarios, Directivos y Profesionales de Asturias. Actualmente escribe en El Comercio y colabora habitualmente en Onda Cero Asturias y Gestiona Radio Asturias.
Deja una respuesta