El endeudamiento de las naciones: políticas clientelistas cuyo único fin es mantener un estado sobreaborotado y ahogado a promesas que no existen, promesas que no llegan. Cuyo único fin es el mantenimiento de un sistema fraudulento, de un estado en agonía que ansía no admitir una verdad dolorosa: su propio lastre económico. Políticos que no están a la altura de las circunstancias, que clavan en favor de unos pocos votos, que luchan por sus intereses personales, no ven nación sino partido. Una clase política que maquilla un clientelismo sin precedentes, y que asumimos como normal. ¿Qué te ha pasado Europa? Un estado que anhela su propia supervivencia en el clamor de su propia agonía, un estado clientelista, enemigo de toda libertad. El sobre endeudamiento de nuestras naciones es el principal problema de la España de nuestros días. Una deuda que nadie paga, que nadie cree merecida. Una deuda que todos hemos originado. La triste realidad de este circo es que tu la pagas con años de vida. Tú la estas pagando con años de libertad. Y hasta que no pagues los más 20,000 euros que cada español debe al estado, seguirás trabajando con tus años de libertad. Hoy más que nunca clamamos la muerte de nuestras libertades. Cuando analizamos la historia de nuestra cultura, nos damos cuenta que tras extensos periodos de bonanza económica, estabilidad y libertad de todo individuo; a la hora de afrontar un cambio de ciclo económico resurgen los fantasmas de los nacionalismos: los propios merecidismos. Hoy más que nunca, Europa se enfrenta a los fantasmas de su pasado. Vemos a una Le pen que comienza a vertebrarse en el estado francés. Somos testigos de cómo partidos de extrema derecha empiezan a levantarse en la Europa central. Admiramos desconsolados como Europa se hace cada vez más débil. ¿Cuando empezamos a malcriar a nuestros hijos? ¿En qué momento de nuestras vidas los educamos tan merecidos? Invitaría a todo el mundo a sacar llagas en las manos para poder opinar sobre algo. Hoy vivimos aterrados ante un populismo de izquierdas que se levanta por momentos y envenena la mente de nuestros hijos. Que claman el comunismo como verdad única y absoluta: verdad universal. Una ideología que ha matado a más de 100 millones de personas en la historia de nuestra humanidad. Jóvenes que nunca han trabajo, que por nada han luchado, y que te sueltan tan tranquilos, estudiados y no estudiados: ingeniería social. Como ya sabemos todos somos filósofos para opinar, pero nadie es nada para sacrificarse y trabajar. A matar gente: aquí el problema es el capital. El capitalista: un padre y una madre de familia que busca un futuro para sus hijos, ese es el enemigo de nuestra libertad. Un capital que en el año 2030 habrá creado 1800 millones de personas de clase media en todo el mundo. Presumiendo de arrogancia normalizamos nuestros privilegios. Porque tener 20 años y no saber lo que significa trabajar se llama privilegio. Somos de las primeras generaciones de toda la historia de Europa que hoy tiene este privilegio. Todos depresivos. Hoy nos sepultamos ante el lastre de nuestra ignorancia. Los populismos atacan nuestras libertades. Son amenazas claras y concisas ante aquello que hemos construido con nuestra propia libertad, por nuestra propia decisión, por aquello que creíamos valía la pena luchar y definirnos. Porque hoy esos ideales, aquellos que hemos tocado con las yemas de nuestros dedos, se están marchitando. Nos enfrentamos ante una sociedad que ve con buenos ojos los terribles sucesos acaecidos por los comunistas a lo largo de la historia. ¿Cómo es posible que los hijos de nuestra Europa puedan silenciar los horrores del pasado comunista? Jóvenes que no saben lo que votan. Jóvenes que no tienen ideología alguna porque en las escuelas no les han enseñado a pensar. Que no es culpa de nuestros docentes: magnificos profesionales en su labor que nadie tiene que decirles cómo hacer su propio trabajo. Porque es la política, que prostituye las escuelas en pos del que gobierna. Al fin y al cabo, hay que saca votos. Jóvenes que no les han enseñado a ser críticos, a pensar por su cuenta, y bañados de arrogancia y soberbia, predican ser conocedores de verdades universales. ¿Qué te ha pasado Europa? Europa, una burguesía acomodada que solo reconoce derechos y no deberes. Una nueva burguesía que en los privilegios conquistados por sus padres se ha redimido, y no ha tardado nada en olvidar. Una burguesía que ha olvidado los fantasmas de su pasado, y que hoy comienzan a renacer, vende su libertad a esperanzas banales, significados vacíos – todo por el partido – pues es incapaz de asumir su propia desdicha. Hoy estamos ante una Europa conformista y merecida. Que se muere por momentos ante el lastre de su historia. Una Europa que quizo hacer que sus hijos no conociesen la palabra hambre, hambre y hambre. ¿En qué momento de nuestra historia comenzamos a vender nuestra libertad a lideres y libertadores? Hoy brindamos por la muerte de nuestra Europa. Una Europa que nos engendró filosofía y razón. Hoy brindamos por la muerte de nuestra amada libertad. Una libertad nacida de la riqueza y paz de nuestras naciones. Hoy brindamos, por la muerte de nuestro Dios.
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