El déficit de capital
A los distintos gobiernos de España nunca les ha interesado que las empresas ganen dinero más allá de la banca, los amiguetes o las empresas que denominan estratégicas.
Es decir, las que tienen contacto directo con el gobierno de turno.
Mercantilismo puro y duro.
Inyectar dinero a la economía Española
Así cuando hablan de relanzar la economía inyectando dinero quieren decir gasto público, donde las partidas más jugosas suelen ser en obra civil o licitando nuevos servicios.
Si antiguamente, la construcción de una carretera empleaba a miles de trabajadores, hoy con maquinaria pesada apenas mueve empleo y son las empresas más próximas al poder, las que se llevan las licitaciones propiciando la corrupción.
Otra forma de inyectar dinero en la economía y sin generar corrupción es la disminución de impuestos, dejando libertad al ciudadano para gastar, ahorrar o emprender y al empresario para recapitalizarse y ser competitivo.
El resto de empresas sólo les interesa como fuente generadora de impuestos y de empleo.
Las pymes y las micropymes en España
Consecuencia de esto es la escasa capitalización de las pymes y micropymes así como los rígidos sistemas laborales que unos más que otros han venido manteniendo, exigiendo la misma rigidez a las más pequeñas como a las más grandes.
Los políticos se hinchan con palabras de apoyo al emprendedor, pero lejos de dinamizar la economía y crear riqueza en realidad lo que pretenden es desprenderse de la obligación de mantener desempleados al tiempo que generan caja por IVA.
La principal ayuda al emprendedor consiste en capitalizar el paro o en descontarlo como pago de la cotización de autónomo.
Es un descargo de responsabilidad del Estado en prestaciones por desempleo.
El autónomo ya no tiene derecho a paro.
Cuando pedían que se reanudara el crédito al consumo, no pensaban dinamizar la economía, pues las familias, hiperendeudadas, ya no podían aumentar más sus deudas.
Se puede deducir que más allá de la galería, el gobierno pretendía ingresos por IVA.
Ejemplo de ello son las ayudas a la compra de automóviles.
La situación durante la crisis
Durante los años más duros de la crisis, cuando las empresas no encontraban crédito se generó un efecto de crowding out: Los gobiernos de turno se llenaban los bolsillos acaparando todo el crédito disponible por la puerta de atrás, produciendo un efecto desplazamiento en la oferta del crédito desde las empresas hacia el Estado.
Mientras, por delante pedían a gritos que se le diera crédito a las mismas empresas que ellos secaban.
Si bien es cierto que muchas de esas empresas estaban ya quebradas, otras podrían haberse salvado.
También podrían haberse salvado muchas si tuviéramos una decente ley de quiebras, la actual sólo perjudica al acreedor ordinario frente a las deudas que el concursado tiene con la seguridad social y con hacienda, quién incurre en gastos judiciales innecesarios para no cobrar ni un céntimo.
El estado y la falta de capitalización
Vemos aquí el interés del Estado en salvar empresas: quieren quedarse con todo el capital de la empresa y que esta sobreviva manteniendo el empleo a costa de aumentar deudas.
Con esta falta de capitalización, es difícil que la industria española invierta en mejoras del proceso productivo y en I+D, perdiendo competitividad respecto a las extranjeras.
También el sistema fiscal penaliza mucho el ahorro así como el transvase intergeneracional de ahorro con el impuesto de sucesiones.
El ahorro es capital y de aquí viene que muchos futuros empresarios tengan déficit de capital al iniciar su actividad.
Falta de recursos para generar riqueza
Ante la falta de recursos acuden a la banca, nacen por tanto muy endeudadas mientras se impide que un padre done dinero a su hijo para crear una empresa y salga del paro sin haber tributado antes.
Resulta paradójico ver como los gobiernos de turno tratan de atraer capital extranjero sabiendo que esos mismos gobiernos han evitado que en España haya capital propio.
Con todo tipo de trabas laborales, autonómicas, fiscales y comerciales, cada vez la inversión extranjera es menos industrial y se concentra más en inversión financiera, de fácil desinversión y poco intensiva en empleo.
Así mientras descapitalizamos a la empresa española generadora de empleo y nos echamos a los brazos de financieros extranjeros de fácil huida, el país sufre crisis cada vez más duras.
Apreciar a los generadores de riqueza
Los países más prósperos, con menos desempleo y que menos has sufrido la crisis, no son los que más han aumentado el gasto público, sino aquellos que al tener bajos los impuestos han permitido el ahorro y por tanto crear más empresas, mejor capitalizadas y solventes.
Nuestros gobernantes deben apreciar que la empresa es generadora de riqueza, y no sólo contribuyente y empleadora.
Así, deben promover un sistema fiscal que incentive el ahorro y las sucesiones, deben permitir que se recapitalicen las empresas y deben hacer más justo y rápido el proceso concursal.
Si continúan ordeñando la vaca empresarial, sin permitir antes su engorde, pronto se quedarán sin leche y sin vaca.
Diplomado en Ciencias Empresariales,
máster en mercados bursátiles y derivados financieros por la Uned. Pequeño empresario.
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