No me pises. Nunca pises una serpiente.
No me marques el camino.
No me digas qué leer ni a quién escuchar.
No me señales quiénes son los buenos y los malos.
Déjame ser libre, no intentes adoctrinarme.
Yo no sigo tu senda, yo abro camino.
No formo parte de tu rebaño. No sirvo para oveja.
No me interesa tu lobo disfrazado de pueblo.
No te metas conmigo, déjame vivir.
No me dirijas, no soy tu marioneta.
No me digas lo que deben estudiar mis hijos.
No me hables de lo que me conviene y lo que no, no te conozco.
Sólo quieres vivir a mi costa.
Dirigidos por ti, nunca seremos libres.
Yo quiero coger mis riendas, no quiero pedirte permiso.
Por cada nuevo comité de políticos para interferir en mi vida…
Os enviaré como Franklin, una cesta con sonido de cascabel.
Deja una respuesta