Si ustedes cogen la noticia de cualquier medio de comunicación perteneciente al Mainstream, tanto aquende como allende del Atlántico, habrán leído titulares de como Trump y los republicanos se han pegado un batacazo monumental en las elecciones legislativas de mitad de mandato porque han sido incapaces de conservar la mayoría en la Cámara de Representantes. Esto, no es más que un discurso ideologizado, simplista y ajeno a la tradición electoral norteamericana.
Los demócratas, han conseguido arrebatar 26 escaños de los 435 asientos de la cámara baja a los republicanos. En el Senado, por el contrario, el GOP ha mantenido la mayoría, consiguiendo sumar un escaño más –en el momento de escritura de este artículo, aún no ha terminado el recuento de las elecciones senatoriales en Arizona y en Montana, que la van liderando los candidatos conservadores por un estrecho margen. Aún así, cuando ya has obtenido más de 50 escaños, consigues la mayoría en la cámara alta- a su haber. Los liberals controlan la Cámara de Representantes, y los conservatives, el Senado.
Siempre que analicemos unas elecciones midterm, hemos de tener en cuenta que el 95% de los presidentes han tenido que lidiar a partir del final de su segundo año de mandato con un Congreso controlado por su partido contrario ¿A qué se debe esto? Pues a que los norteamericanos siempre han solido votar más al partido en la oposición para limitar el poder del presidente. Algunas para castigarle y otras para limitar su poder. De esta manera, obligas al inquilino de la Casa Blanca a llevar a cabo las reformas más urgentes e importantes durante sus dos primeros años de mandato. En lo que respecta a los comicios que nos ocupan, no se trata de un voto por castigo ya que la oposición solo ha conseguido veintiséis escaños más en la Cámara de Representantes, y no han conseguido arrebatar el Senado al partido del presidente. Si hubiera sido un voto por castigo, los demócratas hubieran logrado un centenar de escaños en la Cámara de Representantes y una mayoría nada despreciable en el Senado –como le hicieron a Barack Obama-. Si la situación en EEUU fuese normal, los demócratas hubieran ganado en ambas cámara por un estrecho margen.
Pero la situación no es normal. La economía está batiendo récords históricos de tasa de desempleo, a la par que los salarios aumentan. Todo esto, merced a las medidas desregulatorias llevadas a cabo por el ejecutivo y a la histórica reforma fiscal. También, se están reestructurando distintos acuerdos comerciales con otros países y se ha llevado a cabo una política exterior bastante exitosa. Amén de esto, tenemos a un Partido Demócrata que, en vez de dar la batalla electoral con un discurso moderado para asegurarse ambas cámaras, han optado por escorarse todos hacia la izquierda cantando al son de un loco socialista llamado Bernie Sanders. El Partido Demócrata ha dejado de ser un partido nacional para convertirse en el partido de las minorías, coqueteando con locos violentos de extrema izquierda como Blacks Lives Matter o los Antifa. Los demócratas tienen una historia muy significativa de partido de minorías, aunque ha habido momentos en los que ha sido el partido de la gente común. Como dijo Ronald Reagan: Yo no he abandonado al Partido Demócrata, el Partido Demócrata me ha abandonado a mí.
¿Cuáles serán las consecuencias de la nueva situación parlamentaria? Principalmente, que Trump se puede ir olvidando de su plan de construir el famoso muro y de los recortes del 5% a todos los departamentos federales. No se van a poder aprobar los presupuestos que quiere el Despacho Oval, así que puede haber un cierre de gobierno, financiándose únicamente lo justo y necesario para mantenerse, siendo positivo este hecho a la hora de reducir la deuda pública. Pero seamos realistas, los políticos raramente aceptan esta situación por lo que no se recortará en gasto público como quieren los republicanos, aumentando así la deuda federal. Luego verborrearán los demócratas con que bajar los impuestos es malo. Algo así le pasó a Reagan.
Por suerte, esto no perjudicará mucho al crecimiento económico y EEUU vivirá otra buena década de los 80, incluso la va a superar. Lo malo, es que los demócratas en el Congreso, liderados por la pedante Nancy Pelosi, darán el coñazo con investigaciones para intentar desacreditar a Trump. Buscan el impeachmant pero no lo encontrarán porque ni hay motivos para ello y ni tienen mayoría en el Senado.
Tampoco podemos obviar gratuitamente que se han celebrado elecciones para gobernador. No las doy mucha importancia ya que apenas nada ha cambiado, controlando los republicanos la mayoría de los estados.
Podemos decir, pues, que la victoria se la ha llevado el Partido Republicano, frente a la academia, los medios y la Historia electoral. Una vez más se resalta que el abismo que hay entre la élite progre de la coste Noreste y la costa Oeste frente al resto del país. Una victoria pírrica, sí, que nos dejan con ganas de más, pero victoria al fin y a la postre.
Posdata: me gustaría resaltar como los republicanos han asentado su victoria en Florida, tanto en el Senado, como en la Cámara de Representantes y en la gobernación estatal. Un estado con un gran porcentaje de hispanos, muchos de ellos involucrados en la causa liberal consevadora.
Estudiante. Liberal Clásico, Hayekiano y apasionado de
la Historia.
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