Otra vez pendientes de la subasta que Red Eléctrica Española remite a la Comisión Nacional del Mercado de la Competencia (CNMC). Una propuesta sobre la próxima subasta de incentivos de interrumpibilidad eléctrica (el dinero que cobran ciertas grandes industrias como Alcoa, Azsa y Arcelor por interrumpir su producción para dejar libre electricidad en el caso de cotas de máximo consumo), es decir una subvención pública.
Otra vez nervios para los trabajadores de estas industrias intensivas en consumo de electricidad y empresas auxiliares. Se tiende a echar la culpa a las empresas energéticas de estas anomalías y no es así. Hay que decir que la electricidad es cara en España por los impuestos y las tasas. El 61% del coste final de la factura de la luz se destina a cosas que no tienen que ver con el sistema eléctrico y que han sido impuestos por el Estado. Solo tenía que incluir lo propio del sistema, es decir, los gastos que implica generar la energía, transportarla, distribuirla y comercializarla, así como el IVA.
El precio de la energía en España está entre las más baratas de Europa, aunque luego la factura se eleva por las tasas e impuestos que han ido estableciendo los distintos gobiernos.
Entre estos costes está: La moratoria nuclear, costes de transición a la competencia, carbón nacional, generación extrapeninsular, impuesto eléctrico (5,11%), deficits de tarifa y la más importante, las subvenciones a las energías renovables (que es el 21% del recibo, esto fue sobre todo porque el Sr. Zapatero quería ser el más verde de la Unión Europea).
Pero es que todos estos conceptos podían ir con cargo a los Presupuestos Generales y el recibo de la luz sería más barato, seríamos más competitivos, atraeríamos inversiones internacionales y eliminaríamos la incertidumbre constante de la subasta de interrumpiblidad. Claro, pero tendríamos que quitar las Diputaciones porque el déficit se desataría; habría que disminuir la cantidad de universidades públicas existentes. Pero esto no lo harán los partidos gobernantes, porque en estas instituciones tienen muchos intereses.
A lo máximo que llegan los mandatarios para solucionar el problema, es que a estas industrias hay que ponerles un precio especial, o sea una subvención a la que tan acostumbrados están. Pero la subvención es un modelo perverso porque beneficia a unas empresas a costa de otras que son exitosas.
Que el 61% del recibo sea costo estatal que lo soportan las empresas, y no de energía, afecta a los trabajadores, pues este incremento artificial se traduce en menores salarios y más despidos. Menos coste estatal (impuestos) produce que los trabajadores puedan recibir más salarios y que hubiera más empleo.
Los liberales creemos que quien crea empleo son las empresas privadas y los autónomos y, cuando decimos que no hay que agobiar con impuestos y tasas, no lo decimos como algo abstracto. Creo haber explicado a los señores trabajadores de la industria metalúrgica y a los ciudadanos lo que se esconde en este gran coste que es el recibo de la luz.
Hay que desmontar muchas falacias de los partidos socialdemócratas, que se apuntan a todo y todo lo dejan a medias.
JOSÉ CLEMENTE FERNÁNDEZ GONZÁLEZ
Economista. Experto en Contabilidad e impuestos.
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