En España tenemos la curiosa creencia de que cualquier problema puede ser arreglado promulgando una ley al respecto. Cualquier problema significa cualquiera, es decir, fumar, comer, beber, creencias, costumbres, modas o cualquier otra. Si la presión social, que suele venir marcada por los medios de comunicación, se orienta hacia algún problema podemos apostar a que en poco tiempo se hará una ley ad-hoc para tratarlo.
Incluso me atrevo a ir más lejos. Ya ni siquiera es necesario promulgar las leyes sino anunciar que se va a legislar en cierto sentido. Con el mero anuncio (o globo sonda) se consigue por un lado ver la reacción de la sociedad antes de regular efectivamente y por otro calmar la presión social sobre el tema en cuestión. Un ejemplo de esto sería los varios anuncios de reforma fiscal que se dieron en 2014 y que tras muchos retoques por fin llegó al BOE (con reducciones miserables del IRPF y aumentos en otros impuestos que ni de lejos compensan las subidas de 2012).
Muchas de las leyes que se promulgan quedan en mera declaración de intenciones, que como bien decía el Conde de Romanones Ustedes hagan la ley que yo haré los reglamentos queriendo significar que si bien el espíritu de la ley es uno, el desarrollo reglamentario que lo pega a la tierra puede ser muy diferente.
Además, muchas de las leyes que se van superponiendo unas sobre otras desde ámbitos estatales, regionales o municipales tienen una muy difícil aplicación práctica y un impacto real muy limitado. Por ejemplo, la ley que obliga a retirar aceiteras rellenables por envases no rellenables o unidosis es incumplida en muchísimos lugares sin que nadie salga corriendo a poner denuncias por ello. Igualmente con el tabaco, donde les puede decir varios sitios donde se fuma bastante libremente. O las leyes anti piratería digital que existen y son sistemáticamente ignoradas por casi todos, jueces incluidos.
Así que nos encontramos con una serie de problemas en la justicia que resumiría en:
1.- Impunidad ante el incumplimiento de la Ley. Cuanto menor es el delito más impune queda. Pequeños hurtos, agresiones no letales (vamos, darle una par de leches a alguien), delitos de tráfico En incontables ocasiones quedan sin su castigo porque total sólo ha robado un disco, o sólo ha aparcado en doble fila o sólo Las leyes deben ser cumplidas y los infractores castigados. Si no se puede hacer cumplir una ley, mejor que no exista.
2.- Doble rasero. Como dice el dicho, La justicia es como una tela de araña; deja pasar al pájaro pero atrapa a la mosca. Muchos pájaros han atravesado la tela de araña y lo sabemos porque salen en los diarios, por lo que me ahorraré nombres de todos conocidos, mientras que algunas historias pequeñas y lamentables como la de la mujer que usó una tarjeta de crédito para comida y que años más tarde debe ingresar en prisión, que nos sacan de nuestras casillas.
3.- Desconocimiento del sistema judicial. Si se paran a pensar, verán que conocen a la perfección el sistema anglosajón de justicia a base de ver películas, pero desconocen absolutamente el propio. ¿Qué es un fiscal? ¿Qué hace un procurador? ¿Es necesario un abogado o me puedo defender yo sólo? ¿Cuándo un juicio es con jurado o con tribunal? Apuesto a que nadie fuera del sistema judicial acierta más de la mitad de las preguntas. Esto origina más inseguridad porque nadie quiere meterse en pleitos.
4.- Lentitud. Este punto es el que hace que la justicia se convierta en injusticia. La justicia aplicada años después no sirve de nada, e incluso es contraproducente, irritante y desmoralizadora.
5. – Complejidad. Las leyes deben ser pocas y no intrusivas en la vida privada de las personas. No deben ser cambiantes ni contradictorias como son las leyes estatales y las regionales. La maraña legislativa es completamente inasumible e incomprensible para el ciudadano medio que opta por la inacción por miedo a castigos que no tiene claro que le puedan ser aplicados o no.
Todo ello nos lleva al punto de la Seguridad jurídica. Para el que no conozca este concepto, es la certeza de que se conocen los delitos, las penas, etc. y que serán aplicadas las leyes en toda ocasión y de igual manera a todos. Tener sensación de inseguridad jurídica tiene unas consecuencias letales para la Sociedad y su desarrollo; muchos dejan de poner negocios porque saben que si alguien no les paga no hay una justicia que les ayude. Hace que muchas personas comentan delitos porque saben que no van a ser castigados o que no van a tener que resarcir a nadie por ellos. Hace que las Policías estén desmoralizadas porque saben que los delincuentes que capturan van a ser liberados por el sistema a continuación
La Sociedad se deteriora y empobrece cuando todo lo anterior ocurre e inevitablemente la Libertad se resiente. Es imposible ganar Libertad sin Justicia.
EDUARDO MOLINS
Madrid 1968) Economista y Máster en Asesoría Fiscal por la Universidad San Pablo CEU. Trabajando en gestión de Sistemas de Información desde hace más de 20 años.
Creo en el derecho a la búsqueda de la felicidad.
Deja una respuesta