Estamos en una sociedad donde todo el mundo opina de cualquier cosa, independientemente si están más o menos formados, cercanos o participado de alguna forma en aquello que se critica. Ciertamente es uno de los síntomas de la democracia: poder opinar sin peligrar la existencia del individuo.
España está intentando acometer una empresa a nivel educativo en los colegios e institutos. Algo relativo a los últimos 60 años: Terrorismo. ¿Qué significa esa palabra? Se trata de una “actuación criminal de bandas organizadas, que, reiteradamente y por lo común de modo indiscriminado, pretende crear alarma social con fines políticos”, según la Real Academia de la Lengua Española.
Quizá algunas personas, un poco pusilánimes, pensaron en la bondad de la herencia cristiana en la derecha nacionalista. El PNV, de larga tradición católica, apostólica, romana y traidor con los ciudadanos en múltiples sentidos, ha elaborado un plan propio para sus competencias de enseñanza.
El grupo armado ETA nace de una excisión de las juventudes del PNV en 1952, quienes estaban en desacuerdo con la posición del partido contra el régimen franquista. Ahí apareció el grupo terrorista, con influencias socialistas, marxistas, siguiendo las corrientes revolucionarias avaladas por la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS).
La forma preferida por los terroristas es la comisión de acciones violentas contra infraestructuras y personas. La vida es el bien más preciado del ser vivo. El temor a perder la existencia causa un miedo irrefrenable al tener que abordar situaciones, momentos o lugares. Esas son las consecuencias de crear terror en los ciudadanos.
Los atentados terroristas deberían tener una consideración especial dentro del Código Penal. Resulta inaudito premiar a los delincuentes cuando la acción de la justicia no puede ser aplicada por evasión del autor o autores: es un premio en el pulso contra el estado, nación y sus habitantes. ¿Y el coste?
Los grupos organizados fueron avanzando en el conocimiento del manejo de armas y explosivos, secuestros y extorsiones. Sus entrenamientos en Libia y Argelia, junto con experimentos en los bosques de Francia, llegaban a las calles de las ciudades españolas en formato de coches o paquetes bomba.
Es imposible de olvidar a Begoña Urroz. Una bebé de 22 meses, quien resultó abrasada en la explosión de una bomba en la estación de ferrocarril en Amara (Guipúzcoa). Carlos Alonso Palate y Diego Armando Estacio fallecieron en el aparcamiento de la T-4 del aeropuerto de Madrid Barajas al explosionar un coche bomba.
Durante meses estuvieron los etarras cavando un túnel en la calle Claudio Coello, donde colocaron una enorme cantidad de explosivos, que activaron al pasar el vehículo del Presidente del Gobierno Luis Carrero Blanco. En ese atentado fueron asesinados también el Policía Nacional Juan Antonio Bueno Fernández y el conductor José Luís Pérez Mogena. Menos tiempo tuvieron para colocar una bomba lapa en los bajos de un coche de la Guardia Civil. En este atentado se asesinaron a los agentes Carlos Sáenz de Tejada García y Diego Salvá Lezaun, junto al Cuartel de la Benemérita en Palma Nova, Mallorca.
Desde luego no era la única forma, ya que también se acercaban por la espalda, en superioridad de elementos, con sorpresa y aprovechando la noche, disfraz o engaño a víctimas para disparar a sus sienes. El ex alcalde de Echarri Aranaz, provincia de Pamplona, Jesús Ulayar Licega llegaba a su casa, donde esperaban su esposa y cuatro hijos del matrimonio. Un individuo llamó su atención para dispararle sin mediar palabra. Falleció a los 60 años de edad. El abogado Francisco Múgica Herzog tenía 62 años, cuando recibió un tiro en la nuca al salir de su despacho, caminando por las calles de San Sebastián. Su hijo José María iba por la acera contraria en compañía de su esposa al encuentro de su padre. Los terroristas encañonaron a este cuando se acercó corriendo.
Los secuestros fueron otro de los tipos delictivos usados por los terroristas. Antonio María de Oriol, Presidente del Consejo de Estado, y Emilio Villaescusa, Teniente General del Ejército y Presidente del Consejo Supremo de Justicia Militar, fueron dos de sus objetivos. Al igual que ellos, José Antonio Ortega Lara, funcionario de prisiones -tras 537 días de cautiverio-, fueron liberados de zarpas terroristas. Sin embargo, desgraciadamente, no corrió la misma suerte Miguel Ángel Blanco Garrido. Un terrorista de ETA descerrajó dos tiros en su cabeza. El arma utilizada era del calibre 22, muy pequeño para producir la muerte instantánea y efectiva para alargar la agonía durante horas, demasiadas horas.
La saña de los asesinos llegaba a límites insospechados. El empresario José María Bultó, de 76 años, fue asaltado en casa de unos familiares. Le adosaron una bomba al pecho y dieron instrucciones para la entrega de 500 millones de pesetas. En caso contrario, explosionarían el artefacto. Tras unas horas, el señor Bultó intentó despegar de su pecho el artilugio sin éxito; murió al instante.
Estos apuntes históricos recogen atentados terroristas realizados entre 1.960 y el año 2.009. Nos han atacado a todos los sectores de todas las formas. ¿Qué diferencia encuentran de unos a otros? Terra
Lliure, GRAPO y ETA, entre otros, han sido los autores de la mayoría. Ni se han arrepentido ni colaborado con la Justicia; ni resarcieron las responsabilidades civiles a las víctimas o al Estado; ni sabemos la verdad de más de trescientos asesinatos y dudamos de la autoría de 192 más.
La historia del terrorismo contada en las aulas a los niños y jóvenes es parcial, sesgada y trufada de mentiras. Las competencias de Enseñanza deben ser recuperadas para España de manera única. Quizá sea la garantía de evitar que los terroristas sean elevados a los altares y las víctimas pasemos a la clandestinidad; una opción más cercana cada día que pasa en este hermoso país nuestro, llamado España.
De aquellos asesinos, algunos hay correteando por las calles en loor de multitudes, agasajados como héroes. Es más, se han significado como actores políticos, queriendo hacer olvidar este triste pasado, cuando no pretendiendo cambiar la historia del Terrorismo.
Valladolid 1970, ha sido Guardia Civil con diversos destinos, entre ellos en el Estado Mayor del Ejército de Tierra (EME). Fue retirado del Servicio Activo debido a las secuelas sufridas en el atentado terrorista del día 11 de marzo de 2004 en el tren de cercanías de Santa Eugenia (Madrid). Ha publicado tres novelas de temática negra y policiaca: “Alfil blanco, peón negro”, “Senda de lealtad” y “Coser y cantar”.
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