Rajoy, la estrategia del bombero mirón
La opción por el diálogo nos indicará que nuestro Bombero Mirón no tenía estrategia alguna
El daño causado a Cataluña es ya irreparable, ninguno de los bancos que huyeron de Montreal a Toronto, regreso tras el reto secesionsita de Quebec. Probablemente sea lo que busque nuestro Bombero Mirón. Una destrucción del tejido social y empresarial Catalán que genere una regresión tal en Cataluña que la haga más dependiente del resto de España, enfriando por mucho tiempo las ansias secesionistas y mandando un duro mensaje a otros soñadores por la independencia. Incluso puede ser una buena estrategia. Una estrategia que causando dolor ahora, puede ahorrar mucho más en el futuro.
En poco tiempo sabremos si realmente es una estrategia del Bombero Mirón, o simplemente es otro acto más de cobarde indecisión. Lo sabremos cuando haya que decidir si dialogar con los delincuentes o encarcelarlos, pues como dijera la Vicepresidente “Puigdemont lleva mucho tiempo fuera de la ley”, pero que yo sepa lleva también mucho tiempo fuera de la cárcel.
La opción por el diálogo nos indicará que nuestro Bombero Mirón no tenía estrategia alguna. Un diálogo que hasta el momento sólo ha servido para que el nacionalismo sea cada vez más fuerte y desintegrador. Un diálogo que sería legitimar al delincuente, la rendición del estado de derecho y una afrenta a todos los ciudadanos. Unos ciudadanos respetuosos de la Ley que no quieren diálogo, quieren que se cumplan las normas y que los dejen vivir en paz.
Tengo pocas esperanzas de que realmente la inacción sea una estrategia premeditada en el caso de Cataluña. Rajoy es el único superviviente de la época Aznar. Ha visto como el resto de sus antiguos compañeros ardían bajo la responsabilidad de sus decisiones, mientras el se mantenía a flote con su estrategia de “no tomar decisiones es una decisión”.
Los Responsables de la Destrucción
La destrucción social y económica que presenciamos en Cataluña, tiene un claro responsable directo en el bloque nacional izquierdista que ha llegado a las instituciones. Son estos los que han incendiado Cataluña para que todo arda y construir su siniestra utopía sobre las cenizas de lo que fue la región más próspera de toda España. Son estos los que pretenden convertir Cataluña en la Marinaleda del norte.
A los españoles que vivimos fuera de Cataluña, que tenemos menos renta per cápita que el catalán medio, que tenemos menos autogobierno o que recibimos menos beneficios del estado, nos cuesta comprender las ansias secesionistas de un grupo de personas que ya tienen más de lo que tenemos el resto de españoles. Es la misma sensación que debieron experimentar los rusos al entrar en Berlín tras la Segunda Guerra Mundial, cuando al comprobar la riqueza de la clase media alemana, se preguntaban desconcertados el motivo que había llevado a los acomodados alemanes, a tratar de conquistar una Rusia devastada por la pobreza comunista. A nuestros ojos, la secesión es un capricho, pues estando mejor que los demás, nadie te asegura que estarás aun mejor y por lo que parece vas a estar mucho peor.
Toda esta destrucción tiene otro temerario responsable. Aquél que teniendo por responsabilidad sofocar el fuego, permanece impávido hasta que las llamas lo consuman todo y el incendio se extingue solo. Es nuestro Bombero Mirón.
Apagar el Incendio
Sólo existen dos formas para apagar un incendio. La habitual es actuar con decisión y eficacia, usando todos los medios a tu disposición, mientras que la otra es dejar que el fuego lo consuma todo. La primera implica gastos y riesgos, puedes perder incluso la vida. Si se opta por la segunda opción, en la que se espera a que las llamas lo consuman todo para finalmente extinguirse, los riesgos y daños los sufren terceros, puede incluso que sean los vecinos del pueblo afectado los que arriesguen sus vidas para extinguir el fuego que debió de atajar el Bombero Mirón, cuya labor final será solo enfriar las brasas.
Hasta el momento nuestro Bombero Mirón opta por la segunda. Ha visto como los tribunales han arrojado algo de agua sobre las llamas, la policía nacional y la guardia civil le han obedecido para verse sometidos a la indignidad de tener que huir de los delincuentes, los ciudadanos han salido a la calle con cubos de valentía para sofocar las llamas secesionistas sin apoyo institucional alguno, el Parlamento Europeo, la oposición política y hasta le Rey ha salido a sofocar el fuego mientras nuestro Bombero permanece impasible. Finalmente, cuando las llamas se acercan a las haciendas, las mayores empresas de Cataluña huyen despavoridas de las teas incendiarias de los enajenados secesionistas.
El propio Bombero parece querer avivar las llamas, como cuando ordenó la intervención el 1-O a sabiendas de que no podría evitar las votaciones, o cuando el indigno Delegado Gobierno en Cataluña pide perdón por aplicar la ley. Que yo sepa aun no ha dimitido.
Todo parece apuntar a una estrategia temeraria en la que todo arda, para luego sólo tener que enfriar las brasas. Sin embargo, una vez despertada la sociedad civil al enorme daño que está causando la inacción, dudo que el Bombero vaya a poder capitalizar los éxitos de algo en lo que no ha participado, pudiendo hacerlo.
El uso del Art. 155 de la Constitución, como pedía desde hace tiempo VOX, más recientemente Ciudadanos o la acción a restituir el orden constitucional a que conminaba el Rey, habrían sido buenos cortafuegos, pero el Bombero Mirón sabe que decidir es peligroso y sigue esperando a que sólo queden unos rescoldos que enfriar. Sabe que el daño no lo sufrirá él, sino los mismos ciudadanos que le sacamos de la crisis económica.
La Sociedad Civil
Los ciudadanos han aprendido lo innecesario de unos Gobiernos que por un lado generan enormes problemas (Gobierno Catalán) y por otro lado no los solucionan (Gobierno Español). Han aprendido que sólo su propia acción puede librarlos del desastre. Han comprendido que a pesar de haber sido abandonados, deben ser héroes, pues sus gobernantes son cobardes. Una sociedad civil, que tras un largo letargo, comienza a despertar ante la alocada acción de unos y la temeraria inacción de otros.
Esta misma sociedad civil, de ciudadanos anónimos, de consejos de administración de empresas, ha hecho más en una semana para detener el ilegal proceso secesionista en Cataluña, que el Gobierno, el Parlamento, el Tribunal Constitucional y el Tribunal Supremo juntos.
La Solución son Elecciones en España y Cataluña
Nada nos puede asegurar que nuestro Bombero Mirón tenga una estrategia, más bien pienso que se deja llevar, como ha hecho hasta la fecha, salvo para subirnos los impuestos.
La única solución a esta situación es la aplicación del artículo 155 para convocar elecciones en Cataluña y en España, pues si somos los ciudadanos los que estamos dando la cara donde el Bombero se esconde, somos los ciudadanos los que debemos decidir lo que queremos para España y para Cataluña.
Licenciado en Ciencias Económicas, Licenciado en Derecho, Postgrado en Finanzas por la Universidad de Wisconsin. Trabajó en Morgan Stanley, como director de empresas participadas de importante family office. Autor de publicaciones relacionadas con el mundo financiero. Actualmente es socio fundador y mayoritario de despacho de abogados con sedes en Asturias y Valladolid cuya especialidad son las reestructuraciones empresariales.
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