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[…] Si esa apuesta por el crecimiento es de por sí encomiable, en este caso lo es más, pues se realiza en un contexto adverso. Por ejemplo, se realizaron dos elecciones generales (de las que surgió el gobierno con menor apoyo parlamentario propio en 40 años de democracia), hay recurrentes amenazas de nuevos impuestos, trabas y regulaciones en todos los niveles de gobierno, las presiones para aumentar el gasto público son continuas (pese a que la deuda pública ronda el 100% del PIB) y, por si todo lo anterior fuera poco, se produjo un golpe de Estado en Cataluña. En ese contexto, lejos de hacer sus maletas y marcharse, los empresarios apostaron al crecimiento y crearon 859.700 empleos (lo que equivale a unos 1.500 nuevos puestos de trabajo asalariados por cada día laborable). Algo poco menos que heroico. […]
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