«La coerción de la mayoría sobre la minoría sigue siendo coerción»
–Murray N. Rothbard
Los liberales entendemos que no todo lo que la mayoría de la ciudadanía quiera debe realizarse por ser la voluntad mayoritaria, sino que debe protegerse el valor primordial de la libertad.
En base a esto, la secesión de un territorio, con el objetivo de la creación de un nuevo Estado, sin darse el contexto histórico-cultural apropiado, es un grave error, dado que lo que se está creando, sin la base oportuna, es un nuevo ente coactivo. En el caso catalán, no se da esta base histórica-cultural apropiada. En relación a las cuestiones históricas, hay que decir que Cataluña siempre ha formado parte del territorio español.
De hecho, en el bando secesionista, se toman dos muestras históricas para sostener la tesis, según la cual, Cataluña llegó a ser un Estado independiente: una de ellas guarda relación con la Reconquista. Si en ese momento histórico se pudiera hablar de un “Estado independiente”, sería de la Corona de Aragón, no de Cataluña. Pero ni siquiera por esa razón, dado que dicha Corona no puede ser considerada como Estado, teniendo, como reino, estrechas y sólidas relaciones con el resto de los territorios que hoy comprenden la geografía española, tanto de tipo militar como político, siendo las fronteras inexistentes o difusas.
La otra muestra histórica que utilizan es la rebelión de “els segadors”, en la que un colectivo no mayoritario se levantó contra la monarquía española. Dicha rebelión sirvió a las elites políticas catalanas para proclamar la independencia y entregar su soberanía al vecino francés. Sin embargo, no se puede decir que esta situación (durante su breve periodo) se cumpliese de facto, sino que, más bien, quedó como una rebelión política sofocada gracias a la colaboración de gran parte del pueblo catalán.
En cuanto a la situación cultural, es evidente que es difícil diferenciar (salvo por las reivindicaciones lingüísticas y políticas) la cultura catalana de la del resto de España, ya sea por las relaciones económicas interterritoriales, por los nexos familiares o, quizá, por el arte o la política (en la que se pueden analizar similares tendencias si agrupamos a los partidos por ideologías, sin tener en consideración el asunto secesionista).
La creación de un estado debe proceder de un proceso histórico y no ser un asunto de mayorías. No se es más liberal por apoyar un referéndum de secesión, dado que el liberalismo no trata de «libertades colectivas» sino de libertades individuales (la libertad la podemos definir como la capacidad para actuar de acuerdo con la propia conciencia, por ello afirmo que las libertades colectivas no existen). Lo que merece la pena que los liberales estudiemos apoyar es el derecho de independencia de un ciudadano (individualmente) respecto de un estado, es decir, que la adscripción a un estado sea un hecho voluntario y, por tanto, libre.
La secesión de Cataluña conllevaría la creación de un nuevo ente coactivo y además la imposición de nuevas fronteras y posiblemente de aranceles proteccionistas. Esto no es un ejercicio de libertad sino un nuevo caso de «dictadura de la mayoría». Podríamos hablar de una medida liberal si el permitir la secesión de Cataluña supusiera que se permitiese la secesión de otros territorios, como Barcelona, lo que nos acercaría más a la soberanía individual: por ejemplo, Barcelona podría secesionarse y adherirse a España, Tarragona podría secesionarse y constituirse en estado propio, o las familias de un pueblo secesionarlo, disolver el estado repartiendo el terreno público según las propiedades colindantes y secesionarse individualmente posteriormente. Sugerir el énfasis de un análisis por parte de los liberales no tiene por qué implicar que, por mi parte, sea respaldado.
Por otro lado cabe analizar el asunto de la nación. Consideran los independentistas que una nación se puede crear en base a la voluntad de la mayoría. No se puede, pero no porque se prohíba; lo que ocurre es que interpretan un concepto erróneo de nación. La nación no es otro ente político (un ente político siempre se puede crear, ya sea utilizando la fuerza de otro ente político previamente existente o utilizando la fuerza coactiva de una mayoría de individuos, que desean conformarse como un ente político y que la minoría discrepante se someta a ese nuevo ente), una nación es más que eso; es el resultado de un conjunto de sentimientos comunes a muchos y relaciones sociales y ético-culturales que unen a los individuos de un determinado lugar. España es una nación, aparte del estado homónimo, lo era antes de que este existiese como tal y lo será después de que este deje de existir.
No apoyo la celebración de un referéndum de secesión que tenga como objetivo la creación de un nuevo ente coactivo y nuevas fronteras, solo porque una mayoría así lo desee a pesar de la minoría discrepante.
La libertad es individual, nunca colectiva.
Estudiante de Ingeniería de Telecomunicaciones
Vallisoletano.
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