El Club de los Viernes ha entrevistado a Javier Benegas, analista político y responsable de opinión del periódico digital Voz Pópuli, además de coautor de los libros Catarsis y Sociedad terminal, para hablar de diversos asuntos de actualidad.
“El error ha sido haber intentado convertir el nacionalismo en una pieza cooperativa, cuando por definición era desleal”
¿Igualdad o libertad?
Sin igualdad no puede haber libertad. Existe una jerarquía y el primer puesto lo ocupa la libertad.
Socialdemocracia y liberalismo, ¿son antagónicos, o pueden ir de la mano?
Intentan que vayan de la mano, pero no pueden ir juntos. El liberalismo en realidad es el contrapeso de la socialdemocracia, la europea que conocemos, que es la única con la cuál puede existir una cierta convivencia. El liberalismo, tal y como lo entienden los libertarios, es una utopía igual que el marxismo.
¿Estado del Bienestar o bienestar del Estado?
El Estado debería ser un ente neutral e impersonal que garantice un marco legal. Por lo tanto, en la medida en que sea necesaria algún tipo de institución, el Estado debe existir, pero siempre muy vigilado, para evitar que aquellos que administran se beneficien así mismos.
En este sentido, ¿qué opina de la afirmación: “Los representantes de los ciudadanos están para servir y no enriquecerse”?
A ver, hoy en día enriquecerse de manera directa nadie lo hace. La corrupción ha evolucionado de manera prodigiosa. Antes tú hacías un favor y recibías un beneficio directamente desde la Administración. Sin embargo, ahora se ha refinado mucho y el beneficio quien lo recibe es un tercero, que a su vez es a quien se le facilita. Por ello resulta más difícil de perseguir ahora la corrupción. Y esto es lo que estamos viendo en todas las socialdemocracias, por muy transparentes que sean.
Hablando en términos económicos, ¿qué opina del gasto público en España?
La cuestión que más me alarma, es que después de la crisis de 2008 continuamos teniendo un gasto estructural superior a lo que nos podemos permitir. Ahora mismo tenemos un crecimiento que es claramente coyuntural, por el viento de cola, pero el gasto estructural se sitúa por encima, como si los ingresos creciesen en la misma proporción, cuando no es así. En mi opinión, de seguir así, nos exponemos a volver a sufrir otra recesión.
Vuelvo al plano de la actualidad. Aplicación del artículo 155, ¿si o no?
Si, estoy a favor de su aplicación, aunque yo lo entendía como una medida para prever lo que ha sucedido, es decir, no aplicarlo a posteriori. Y a partir de ahora, a la luz de los acontecimientos, posiblemente se quede corto.
¿Considera que la respuesta del Gobierno al proceso independentista está siendo correcta?
A mi juicio, el problema del Gobierno, y de cualquier otro partido que hubiera estado al frente del Ejecutivo, es como todo en la vida. Si tu no tomas la iniciativa otros la tomarán por ti. En este caso, el Gobierno ha ido a remolque de los acontecimientos cuando en política, ante situaciones tan graves como el desafío independentista, lo que hay que hacer es tomar la iniciativa para evitar males mayores. Quizás se si hubiese aplicado el 155 inmediatamente después del pasado 6 de octubre, seguramente no hubiésemos llegado a ver la declaración unilateral de independencia en el Parlamento catalán.
¿Qué le parece la postura de Podemos?
La postura de Podemos es cuanto peor mejor. Habría que preguntarles qué acordaron Pablo Iglesias y Oriol Junqueras en la cena que tuvo lugar en la casa del empresario Jaume Roures, propietario de Mediapro, porque no se entiende que en la votación del Senado, cuando se había declarado la república catalana de manera unilateral, Podemos votase en contra de la aplicación del artículo 155. ¡Hombre!, cuando ya se ha cometido un delito, ¿usted dice que el Gobierno no ha de velar por la legalidad y el derecho de todos los españoles? ¿Qué quieres, que se salten la Constitución y el resto de leyes, sin más? No se puede permitir de ninguna manera.
¿Considera que la marca España ha fallado de algún modo en Cataluña?
Yo creo que el concepto de España, como nación, se convirtió en tabú desde el inicio de la Transición. Cualquier referencia a la comunidad española quedó vetada por la corrección política. Además, se han utilizado otros conceptos para evitar hablar de los términos nación y España en una misma frase. Por ello, el independentismo ha aprovechado la coyuntura, el complejo, para transformar el imaginario colectivo a su antojo. De este modo, si no existe esa idea de que España es una nación, que ambos términos van juntos, no esperes después que nadie respete la legalidad que da amparo a esa supuesta realidad.
¿Fue el Estado de las Autonomías un error del 78?
Uno de los mayores errores de la Transición fue asociar la autonomía con la democracia. Por otro lado, defender un Estado federal tiene sentido cuando existe una clara lealtad, sin fisuras, en la clase política. Sin embargo, los nacionalismos siempre han sido desleales por naturaleza. El problema de Cataluña no es la financiación o el modelo territorial, sino el nacionalismo, cuya naturaleza es absolutamente desleal con el resto de territorios que forman España y que muchos no han querido ver. Por ello, el principal error ha sido haber intentado convertir el nacionalismo en una pieza cooperativa, cuando por definición era desleal.
A su juicio, ¿cuál sería la solución para convencer a los nacionalistas que van a estar en las elecciones del próximo 21 de diciembre?
Nos dicen que hay que promover un proyecto ilusionante para todos. Bueno, bien, es un punto de vista que puedo respetar y que, en cierto modo, puedo compartir. Sin embargo, el problema es más grave. Se trata del deterioro de la sociedad. Nos encontramos en una sociedad puramente sentimental, dónde los sentimientos construyen una realidad paralela que, si no se camina hacia un reconocimiento de la realidad, nada cambiará. El Estado nos trata como enfermos y nos inocula enfermedades, para después tratarnos con un remedio y nos sintamos bien. Y ahora en Cataluña para que se sientan bien necesitas darles la independencia. Y ese círculo vicioso es el que hay que romper, aunque resulte difícil de hacer. Se necesita dar un baño de realidad, porque el mundo no siempre es bello y bueno.
Licenciado en periodismo por la Universidad Rey Juan Carlos de Madrid y máster en Protocolo.
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