“I have legalized robbery, called it belief
I have run with the money, I have hid like a thief
Rewritten history with my armies and my crooks
Invented memories, I did burn all the books.”
The Man’s Too Strong – Dire Straits
Al lector aficionado al cine le habrá venido a la memoria la inolvidable película de Stanley Kubrick, estrenada en 1956, al leer el título de este artículo. Por desgracia, el latrocinio que preparan “Los Picapiedra” (Pedro y Pablo) no es ficción sino realidad. Una situación dura y cruda que impactará de forma y manera brutal en el bolsillo de los españoles.
El envejecimiento de la población española unido, felizmente, a un elevado crecimiento de la esperanza de vida, dispara cada año el gasto en pensiones. Dicho dispendio pasó de 79.200 millones de euros en 2005 a 153.800 millones de euros (dato estimado) en 2019.
Los sucesivos gobiernos vienen utilizando desde 2012 el Fondo de Reserva de las pensiones para hacer frente al pago de las mismas. Sin ir más lejos, está previsto que esta Navidad se empleen 3.000 millones de euros, dejando tan sólo 2.000 millones en la popularmente conocida como “hucha” de las pensiones. Además, por tercer año consecutivo, el gobierno agotará el crédito extraordinario anual que la Agencia Tributaria le concede para asuntos relacionados con las pensiones. Estamos hablando de la escalofriante cifra de 37.660 millones de euros que, en algún momento, tendremos que devolver.
Con este escenario, “Los Picapiedra”, noveles en economía, aunque se tengan por Nóbeles, han llegado a la conclusión de que hay que fortalecer los ingresos de la Seguridad Social. Y, por supuesto, esto debe hacerse vaciando aún más, si cabe, el bolsillo del contribuyente.
No se plantean la revisión de un sistema concebido para una esperanza de vida mucho menor, que se ha convertido en un esquema Ponzi al más puro estilo Madoff. Sus prejuicios ideológicos les impiden ver la necesidad de transitar hacia un procedimiento mixto, que permita que el ahorro privado complemente las aportaciones públicas, como están haciendo muchos de los países del primer mundo.
Me quedo “pasmao”, como González, cuando leo en prensa del 27 de noviembre que, lejos de pensar en ello, tienen la intención de eliminar las ventajas fiscales de los planes de pensiones. Es decir, consideran que la solución es desincentivar totalmente el ahorro y aumentar la presión fiscal.
Esta es por supuesto una iniciativa que viene recogida en el programa electoral de Podemos y con la que el PSOE, dada su debilidad parlamentaria, va a tener que tragar si quiere gobernar. Y Sánchez quiere mandar a toda costa. Si realmente la situación actual de los planes de pensiones no es de auténtico incentivo fiscal, sino de un mero diferimiento de la fiscalidad, la eliminación de este solo puede tener una consecuencia: los ahorradores dejarán de aportar dinero a estos vehículos financieros.
También quiere Podemos subir las cotizaciones y eliminar todo tipo de reducciones y bonificaciones. Y, peor aún, fulminar los topes de cotización, con la excusa de que los salarios más altos coticen más. Vale la pena recordar que los topes se establecieron cuando empezaron a percibirse los primeros síntomas de debilidad en el sistema, precisamente para evitar tener que pagar pensiones muy elevadas a las personas con retribuciones más altas. Así, ya que se imponía una pensión máxima, al menos aquellas personas que iban a percibir menos de lo que les correspondía cotizarían en consonancia.
Ahora estos ladrones de guante blanco, estos redistribuidores de la nada, pretenden que estos profesionales coticen por todo su salario (actualmente el tope está en 4.070,10 € brutos al mes) y perciban a futuro una pensión muy inferior. A esto lo llaman justicia social. Y ya decía Hayek que todo término al que se añade la coletilla de “social” pasa inmediatamente a convertirse en su antónimo.
Me encantaría cerrar este artículo con ese tan manido “¡Qué disfruten lo votado!” Pero que quieren que les diga, yo no les he votado y también les voy a “disfrutar”… Abran sus paraguas y preparen la cartera.
Artículo aparecido en LNE, la columna de el Club de los Viernes
FERNANDO SICILIA FELECHOSA
Licenciado en Ciencias Económicas y Empresariales por la Universidad de Oviedo en 1995. Diploma in Business Studies por la University of Bradford (Reino Unido) en 1994. Máster en Análisis Financiero por la Universidad Carlos III de Madrid en 1998. Diploma in Options, Futures & Other Financial Derivatives por la London School of Economics & Political Science en 1998. Senior Auditor Credit & Operational Risk en Banco Santander, División de Auditoría Interna (1999-2005). Desde abril 2005, Director Gerente de Clínica Sicilia. Máster en Dirección Económico – Financiera por CEF – UDIMA.
Deja una respuesta