El pasado sábado 5 de Octubre, tuve la satisfacción de conocer a dos buenas personas, ciudadanos sencillos, honrados, responsables, amables y sobre todo profundamente comprometidos con el devenir de su país. El motivo del encuentro fue como miembro del Club de los Viernes, asociación en defensa de los principios liberales en el ámbito social y económico.
Junto con otros miembros del Club, nos desplazamos desde Madrid a Barcelona para compartir almuerzo y entrega de diplomas en homenaje a Juan Ribas y José Luis (conocido por sus acciones como Yellow Snake), los catalanes protagonistas de la reproducción del himno de España durante la ofrenda floral de los líderes independentistas al monumento de Rafael Casanova el pasado 11 de Septiembre. Esta acción tuvo un gran impacto en los medios pues los artífices consiguieron que el himno nacional se escuchara bien alto, interfiriendo en el cántico de los líderes nacionalistas durante su sagrada ofrenda y generando un gran malestar en los propios políticos y sus huestes de fanáticos. Para llevar a buen puerto esta acción, fueron necesarios muchas otras personas y no pocos medios durante los días previos.
Pero lo que más me interesa transmitir en estas líneas, es la gran lección de integridad humana, humildad y compromiso que estos compatriotas me han enseñado, al escuchar sus vivencias diarias en un entorno cada vez más hostil, que desde hace años sufren. Juan y José Luis insisten en recalcar que en esta acción, como en muchas otras que realizan de forma asidua, habría sido imposible sin la participación de muchos otros compañeros a los que igualmente va dedicado nuestro homenaje. Como nuestros protagonistas, existen cientos de personas, simples trabajadores en su mayoría, muchos de ellos mileuristas o incluso algunos sin trabajo, que se dedican a retirar símbolos independentistas como lazos y pancartas por ciudades y pueblos de la geografía catalana. Estos silenciosos héroes deciden, frente a la inmovilidad, a la resistencia pasiva y humillante, que es preferible arriesgar su integridad física, su puesto de trabajo, sus horarios y hábitos de vida y de su entorno familiar, y muchas otras mundanas cosas, solo por defender la Constitución y la libertad contra la imposición de la ideología nacionalista, que se intenta imponer de forma imparable. Entre estos ciudadanos que se organizan en brigadas de acción popular, hay de todos los pensamientos políticos, izquierda y derecha, republicanos y monárquicos, pero ante todo, que anhelan vivir como ciudadanos libres dentro de una Cataluña española.
No podemos mostrarnos impasibles al escuchar que algunos de estos ciudadanos acumula hasta doscientas sesenta identificaciones por parte de los mossos de esquadra, que se esmeran en ir a por el que retira lazos a la vez que ignoran a los agresores. Tan exorbitada cifra acaba generando un estrés insostenible para el común de los mortales, al pensar que en cualquier momento irás a la cárcel. Es como vivir en el mundo al revés.
Juan y José Luis no piden protagonismo alguno, solo quieren que destaquemos que hay muchas otras personas que se la juegan como ellos y que no debemos olvidarlos. En ningún caso, se plantean dejar de hacer lo que hacen, incluso a veces a sabiendas de sufrir agresiones. Juan nos enseña fotos de hematomas en las piernas por patadas recibidas al ser agredido por grupos de sectarios independentistas, sin embargo, no tiene remilgos en repartir estopa cuando ha tocado la ocasión.
Solo puedo estar agradecido a estas personas, que representan nuestros homenajeados Juan y José Luis, cuya actitud ante una amenaza a la libertad de todos los catalanes y resto de españoles, es digna del reconocimiento de nuestra asociación.
Gracias amigos, esperamos que siempre sintáis nuestro apoyo.
Enhorabuena